10| desayuno

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HABRIA MENTIDO SI DIJERA QUE ARABELLA HABIA PODIDO DORMIR, pues la pelirroja no pudo hacerlo

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HABRIA MENTIDO SI DIJERA QUE ARABELLA HABIA PODIDO DORMIR, pues la pelirroja no pudo hacerlo. Aún estaba demasiado abrumada por la cercanía y el aroma que había quedado del General Kirigan. Se pasó la mitad de la noche manteniendo su mente ocupada en escribirle cartas a Mal, para que luego pueda dárselas a Genya, y así ella se las envíe como se lo había dicho él, la otra mitad se la pasó en la bañera, le encantaba bañarse, sentir el agua caliente contra su piel, el rico aroma que esos productos le dejaban en su cabello, simplemente lo amaba y se sentía en el paraíso.

Tenía algo de suerte.

En el campamento no podía ducharse como debía, pues no había tantos recursos como en el palacio, había veces en el que ni siquiera se bañaba, y lo odiaba. Mal siempre bromeaba con ella, diciéndole que era una olorosa, pero él, madre de todos los santos, ese hombre a veces duraba sin bañarse tres días, y se hacía el coqueto con todas.

El recuerdo la hizo reír, terminó de escribir la segunda carta y la puso en el sobre, y la selló con prolijidad. Un golpe en su puerta la hizo levantarse de la silla con pereza, caminó de la misma forma y abrió la puerta encontrándose con una mujer de cabellos castaño claro, quién le sonrió levemente mientras se adentraba.

—Buenos días, mi señora. —dijo, dejando lo que Arabella descubrió era una kefta colgada sobre el biombo.

—Dime Arabella, por favor. Nada de mi señora ni chucha.

—No lo tengo permitido.

La pelirroja frunció el ceño ante la respuesta de la mujer.

—Que estupidez.

—Aquí está su ropa, mi señora —dijo, ignorando lo dicho por la pelirroja—. Debería vestirse, debemos desalojar esta habitación cuanto antes.

—¿Desalojar? —preguntó curiosa, sintiendo la esperanza salir a flote. Quizás el General se apiadó de ella -o le dio lastima y vergüenza- y ahora la mandará con el Primer Ejército—¿Me iré de aquí? ¿Del palacio?

La mujer se volteó para darla una mirada confundida.

—No, no se irá del Palacio. Sólo la cambiaran de habitación.

𝐑𝐄𝐌𝐄𝐌𝐁𝐄𝐑 / 𝐴𝑙𝑒𝑘𝑠𝑎𝑛𝑑𝑒𝑟 𝑀𝑜𝑟𝑜𝑧𝑜𝑣𝑎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora