02| familia

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Arabella Shikova amaba escribir, eso era algo evidente, por eso a muchos les sorprendió cuando ella eligió ser cabo en el primer ejército y no estar en el grupo de caligrafía, dónde contaban las historias de los soldados sobrevivientes a la Sombra

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Arabella Shikova amaba escribir, eso era algo evidente, por eso a muchos les sorprendió cuando ella eligió ser cabo en el primer ejército y no estar en el grupo de caligrafía, dónde contaban las historias de los soldados sobrevivientes a la Sombra. Pero Arabella estaba bastante conforme en donde estaba, porque estaba cerca de Mal, aunque él no lo dijera, siempre la necesitó.

Cuando eran niños él siempre iba a su habitación cuando los niños del orfanato lo molestaban, le pedía que le leyera un libro o que le cantara. Lo ayudaba a salvar a los conejos que el rapado tanto apreciaba y le enseñaba a concentrarse en su habilidad como rastreador.

Tenían un fuerte vínculo.

Por eso, una parte de ella estaba tranquila, sabía que, si iba con Mal, él iba a estar tranquilo, pero había algo en su interior que temblaba por el miedo, miedo de que algo ocurriese en el Esquife, miedo de dejar a Alina sola en un mundo dónde las personas eran más horribles que los Volcras, miedo a morir.

—¿En qué piensas? —preguntó Mal, acariciando su brazo de forma inconsciente.

—En Alina. —suspiró abatida—. No quiero dejarla sola aquí, sabes que cabe la posibilidad de que no volvamos. Muy pocas personas salen con vida de esa...asquerosa Sombra.

Mal apretó los labios y miró a la ojiverde, su rostro estaba levemente sucio, hacia contraste con su piel pálida, sus labios estaban bastante resecos a causa de su propia saliva, la castaña tenía la maldita costumbre de pasar su lengua por sus labios, o mordisquearlos hasta hacerlos sangrar, como ahora.

—Basta, te lastimas. —reprochó Mal y Bella dejó de hacerlo, soltando un suspiro pesado.

—¿Qué haremos Mal?

—Hablar con el General, algo salió mal. Todo estará bien, lo prometo.

Arabella lo miró.

—No prometas algo con lo que no puedes estar seguro, Malyen.

—No prometas algo con lo que no puedes estar seguro, Malyen

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𝐑𝐄𝐌𝐄𝐌𝐁𝐄𝐑 / 𝐴𝑙𝑒𝑘𝑠𝑎𝑛𝑑𝑒𝑟 𝑀𝑜𝑟𝑜𝑧𝑜𝑣𝑎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora