Capítulo 10

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Manigoldo les contó cómo se había encontrado con Albafica la primera vez y cuando fue la última vez que lo vio, después de contar Ilias se comenzó a lamentar al saber que su pequeño estaba en manos de personas crueles, mientras que Luco solo apretó sus dientes y bajó la cabeza llena de culpa.

-¿Que paso con Albafica?-pregunto Ilias esperanzado.

-como dije antes, nos perdimos en el río y perdimos su rastro-cruzándose de brazos y desviando la mirada.

-tratare de averiguar que paso-dijo Sísifo poniendo una mano reconfortante en el hombro de su hermano-todo estará bien.

Ilias asintió dejando que su hermano se encargará de eso Max corrió y se acercó a Manigoldo para después comenzar a lamer su cara, Luco por otro lado de la sala y subió hacia la habitación de Ilias en donde estaba una foto de su hermano junto con Ilias y el pequeño bebé Albafica.

-idiota-se dijo así mismo-idiota-volvió a decir mientras golpeaba la pared con su puño.

-cálmate-dijo Ilias apoyado en el marco de la puerta-nada de esto es tu culpa-acercándose al castaño-créeme me siento tan culpable como tú.

-mi sobrino está en peligro-dijo con tristeza para después sentarse en la cama-lo único que queda de mi hermano y lo tengo demasiado lejos.

-sabes solo haya dos cosas que podemos hacer-poniendo sus manos en las caderas-puedes quedarte aquí y lamentarte por el pasado o puedes hacer algo e ir conmigo a buscar a Albafica.

Luco no lo pensó dos veces y cambiando su cara a una de alegría para después tomar la mano de Ilias y volver a la sala, cuando llegó Sísifo se encontraba hablando con Manigoldo acerca de cómo entrar en el cuartel enemigo y rescatar a Albafica.

-oye Manigoldo-dijo Ilias llamando la atención de este-¿Cómo fue que lograste sobrevivir?

-bueno es una historia algo larga-sobando la parte de atrás de su cuello.

Flashback

Manigoldo se encontraba a la orilla del río muy lejos de la mansión Solo, en eso llegan corriendo unos niños y miraron curioso a Manigoldo los niños tomaron unas ramas y comenzaron a picar a Manigoldo.

Manigoldo se movió débilmente y respiró con dificultad, los niños se fueron y regresaron con un hombre que parecía ser su padre.

-hay que llevarlo adentro.

-está muerto señor Aldebarán-dijo el más pequeño viendo a Manigoldo.

-no pequeño Saro-dijo Aldebarán y cargando al Manigoldo-llamen a un médico.

Aldebarán dejo a Manigoldo en la cama y pronto llegó el doctor y empezó a atender las heridas de Manigoldo, cuando el doctor se fue los niños quedaron en la habitación y miraban a Manigoldo fijamente.

Al caer la noche Manigoldo comenzó a despertar y pegó un grito del susto al ver que los niños no dejaban de mirarlo, debido al grito Aldebarán llegó y saco a los niños de la habitación mientras él hablaba con Manigoldo.

-¿Dónde estoy?-preguntó tratando de levantarse.

-mis niños te encontrado en la orilla del río.

-gracias, no había alguien más conmigo.

-solo estabas tú-dijo haciendo que Manigoldo bajara la vista-¿Cómo fue que terminaste en el río?

-trataba de salvar a alguien-dijo con tristeza-pero termine resbalando y cayendo al río.

-el doctor dijo que pasará tiempo antes de que te vayas-levantándose y caminado hacia la puerta-puedes quedarte todo el tiempo que necesites.

Aldebarán salió de la habitación dejando a Manigoldo solo, Manigoldo se volvió a acostar en la cama y mantuvo su vista en la ventana.

Susurros en el jardínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora