EL LOBO NEGRO Y LA LOBA BLANCA

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Sentía que mi cuerpo se movía en un suave y lento andar, debía tener frio en mi forma humana, pero un pelaje abundante me cubría y al abrir levemente los ojos pude notar que estaba acostada sobre el lomo de mi Alfa

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Sentía que mi cuerpo se movía en un suave y lento andar, debía tener frio en mi forma humana, pero un pelaje abundante me cubría y al abrir levemente los ojos pude notar que estaba acostada sobre el lomo de mi Alfa.

<<Estás despierta>>

<<No debe hacer esto mi Alfa, pueden alcanzarlo.>>

<<Descuida, ninguno en ese bosque quedó con vida>>

<<Yo tampoco tengo esperanzas de sobrevivir>>

Su gruñido resonó por el bosque, comprendí el mensaje.

<<Estamos a pocos kilómetros del campamento y debieron escucharnos, pronto estarán aquí.>>

El alba estaba por despuntar y yo sentí que mi cuerpo poco a poco perdía sus fuerzas.

<<Muchas gracias por no abandonarme>>

Me desmayé nuevamente y volví a despertar cuando entrabamos al campamento flanqueados por soldados, alguien arrojó una manta sobre mi cuerpo, pero el Alfa se puso a la defensiva cuando intentaron quitarme de su lado, lentamente me dejo caer cerca de un fuego y si abandonar su forma de lobo se echó a mi lado aullando y gimiendo como si sintiera el dolor por el que yo estaba pasando.

Uno de los médicos elfos que nos acompañaban se acercó a mí y al ver la flecha clavada en mi pantorrilla negó con la cabeza.

-Lo siento Alfa, pero no podemos hacer nada por ella, intentamos todo con otros heridos y es como si una infección se esparciera por su cuerpo, no hay manera de tratar esa herida.

Mi Alfa se puso de pie gruñó de una forma lastimera, aullaba y una lágrima se le escapó, de repente se echó sobre mí cubriéndome por completo, creí que me aplastaría, pero una luz nos iluminó a ambos encerrándonos, pude verlo en su forma humana de pie frente a mí.

-El trabajo de una Luna es ser la conexión de su Alfa con el poder y la vitalidad, pero tu trabajo es más que eso, debes amarme y darme la oportunidad de amarte Gealach, no te permito que te vayas, estiró su mano y tocó la mía.

De repente mi piel empezó a arder y en mi brazo derecho se dibujó una marca. Cuando la luz entre nosotros desapareció yo estaba en mi forma de loba, pero era totalmente blanca, tan solo un poco más pequeña que mi Alfa, pero sentía como todo su poder fluía a través de mí y yo lo transmitía a cada lobo a nuestro alrededor.

<<¿Qué ha pasado?>> Le pregunté mentalmente a Ridire mirándome a mí misma y dándome cuenta que ya no sufría de ningún dolor, estaba totalmente curada.

<<Desde que te conocí percibí una sutil fragancia en ti y no fue sino hasta que te hirieron que me di cuenta de qué se trataba, mi instinto era protegerte, daría mi vida por ti, pelee con al menos veinte humanos cuando te desmayaste y nunca he sido tan feroz>>

No pude evitar reír por la manera en que se pavoneaba ante mí mientras hablaba y sus feromonas llegaban mis sentidos.

<<Te atreves a reírte de tu Alfa>>

Caminábamos en circulas frente a nuestra manada sin que ellos estuvieran totalmente conscientes de lo que pasaba.

<<Por supuesto que no mi Alfa -Me incliné para demostrar mi sumisión- te agradezco haberme salvado y te prometo lealtad y fidelidad hasta el último de mis días. -Aquello ultimo salió de mí instintivamente>>

<<No es tu lealtad lo que quiero Gealach, es tu amor incondicional de lo que necesito apoderarme>> Yo corrí y él me siguió.

Parecía que la noche se hubiera prolongado por nosotros dos, corrimos un poco alrededor del campamento hasta que él me alcanzó derribándome y recostándose sobre mí.

<<Te reclamo como mía Gealach>>

Yo gemí con una ternura de la que no me creía capaz, él tenía una pata a cada lado de mi cuerpo y de repente ambos cambiamos, la desnudez de nuestras formas humanas me alteró, no era lo mismo que siendo lobos; instintivamente cubrí mis pechos y sentí algo duro que crecía y palpitaba sobre uno de mis muslos.

Un grupo de soldados llegó a donde estábamos y al ver es escena se giraron de inmediato, pero causaron una distracción en Ridire que me ayudo a tirar de una de sus piernas haciéndolo perder el balance, me levanté corriendo y me oculté tras un árbol.

Ridire se puso de pie, su desnudez no lo incomodaba como a mí, pude darme cuenta que era aquello que estuvo sobre mi muslo y algo en mí ardió cuando lo vi en toda su extensión, oculté mi rostro entre mis manos y de repente una manta me cubrió.

<<Nunca haría algo contra tu voluntad>>

No quería levantar la vista, sabía que él era quien estaba parado tras de mí, pero no estaba segura de qué estaba ocurriendo o qué pasaría ahora, aunque la marca sobre mi brazo no me dejaba dudas, yo era la Luna de Naomh.

...

Volver al campamento me puso nerviosa, Ridire caminaba a mi lado con majestuosidad, toda su envergadura era porte y seguridad, mientras yo trastabillaba confundida, nos encontrarnos frente a todos los lobos y Cein y al sentir sus dudas tuve la necesidad incontenible de trasmitirles que su Alfa y Luna cuidarían de ellos.

-Sé que esto ha ocurrido de una manera poco común, incluso para Ridire –De repente mi bestia interna me obligaba a llamarlo por su nombre y sentía que él estaba complacido por ello- y para mí aún es confuso, pero nuestro trabajo es cuidar de cada uno de los que conforman esta manada, sean lobos o Cein.

Pude sentir a la distancia la presencia de dos lobos que se retiraron, les molestó la forma en la que incluí a los Cein como parte de nuestra manada, pero así lo sentía yo, incluso me atrevía asegurar que ellos también se veían afectados en mi presencia.

-Han escuchado a su Luna, ahora debo llevarla a descansar un poco y quiero que cinco de los mejores hombres se preparen porque esta noche saldremos de regreso a Noamh.

-La noticia llegará primero que nosotros allá y lo sabes -Le solté a Ridire apenas entramos en su tienda.

-Lo sé -Dijo dejando caer su manta y mostrándome su cuerpo nuevamente.

-¡Crees que podrías ponerte algo de ropa por favor! -Miré hacia otro lado.

-¿Por qué, te pongo nerviosa?

-Es que alguien puede entrar.

-¿Entonces te preocupa que otra vea lo que te pertenece?

Reí porque no sabía que más hacer, nerviosa era poco, me sentía alterada en su presencia, no me parecía justo que él pudiera seducirme de esa forma.

-Me gusta el nuevo tono de tu cabello.

<<¡¿Nuevo tono?!>>

Corrí a un espejo y el asombro fue tal que solté el puño con el cual ajustaba la manta frente a mí, mi largo cabello era blanco, mis músculos parecían aún más firmes y fuertes de lo que los recordaba, mi vista era mejor, podía observar cada detalle de mi cuerpo a la perfección y también del cuerpo parado tras de mí en el reflejo.

Me agaché para tomar la manta y lo miré con desafío.

-Que sea tu Luna no quiere decir que no debas ganarte el derecho a tenerme Alfa Ridire de Naomh así que te pido que dejes de exhibirte de esa forma ante mí, porque según recuerdo me dijiste que lo que buscabas ganarte era mi amor y eso es muy diferente a mi deseo.

Intenté salir de la tienda para ir por algo de ropa, pero en ese momento un elfo llamó desde la parte exterior Ridire le permitió pasar y él traía consigo mis pocas pertenencias, durante las pocas horas que nos quedaban allí ese sería mi hogar o mi cárcel, ya no estaba del todo segura. 

La luna del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora