seis.

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- ¿Hm? - se giró con tranquilidad y una pequeña sonrisilla, no notando que había empezado a girar su bolígrafo alrededor de su dedo, como siempre que estaba pensando en clases.

La chica rosa con cuernos, identificada como Mina Ashido, su don era el ácido. Aumentó su sonrisa, levantándose al ver que el grupo que habían formado con el chico de la electricidad, el de endurecimiento, cintas y bombas estaba frente a él. Cortésmente, guardó sus cosas en el bolso al ver que Aizawa tenía su uniforme deportivo en la mano y que todos comenzaban a salir con el suyo.

- Uh, lo siento - rió brevemente mientras dejaba la mochila encima de la mesa y recogía el uniforme haciendo una reverencia a Aizawa mientras salían -. Me distraje por completo, gracias por llamarme, Mina-san.

- ¡Oh, te acuerdas de mi nombre! - la chica soltó brillitos por los ojos, haciéndole reír un poco más.

- Bueno, es lo mínimo que puedo hacer, por ahora - abrió las cremalleras de la chaqueta mientras se dirigían al vestuario de mujeres y hombres.

- Debes estar nervioso - dijo el pelinegro acercándose con una sonrisa ampliamente divertida.

- Un poco - se rascó la nuca.

- ¿Lo viste, Denki? Eso es un hombre - el pelirrojo le hizo mirarle con una sonrisa un poco confundida.

Se despidió momentáneamente de Mina y se cambió rápidamente, metido en su mundo de nuevo, cogiendo a mineta y quemándolo levemente cuando este iba a mirar por un agujero de la pared. Lo tapó rápidamente con unas cuantas plumas y el póster de nuevo.

El patio era bastante normal, liso y con varios sitios de pruebas que no tomó importancia, ya que cerró sus ojos y dejó que el viento le diera esa sensación agradable de relajación. Hacía calor, realmente. Que hubiera viento frío le tranquilizaba un poco. Tener en mente a su madre de forma continua le fastidiaba pero, ¿qué podía hacer? Quizás pagar a una asistente médico cuando empezase a trabajar era una opción... Meterla en una residencia no lo era si quería seguir viviendo en su casa sin tener a los policías encima continuamente, a nadie le caían bien. Agitó su cabeza al ver a los últimos salir y se acomodó al lado del rubio ceniza con tranquilidad, cruzando sus brazos y atendiendo a las explicaciones de Aizawa.

Siendo el número uno de su curso, no se asustó mucho por el hecho de la expulsión, pero lo veía bastante mal para algunos. Con un suspiro y una pequeña sonrisa, se dirigió hacia su tutor cuando este le llamó.

- Quedaste como el primero en la selección, ¿no?- el peliblanco asintió ante la cuestión del de pelo largo- ¿Qué distancia haces sin usar tu don? - le tiró una pelota que él cogió con tranquilidad.

- Uhm... creo que eran setenta y nueve con tres - respondió elevando los hombros con indiferencia, sintiendo un aura amenazante tras él que no prestó atención.

- Prueba con tu don - el peliblanco asintió y se puso en la línea.

Con tranquilidad, extendió las alas y las quemó, haciendo que la parte de arriba de su uniforme se quemase hasta desintegrarse. Entonces, un gran fénix de fuego salió de su espalda y él lanzó la pelota, que el Fénix se llevó lejos de ellos. Dos minutos más tarde, el teléfono con el contador marcó diez kilómetros haciéndole sonreír. Apagó las llamas e hizo una breve reverencia ante los aplausos burlones de los compañeros.

Después se dar las gracias como si hubiera sido un espectáculo, continuaron con los demás ejercicios de prueba. Los ejercicios resultaban bastante fáciles y, a ojos de los demás ya que él no lo notaba, Bakugo siempre se ponía en su grupo intentando retarle.

Kirishima, Sero y Denki los miraban con una sonrisa algo extraña mientras suspiraban algo rendidos con el tema del rubio.

Tenshi, a ojos de los demás, era alguien mayor y con más experiencia que ellos. Alguien que imponía mucho respeto y, al mismo tiempo, te daba la confianza de que podías pedirle cualquier cosa. Su sonrisa era resplandeciente y su modo de hacer reír a todos, o al menos el intento de ello, era lo suficiente como para arrancarles una sonrisa mal disimulada. Su físico era de admirar, incluso con Todoroki superándolo con su frialdad de chico malo, no había nadie que no se hubiera parado a admirar su amable sonrisa, sus expresiones tranquilas y el incremento de deseo por tocar un pelo aparentemente suave. El misterio que había dejado su don y el hecho de que, ni siquiera Aizawa, le hubiera llamado por su verdadero nombre le hacía alguien con un toque misterioso que también atraía.

El ángel de la guarda. (bnha x male!reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora