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Luke solo debía actualizar la página.

Era eso; una simple tarea, y podría quitar algo de la angustia que estuvo vagando en su cabeza por horas. Solo que, el cursor de su laptop seguía sobre el botón que debía presionar y era incapaz de hacerlo.

Quizá, se debía a la paranoia provocada por las faltas de horas de sueño desde los sucesos del viernes por la noche que solo pasaban por su cabeza como una constante cinta en repetición. Era como si estuviera consciente de lo que estaba pasando, pero a la vez solo estuviera congelado en el momento sin ser capaz de procesar todo.

Bueno, no todo. Porque, sin importar el estado en el que se encontraba, podía captar claramente el conocido aromatizante ropa y el aroma a canela con tabaco que estuvo impregnado en sus sábanas. Su rostro solo se hundía ese almohada con el conocido aroma, lo cual no ayudó en nada a su insomnio e hizo que fuera incapaz de salir de su cama sin importar cuántas fuerzas de voluntad reuniera.

Esperaba que el sonido de su estómago rugiendo de hambre fuera suficiente en los próximos minutos.

Era demasiado temprano, y era sábado, por lo que no olería el conocido aroma a panqueques recién hechos hasta dentro de unos minutos. Lo que lo dejaba aquí; en su cama, con su laptop en su regazo y su teléfono descansando en la mesa de noche, el mismo que estuvo vibrando casi toda la noche, acumulándose más llamadas perdidas.

La última fue de Michael, pero las de Ashton acumulaban un mayor total en comparación. Puede que aquello tuviera que ver con las horas de diferencia entre ambos sucesos. O, la constante insistencia de Ashton cuando algo malo pasaba.

Debería contestar, o aunque sea actualizar la estúpida pagina de la escuela. Pero no, lo único que se encontraba haciendo era viendo hacia la ventana enfrente de su cama, con los tornillos cerrados, para que ni una sola pisca del frío aire de otoño pudiera colarse por esta.

Mucho menos, esa familiar sombra con vestimentas negras y ojos verdes.

Una parte suya, estaba algo aliviada por eso. Porque nunca más tendría que verlo; porque le había negado su entrada a su vida en todos los aspectos posibles. Otra, más grande, realmente necesitaba que apareciera en este momento.

La vibración de su teléfono hizo que apartara rápidamente la mirada de su ventana, solo para ir hacia su mesa de noche. En la pantalla podía verse nuevamente el nombre de Ashton. Esta sería la onceaba llamada desde los sucesos de la noche pasada, y realmente no creía tener la fuerza de voluntad, o estado mental, para seguir hundido en este hoyo. No cuando la conocida sensacion de asfixia en su pecho solo aumentaba lentamente.

Fue solo por eso que terminó por tomar el teléfono, y luego de unos largos segundos de duda, su dedo estaba presionando el botón verde y pegando el aparto contra su mejilla, sin lograr que su cerebro funcionara y dijera algo por un buen tiempo.

—¿Luke? —era la voz preocupada de Ashton, con una pizca de pánico impregnada en ella. Quiso sonreír, casi aliviado de escucharla, mientras su mano derecha se aferraba a su celular y su corazón latía demasiado rápido.

—Hey —estaba casi seguro de que esa fueron sus primeras palabras en el día. O desde que dejó el estacionamiento de la escuela. Su voz sonaba algo quebrada y ronca, y sabía que Ashton debió notarlo.

—¿Estás-...? Lo lamento —dijo él, para que luego hubiera un largo segundo de silencio del otro lado de la línea y sus ojos miraran nuevamente hacia la ventana de su habitación —. No debí haber dicho eso. No quise insinuar-... Solo estaba preocupado por ti, pero esa no fue la mejor forma de hacértelo saber.

—Está bien —murmuró, sintiéndose la necesidad de encogerse de hombros aunque Ashton no lo estuviera viendo.

—No, no está bien —insistió él, a lo que esta vez no pudo evitar rodar los ojos —. No debí haberme metido en eso. Porque, no hay ningún problema con que quieras ayudar a los demás, o a Michael —sintió una mueca posarse en su rostro sin poder evitarlo —. Ese eres tú.