¿Sabe lo mejor de los corazones rotos? Que solo pueden romperse de verdad una vez. Lo demás son rasguños (Carlos Ruiz Zafón)
No hay nada como el primer amor, ese que nos eleva a lo más alto. La caída es tan fuerte que, cuando nos recuperamos, ya nad...
Mientras caminaban, Aoi recordó algo que Nahoya le había dicho recientemente, y sintió la necesidad de expresarlo.
—Oye, Yasuhiro, quería agradecerte —comentó Aoi con una sonrisa.
Yasuhiro la miró, con una expresión amable.
—No se preocupe, quería ayudarle —respondió, intentando restarle importancia a su gesto.
Aoi lo miró y negó con la cabeza.
—Oh no, no me refería a eso. Quiero agradecerte porque siempre cuidas de mis hijos, y aún más de Nahoya. Él puede ser un reto, pero gracias a ti, y por lo que haces por él. Tú lo llevaste al hospital cuando lo atacaron con un ladrillo. Siempre estás ahí para él... sabes, estaría feliz de que siempre cuidases de él, Muto.
Yasuhiro se detuvo por un momento, sorprendido por las palabras de Aoi. La mirada de la mujer, llena de gratitud, lo hizo sentir algo que no había experimentado en mucho tiempo. Por un instante, se quedó en silencio.
—Yo fui el causante de todo, señora Kawata... por culpa mía, ellos...
Aoi lo interrumpió, alzando la mano.
—No, Yasuhiro, tú hiciste lo que hiciste por tus abuelos. Yuki me contó todo. También lo hiciste para que no nos lastimaran. Sé que Nahoya te perdonó, y Souya también. Yo solo quiero que cuides de ambos —dijo Aoi, mirando fijamente al rubio—. Eres su mejor amigo, el más cercano a él. Gracias por cuidarlos —dijo, inclinando la cabeza en una pequeña reverencia.
Yasuhiro se quedó en silencio por un momento, sorprendido por la sinceridad de Aoi. Luego, levantó la cabeza y sonrió.
—Gracias a usted, señora Kawata —dijo, mirando a la mujer que aún mantenía la cabeza agachada. Aoi levantó la vista, confundida por la actitud de Yasuhiro.
—Usted y el señor Kawata cuidaron de mi madre... hicieron todo lo que pudieron por ella. Estoy en deuda eterna con ustedes —agregó Yasuhiro, sonriendo con gratitud.
Aoi lo miró, sorprendida por sus palabras.
—Gracias —reiteró él, esta vez con una sonrisa genuina en su rostro.
Aoi, tocada por el agradecimiento de Yasuhiro, asintió con una sonrisa tranquila, sintiendo que había algo más profundo entre ellos, una conexión que había surgido de momentos difíciles pero también de un respeto mutuo.
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Yasuhiro, finalmente, había decidido dejar la TouMan. Consideraba que su bienestar personal y el tiempo que podía compartir con sus abuelos eran más importantes. Ahora que tenía una nueva oportunidad, prefería aprovechar al máximo esos momentos, dejando atrás las luchas y las lealtades que lo habían marcado en el pasado. A pesar de que el plan de Kisaki había tenido cierto efecto, especialmente en Sanzu, quien había seguido a Yasuhiro sin traicionar a su rey como él siempre había dicho, Yasuhiro ya no quería formar parte de esa vida.
