REAGRUPACIÓN Y EMBOSCADA

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<<¿Cómo sabremos en quién podemos confiar?>> -Pregunté mientras corríamos por el bosque.

<<Solo se me ocurre una manera, todos los lobos que se nos unan deben jurar su lealtad>>

<<Hace demasiados inviernos que eso no se hace, el poder del Alfa pasa de uno a otro>>

<<A tiempos peligrosos, medidas desesperadas>>

Llegamos a las cercanías del castillo y nos encontramos con una imagen deplorable, habían sido invadidos por los humanos quienes reunían a los nuestros Cein y lobos por igual en una especie de jaula a las afueras de las murallas.

<<Esa jaula debe estar fabricada con el metal que nos lastima, por eso los lobos no escapan>>

<<Debemos buscar más ayuda para rescatarlos>>

<<Creo que es una trampa, por qué más lo pondrían fuera de la muralla>>

Recorrimos el bosque y encontramos a lobos escondidos, Ridire ellos sin dudarlo juraron lealtad a su Alfa y Luna, pero cuando encontramos a algunos Cein las cosas fueron más complicadas, la desconfianza se había instalado, los nuestros decían que el castillo fue tomado porque ellos nos traicionaron y no había forma de unirnos más que confiar.

Desde que nací fui criada entre Cein, decidí que no podía juzgarlos a todos por el actuar de algunos, y después de las palabras de aquella elfo que decía que yo estaba destinada a destruirlo todo, elegí ser sincera; los interrogué sobre sus temores y finalmente les prometí que era la Luna de los lobos tanto como la de ellos y por lo tanto daría mi vida protegerlos a todos porque eran parte de mi manada, esas palabras parecieron lograr el efecto que buscaba porque sentí que la unidad se esparcía en el ambiente.

Planeamos un ataque para rescatar a quienes estaban en la jaula; casi todas las personas en el reino sabía pelear así que éramos un pequeño ejército, en un principio todo salió bien, demasiado bien, y luego una lluvia de flechas nos alcanzó desde la muralla, nuestra manada caía mientras corríamos porque se interponían para que las flechas no nos alcanzaran a su Alfa ni a mí, sentía que un dolor se apoderaba de mí al sentir cada muerte lobuna y Cein.

Fuimos poco más de cien los que alcanzamos el bosque, y de ahí salieron más humanos portando espadas con sus filos mortales, deje mi forma lobuna y peleé, Ridire comprendió que era lo más sensato y me imitó, veía cuerpos caer a mi alrededor.

Cuando detecté a algunos de mis conocidos peleando del lado de los humanos solté un aullido que erizó a todos por igual, la ira que se acumulaba en mi interior crecía exponencialmente, en principio solo mataba a los humanos y procuraba únicamente herir a lobos o Cein, pero pronto me di cuenta que ellos no sentían lo mismo por mí, ya que, regresaban al ataque y se acumulaban a mi alrededor hasta que Laidir apareció degollando a varios para salvarme, tiró de mí y corrimos alejándonos en el bosque, cuando reaccione de lo que hacíamos me detuve.

-¿Qué haces?

-Ve conmigo date prisa.

-Debo volver con Ridire.

-Él también a sido advertido, tenemos una resistencia en el bosque, los estuvimos esperando, confía en mí.

-Imposible.

-Gealach, estuve enamorado de ti desde el primer día que te vi, -Confesó- porque eres valiente y aguerrida, pero cuando te convertiste en mi Luna ese deseo lentamente disminuyó y fue reemplazado por mi juramento de protegerte por mi manada.

-Hazlo ahora. -Exigí.

-¿Qué?

-Júrame lealtad.

-Eres mi Luna.

La luna del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora