OLFATEANDO ENEMIGOS

416 32 4
                                    

-Si tienes razón y yo también soy una Alfa, cómo podemos comprobarlo.

Le pregunté bajito a mi padre mientras estábamos reunidos en mi habitación, él miró hacia la puerta que llevaba al dormitorio de Ridire.

-No te preocupes son los aposentos de mi Alfa, nadie tiene permitido entrar allí o aquí.

-Nadie que no sea parte de la familia del Alfa.

Mis sentidos se volvieron a encender, también había alguien de su familia de quien yo sospechaba.

-¿Has conocido a Gaol?

-Sí, es una loba un poco misteriosa.

-Yo diría más que sólo eso, algo con ella no se siente bien.

-Debes dejarte guiar por tus instintos Lun... Gealach, -Hizo un alto y miró por la ventana- ahora debo irme.

-Gracias por hablar conmigo padre.

Después de quedar a solas espere durante horas que Ridire retornara a su habitación, pero mi paciencia se acabó, debía contarle mis sensaciones alrededor de su tía, aunque temía que se molestara por mis insinuaciones nos habíamos prometido no cegarnos por nadie y que solo confiaríamos entre nosotros.

Circulé por los pasillos tratando de moverme entre las sombras, olfatee a Ridire sin éxito hasta que me encontré con Cath hablando con Treun y Laidir en una sala y no pude irme sin escuchar porque sonaba muy alterado.

-...ella es débil, ni siquiera pudo ganarle a Laidir en las prácticas. - Se mofó Treun.

-Pero tiene influencia sobre mi hermano por ser su Luna.

-Es increíble que la dejara participar en la reunión de estrategia.

-Hablar de más es algo muy común en ella, a mí me sorprendió que se quedara callada. -Incluyó Laidir y yo apreté mis puños para controlarme de liberar sentimientos de enojo.

-Aunque los detractores no la tuvieran en la mira, algo me dice que ella igual no vivirá mucho tiempo -Se burlo Cath y me puse en alerta.

Abandoné el pasillo antes de que se dieran cuenta de mi presencia y continué en mi misión de encontrar a Ridire, pero no conocía el castillo lo suficiente, así que decidí regresar a mi habitación antes de ser descubierta.

Me quedé dormida y al sentir el olor de Ridire invadiendo mi espacio personal dejé salir en una ola mis sentimientos para golpearlo con rudeza.

<<Discúlpame mi Luna, pero estoy muy cansado para esto, solo quiero acostarme un rato a tu lado y recuperar mis fuerzas>>

<<¿Dónde estabas?>>

<<Recibí información sobre un grupo de detractores que se reunirían hoy en las cercanías al palacio, esperamos por horas>>

<<¿Por qué no me avistaste?>> 

Abrazó mi cuerpo al suyo y noté que se recargaba de mis energías, mi bestia lo fortalecía.

<<Porque fue de último momento, estaba supervisando las reparaciones de la muralla sur cuando Tuigseach recibió el mensaje y no podía dejarlos escapar>>

<<¿Y por qué estás tan débil?>>

<<No quería matarlos así que me contuve y finalmente no sirvió de nada porque los tres se quitaron la vida apenas se dieron cuenta que no escaparían>>

-¿Te lastimaron? -Me giré para mirarlo.

-No.

Sujeto mi mano y la llevó a su cuerpo, acarició con ella su pecho mientras nos mirábamos directamente a los ojos y se acercó lentamente a mi boca.

-Ridire.

-Solo te pido un beso. -Susurró y me venció.

Acercamos nuestras bocas y de forma natural las bestias en nuestro interior tomaron el control, él deslizaba sus grandes manos con posesión debajo de mi vestido su contacto era caliente, reconfortante y hacia florecer un deseo incontenible.

Mi bestia se sentía dueña de la suya, sentada sobre su cuerpo me deleitaba comiéndome su boca a besos, mordió mi labio inferior e invirtió nuestras posiciones, empezó a besar con mimo mi cuerpo sin desvestirme, pero sus posesión atravesaba la delgada tela y me di cuenta que estaba húmeda cuando golpes en la puerta de su dormitorio llamaron nuestra atención.

Él no quería detenerse y yo tampoco, pero fuera de su habitación estaba Tuigseach, Laidir y dos personas más que continuaban llamándolo insistentemente, creí que se darían cuenta de lo que estábamos haciendo, pero al parecer nuestras bestias ya habían aprendido a controlar las emociones que compartían a su alrededor.

-Alfa -Tuigseach hizo una reverencia cuando Ridire salió de su habitación- se que esta cansado, pero esto es urgente.

-¿Qué ha pasado?

-Han traspasado la frontera norte, el campamento cayó y dos comunidades fueron arrasadas, no hay sobrevivientes.

Ridire solo compartió conmigo su deseo de aullar por sus súbditos caídos, y liberé desde mi habitación algunas emociones de tranquilidad para ayudarle a mantenerse enfocado.

-Debemos instaurar otra frontera de inmediato, impedir que sigan avanzando, es de noche, somos más fuertes.

-Pero ellos tienen flechas que nos matan de inmediato, la manada se esta dispersando Alfa muchos quieren huir...

Aquellas palabras de Laidir hicieron enojar a Ridire, y eso que según él era yo la que hablaba de más, de un movimiento lo estampó contra la pared y lo estaba ahorcando, desde mi cuarto no era capaz de ayudar así que salí por mi puerta privada y me sujeté de él.

-¿Insinúas que no soy un Alfa digno de liderar a mi manada?

Sabía que su odio no solo estaba causado por sus palabras, su bestia lo consideraba un rival y la situación no mejoró cuando logré que Ridire soltara Laidir y al mirarme este soltó feromonas a mi alrededor.

-Quiero que te vayas. -Le ordenó.

-No. -Repelí- Laidir es un excelente soldado mi Alfa y aunque sus palabras fueran desacertadas él solo intentaba trasmitirte la verdad, no puedes castigarlo por ser honesto contigo.

Nos miramos, pero no compartimos nada mentalmente y finalmente mi Alfa ordenó:

-Laidir y Tuigseach iran al frente conmigo y llevaremos al menos veinte lobos y diez Cein de los que custodian el castillo para organizar a los que están protegiendo el norte, Cath te encargo la seguridad de mi Luna.

<<Espera hay algo que debo decirte>> Le rogué.

<<Ahora no Luna, pero cuando vuelva debemos hablar>>

Desapareció de la habitación dejándome a solas con la persona en quien menos confiaba.

Daba vueltas intentando pensar en qué hacer, mi bestia me pedía que siguiera a Ridire hasta la muerte de ser necesario, pero estaba demasiado molesto conmigo para desobedecerlo aún más.

La noche aún no había acabado, yo daba vueltas en mi habitación como bestia enjaulada hasta que la presencia de Gaol apareció en el pasillo acompañada de Cath y agudicé mi oído para escuchar su conversación.

-Ella estará más segura en mis aposentos.

-No creo que al Alfa le guste esa idea, fue muy directo en que ella debía permanecer aquí.

-Entonces yo le haré compañía, después de todo somos las únicas hembras, que estemos juntas también hace que seamos más fáciles de proteger.

Detecté el aroma de Treun y escuché el tintineo de tazas en una bandeja.

-¿Qué traes allí?

-Tu no te preocupes sobrino...

Ya estaban frente a mi habitación, no sabía quien de ellos tres era de fiar, pero definitivamente en ella no confiaba ni un poco, salí por la ventana, clavé mis garras en la pared, baje con sigilo y al llegar al suelo me escabullí a las cabellerizas, definitivamente allí no me buscarían.



La luna del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora