Se quedaron un rato más conversando en aquel restaurante hasta que llegó la hora de irse. Ambos gemelos se despidieron de Yasuhiro, quien se fue a la casa de sus abuelos. Los gemelos subieron a sus motocicletas para regresar a casa, sin usar sus cascos como siempre, para poder ir conversando en el camino mientras conducían.
Souya: Oye, Nahoya.
Nahoya: Sí, ¿qué sucede, Sou? -dijo, sin quitar la vista del camino-.
Souya: No me molestaría que Muto fuera tu novio -dijo, haciendo que su hermano se sonrojara levemente-.
Nahoya: -casi perdió el control de su motocicleta ante lo dicho por su hermano- ¿A qué viene eso tan de repente?
Souya: No soy tonto, hermano. Hay algo entre ustedes que no se dicen.
Nahoya: -permaneció en silencio-.
La pregunta de Souya había quedado en el aire, pero la respuesta era más que clara para el peli azul. Souya notaba el trato especial que se tenían tanto Yasuhiro como su gemelo mayor, el uno con el otro. Aunque no era el único que lo notaba, ya que su familia y amigos cercanos también lo percibían. Entre ellos, uno de los que lo había notado más era su buen amigo, Shiva Hakkai. Después de la pelea contra Tenjiku, donde ambos pelearon juntos, se volvieron más cercanos. No solo porque los Haitani les dieron una paliza y luego Souya los hizo morder el polvo, sino porque Hakkai respetaba a Souya al ver su fuerza.
Los días pasaban, y ambos chicos seguían siendo buenos amigos. Yuki, al ver a su hijo feliz junto a alguien, sentía que Yasuhiro cuidaría bien de él. A Yuki no le importaban las preferencias de sus hijos, lo único que le importaba era que fueran felices, y eso era lo importante para ambos padres Kawata. Aoi sabía que Muto era el único que lograba controlar el mal carácter de su hijo, y lo agradecía, pues solo así se evitaba que el peli naranja se lastimara, siempre tan impulsivo.
Nahoya salía temprano de casa, algo que ya era común para él. Yuki y Aoi sabían perfectamente con quién se reuniría el chico. Souya, por otro lado, era más dormilón, por lo que seguía dormido en su habitación. El ruido de la motocicleta marchando se escuchó, dando la señal de que Nahoya ya se había ido. Un rato después, Souya salió de su habitación, dirigiéndose al comedor, donde vio a sus dos padres conversando.
Aoi: Oh, Souya, qué bueno que despiertas, hijo. Anda, siéntate, serviré tu desayuno.
Souya: Pensé que ambos estarían en el hospital.
Yuki: Quisimos descansar un poco ahora, hijo -dijo este, leyendo el periódico-.
Souya: Un descanso de vez en cuando es bueno, papá -dijo, sentándose en su silla-.
Aoi: Aquí tienes, tal y como te gustan -dijo la mujer, sirviendo el desayuno, que consistía en panqueques con miel y fruta-.
Souya: Gracias, mamá -dijo, comenzando a comer-. Oigan, ¿y Nahoya?
Yuki: Ah, salió esta mañana temprano.
Aoi: Seguro salió con Muto.
Souya: No me dijo que iría con él. Siempre lo dice, bueno, quizás lo olvidó -dijo, comiendo tranquilo-.
Nahoya llegaba a la residencia de los abuelos de Muto, ya que siempre era su lugar donde ambos se encontraban, además de aprovechar para ayudarles con algunas tareas que les dificultaban. Los abuelos le ofrecían dinero por su ayuda, aunque Nahoya lo rechazaba, ya que no hacía las cosas por recibir algo a cambio, sino porque ambos abuelos eran grandes personas cuya única familia era Yasuhiro.
Abuela/Shuu: Eres un chico muy servicial -decía la anciana, llevando dos bebidas, una para Nahoya y otra para su esposo-.
Abuelo/Tohru: Un poco más arriba, muchacho, pues estírate más, no es así.
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𝓛𝓸𝓿𝓮 𝓒𝓻𝓪𝓴𝓬𝓼
Fanfiction¿Sabe lo mejor de los corazones rotos? Que solo pueden romperse de verdad una vez. Lo demás son rasguños (Carlos Ruiz Zafón) No hay nada como el primer amor, ese que nos eleva a lo más alto. La caída es tan fuerte que, cuando nos recuperamos, ya nad...
