LA ESPADA DE LA HERRERA

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Cada musculo de mi cuerpo me dolía, llevaba dos días forjando espadas mientras mi padre se encargaba de puntas de flecha, cuando Ridire podía escaparse venía al taller me envolvía en sus brazos y devolvía algo de energía a mi cuerpo, pero él tambi...

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Cada musculo de mi cuerpo me dolía, llevaba dos días forjando espadas mientras mi padre se encargaba de puntas de flecha, cuando Ridire podía escaparse venía al taller me envolvía en sus brazos y devolvía algo de energía a mi cuerpo, pero él también tenía trabajo que hacer, estaba liderando patrullas e incluso en algunos casos grupos de expedición que se acercaban al castillo para ver lo que nuestros enemigos planeaban.

-Gealach hija debes descansar un poco. 

Mi padre lucía más cansado de lo que yo podía estar, como parte de mis habilidades recuperaba mis energías rápidamente y como una Luna tenía la capacidad de hacerlo más rápido cuando mi Alfa estaba cerca.

-Padre, no hemos hablado sobre Ghille.  -Me senté a su altura y sus ojos se inundaron de lágrimas.

-El Alfa me contó lo que pasó y a pesar de que sus actos ensombrecen el recuerdo que tengo de él, me enorgullece que lograra encontrar la redención al sacrificarse por ti.

-No más sacrificios -Grite molesta.

La ira nuevamente se apoderaba de mí, caminé a retirar un cazo del horno y por accidente me corté, unas gotas de mi sangre cayeron en el liquido que burbujeaba y se puso de color rojo parecía lava ardiendo, tal y como se sentía mi corazón. Mi padre y yo observábamos la reacción del líquido y tomé la decisión de contarle lo que sabíamos sobre el Alfa y la Luna de Gorm.

-Esto es algo antinatural Gealach, no debes jugar con fuerzas que no comprendes.

-Pero padre, si logro forjar espadas para nuestros guerreros.

-No sabes que harán esas espadas, -el color del líquido se apagó mientras hablábamos- probablemente se requiera de una gran cantidad de sangre para forjar solo una espada, morirás desangrada por un arma que no sabes qué puede hacer.

Tal vez mi padre tenía razón, pero en la noche me escabullí de los fuertes brazos de Ridire y fui al taller, debía al menos intentarlo. El caldo hervía cuando corté mi mano con un cuchillo y dejé gotear mi sangre todo lo que me fue posible, estaba un poco mareada y trastabille encontrándome con un cuerpo con olor a lobo y forma humana, era Laidir.

-¿Se encuentra bien Luna? -Preguntó con desesperación.

-Si estoy bien.

-Iré por el Alfa.

-No -Lo sujeté manchando su camisa- prométeme que no dirás nada.

El cayó y obedeció.

-¿Hay algo en lo que yo pueda ayudarle?

Miré las herramientas, estaba tan débil que su ayuda si era útil, podía colaborarme para verter el acero en el molde mientras yo me recuperaba en mi forma lobuna, le expliqué lo que debía hacer y me dormí unos minutos cuando un fuerte aroma me despertó.

-¿Qué has hecho? -Ridire levantó a Laidir con una sola mano y empezó a apretar su cuello para quebrarlo.

<<Basta, qué haces>>

<<Luna>>

Dejó caer a Laidir y corrió a mi lado, me transforme entre sus brazos y me cubrió con una manta que llevaba sobre sus hombros.

-¿Qué ha pasado?, él huele a tu sangre y tú... cuando entre tú...

-He intentado forjar una espada, corté mi mano y él llegó poco después, tenía mi sangre porque me sujetó.

Ridire me olfateo y aulló molesto.

-No me gusta que huelas a alguien que no sea yo -Decretó.

Seguramente el olor de Laidir estaba impregnado en mí.

-Lo siento mi Alfa, él solo me ayudó, pero ahora debo terminar lo que he comenzado.

Laidir salió del taller, me volví a vestir y empecé a trabajar, al terminar la espada refulgía con un tono rojizo que la hacía parecer fuego.

-¿Qué hace?

-No lo sé.

-Probablemente mate a cualquiera de una sola cortada, no escuchaste lo que dije -Gruñó mi padre con molestia.

-¿Y cómo sabremos? -Preguntó Ridire ignorandolo, él me demostraba su apoyo absoluto, porque confiábamos en nuestros instintos.

-Creo que solo en batalla lo sabremos.

Fabriqué un cinto que se podía atar a las patas en forma lobuna, así todos podríamos defendernos llegado el momento. La batalla final empezaría noche siguiente.

...

-Los elfos me han pedido que te entregue esto -Ridire deposito en mis manos un paquete y al abrirlo me encontré un vestido que olía a magia. -Según me dicen se amoldará a tu cuerpo, será totalmente invisible en tu forma lobuna, pero al volver a transformarte seguirá intacto.

-¿Y si crees que funcione?

-No lo sé.

-¿Han hecho uno para ti también?

-No, según me dicen uno de sus ancianos agotó totalmente sus energías mágicas haciéndolo para ti.

-¿Crees que sea seguro usarlo?

-No lo sé, ¿Qué detectas en él?

-Huele a esperanza y sacrificio -Dije olfateándolo.

-Creo que deberías probártelo.

Me desvestí y las feromonas de Ridire se pegaron a mi piel desnuda como un exquisito perfume que me envolvía, volteé y su mirada lujuriosa me excitó, después de una rápida sesión de sexo estuve lista para enfundarme en el vestido de un color blanco con pequeñas lunas en dorado, la magia lo envolvía no se ensuciaba y no parecía rasgarse así que me transformé, no sentía que llevara algo especial, pero al cambiar nuevamente seguía conmigo, me lo quité como cualquier otra prenda y me di cuenta que podíamos confiar.

-Me gustaría agradecerle a quien lo hizo.

-Puedo darle las gracias por ti.

Lleve ambas manos a mi boca y las lágrimas corrieron por mis mejillas, en su mente me di cuenta que quien lo hizo había muerto, no quería más sacrificios, no quería más muertes, no podía soportar una pérdida más.

-¿Por qué?

-Porque también eres su Luna, los enanos y elfos que se encuentran en este campamento lo dicen sin duda, siente que los has hecho parte de la manada, algo que nunca habían sentido, no estamos divididos en lobos y Cein desde que tú lideras.

-Yo no lidero, tú eres nuestro Alfa.

-¿A quien le piden ordenes todos los soldados? -Me miró- ¿por quien morirían?

-También lo harían por ti -Le recuerdo.

-Es cierto, pero aunque ellos no sepan lo mismo que nosotros en sus corazones siente que tú eres nuestras líder no solo la Luna del Alfa, confío en ti y ellos también.

-Vamos a pelear juntos y acabaremos con esto, haré lo posible por no perder más vidas.




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