Cuando Sanzu y Yasuhiro llegaron al hospital, la escena que encontraron fue más sombría de lo que esperaban. Souya estaba sentado en una silla junto a la cama de su hermano, con la mirada perdida, observando su mano vendada, como si no pudiera apartarse de lo que había sucedido. La tensión en el aire era palpable, y Yasuhiro intentó romper el silencio con unas palabras de consuelo, pero Souya no respondió mucho más allá de un débil susurro.
—Souya: Rompí mi promesa, hermano...
Las palabras resonaron en los oídos de Yasuhiro y Sanzu, quienes no entendían completamente el significado de la frase. Ambos se acercaron, pero no sabían qué decir o hacer. La confusión y la tristeza en los ojos de Souya eran evidentes, y no parecía estar listo para hablar.
—Yasuhiro: Oye, Souya, tranquilo... tu hermano estará bien – dijo Yasuhiro, tratando de calmar al peliazul. Nos quedaremos para que no estés solo, ¿sí?
—Sanzu: Nos dijeron que lo hirieron, pero... ¿qué le pasó a tu mano?
Yasuhiro, al ver que la situación podía complicarse, intentó desviar la atención de esa pregunta, sin querer presionar a Souya demasiado.
—Yasuhiro: Sanzu, creo que lo mejor es dejarlo de lado por ahora.
En ese momento, una enfermera se acercó desde atrás, interrumpiendo la conversación.
—Enfermera: ¿Son amigos de él? – preguntó mientras miraba a Souya, quien seguía en silencio. Vine a vendarle la mano, pero no ha sido muy cooperativo. Parece estar en shock o algo por el estilo.
Yasuhiro asintió, sintiendo que aún había algo más en Souya que no lograba comprender.
—Yasuhiro: ¿Puedo intentarlo?
—Enfermera: Adelante. – dijo mientras le entregaba a Yasuhiro el alcohol y las vendas.
Yasuhiro, con suavidad, tomó la mano de Souya. El peliazul no opuso resistencia, aunque su rostro seguía reflejando el dolor y el tormento interno que estaba viviendo.
—Yasuhiro: Permíteme, Souya... – dijo, mientras comenzaba a desinfectar las heridas de la mano de su amigo. – Esto te va a doler un poco, pero pasará.
La enfermera observó con atención, sorprendida de que Souya finalmente dejara que le trataran la herida. Cuando Yasuhiro terminó de limpiarla y vendarla, se apartó y le sonrió, tratando de ofrecerle un poco de consuelo.
—Yasuhiro: Listo, Souya... ya está.
En ese momento, Souya dejó escapar un suspiro y, de forma repentina, abrazó a Yasuhiro, casi como si no pudiera soportar la carga emocional que llevaba consigo.
—Souya: Mi hermano... – murmuró, entre sollozos. Mi hermano...
Yasuhiro lo abrazó con fuerza, tratando de darle apoyo, aunque sabía que no podía calmar completamente la tormenta interna de Souya.
—Sanzu: Voy a traer algo de tomar – dijo Sanzu, preocupado, mientras se dirigía rápidamente hacia la salida.
Yasuhiro se quedó con Souya, intentando calmarlo con palabras suaves.
—Yasuhiro: Tranquilo, Souya. Él estará bien... – dijo, con voz firme pero tranquilizadora. Tu hermano va a estar bien, lo prometo.
Unos momentos después, el doctor se acercó, mirando a Souya con atención.
—Doctor: Tu hermano está bien, gracias a que lo trajeron a tiempo. Solo necesitó unas suturas y algo de descanso. Estará débil por la pérdida de sangre, pero no es nada grave. Una buena comida y descanso y estará listo para recuperarse.
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𝓛𝓸𝓿𝓮 𝓒𝓻𝓪𝓴𝓬𝓼
أدب الهواة¿Sabe lo mejor de los corazones rotos? Que solo pueden romperse de verdad una vez. Lo demás son rasguños (Carlos Ruiz Zafón) No hay nada como el primer amor, ese que nos eleva a lo más alto. La caída es tan fuerte que, cuando nos recuperamos, ya nad...
