quince.

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Aizawa fue a clase -como una momia, cabe aclarar- a pesar de las circunstancias, Tenshi no se sentía incómodo.

Después de haber soltado, a alguien conocido de su padre, aquel discurso que implicaba algo que había estado guardando durante tanto tiempo, se sentía menos tenso. Lo había notado, había trabajado con soltura ese fin de semana y, a pesar de sus ojeras remarcadas en el pálido rostro que siempre llevaba, su sonrisa solo era más y más brillante. Un peso menos en sus espaldas le había dado tanta satisfacción, que se había planteado hablar de muchas cosas con Kaida, pues confiaba en ella como en nadie más. Así que la invitaría ese miércoles a dar un paseo hasta el cartel representativo de su hermano.

Sonrió bobamente pensando en ella e ignorando el hecho de que los dos presidentes le estaban llamando para que se pusiera al frente. No era para menos. Ese fin de semana había tratado con los de la banda y, como Dios mandaba, habían hecho un pequeño ensayo con su guitarra y los moduladores que tenía para ver cómo se acoplaba al grupo de forma espontánea. Después de tocar unas cuántas canciones de rock de los 80-90, le aceptaron con gusto y prometieron tocar una canción al día siguiente después de haberla practicado por horas en el propio mini-escenario.

Lógicamente, invitó a Kaida, Shibuya y Aoi a verle tocar y servirles un par de cócteles sin alcohol de por medio. A pesar de que no estaban muy acostumbrados al ambiente de ciudad, fueron a visitar un poco los alrededores y volvieron al bar, a la espera de que comenzase a tocar. Tenshi se había quedado emblesado, en ese momento, por lo preciosa que iba Kaida en ese momento con un top que dejaba ver su bonita clavícula y era de color rojo, combinando con sus labios carmesí. Su falda era negra, corta y suelta, resaltando sus suaves piernas y su marcado trasero que no dejaba de atraer un montón de viejos verdes. Tenshi y Aoi perdieron la cuenta de cuántas veces tuvieron que dar manotazos a personas que pasaban por allí e iban a hacer fotos por debajo de su falda o a tocarla se forma grosera. Finalmente, la muchacha había acabado llorando en los brazos de Tenshi cuando su turno terminó y este, cariñosamente, le dejó su sudadera que le llegaba casi hasta los muslos, dándola un aspecto tierno.

Tenshi enrolló uno de los mechones del cabello de su "amiga" en su dedo índice luego de haber estado acariciándolo por minutos, para hacerla sentir mejor. Ella tenía el rímel corrido y había manchado la camiseta del peliblanco, aunque a este no parecía importarle en absoluto, de todas formas debía de cambiarse por la ropa de uno de los chicos para subir al escenario, solo tocaría una canción, así que tampoco tenía problema alguno si tenía que subir con esa camiseta.

- Mhm... me gusta más cuando lo tienes ondulado - le dijo, ya que se lo había alisado con las planchas -. Es más natural y ya sabes, tú eres linda hasta con el rostro manchado de chocolate - sus amigos le miraban perplejo, el chico siempre la había adulado, pero nunca había puesto esa sonrisa tan linda y esos ojos tan brillantes mientras miraba hacia abajo los castaños de la chica -. Aunque no te quedó nada mal - besó su frente con cariño, dejando que ella se escondiera en su pecho sonrojada -. Han-senpai tiene desmaquillador, linda, yo me tengo que ir - dijo señalando a la barra y viendo cómo los chicos le comenzaban a llamar junto a la vocalista que no había podido ir a su ensayo.

La muchacha se aferró más, queriendo estar segura. Sin embargo, Shibuya la atrajo hacia sí y a Tenshi se le salió una sonrisa más amplia al verla como un bebé con su madre, le revolvió el pelo con suavidad para descolocarselo y se encaminó hacia sus superiores.

- NAKAMURA -el sonido de su apellido en los labios de su profesor y el hecho de que le hubiera aprisionado con las cintas de su traje de héroe le hizo sobresaltarse y asentir levantándose para dirigirse al frente. - Por Dios, niño, creí que tendría que golpearte.

El ángel de la guarda. (bnha x male!reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora