EL ÚLTIMO SACRIFICIO

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-Esto debe parar. -Grito la Luna haciendo que su Alfa trastabillara.

Según Tuigseach, el nexo entre una Luna y su Alfa, le brinda a ella un poder sobre su macho, cuya fortaleza depende de la hembra, es esa la razón por la cual ellos no pueden sobrevivir sin ellas.

Logré escapar del asedió de Freid para correr hacía la luna quien llevaba una daga del metal mortal en su mano, pero no fui lo suficientemente rápida, ella se quitó la vida ente mis ojos y segundos después Ard-Ámas también cayó.

-No más por favor, no más. 

Sujetaba su cuerpo entre mis brazos sollozando y no me di cuenta que Freid sujetó un arco y disparó una flecha hacía mí, pero Ridire fue más veloz y se lanzó en su trayectoria siendo atravesado justo en su corazón.

<<Eres un Alfa, estoy seguro de que vivirás, te amo Gealach>>

Esos fueron sus últimos pensamientos y todos a mi alrededor incluyendo a Freid me miraban sorprendidos, yo no había perecido junto a él, pero lo que no sabían era que aquel último sacrificio había terminado de resquebrajar una coraza que controlaba mi poder total.

Empuñé mi espada y se iluminó saliendo llamas de ella, una onda energía que lancé contra la pared externa abrió un agujero por el que los lobos de Gorm huyeron despavoridos, caminé hacía Freid sin darme cuenta que mis pasos dejaban huellas de fuego.

-Has destruido todo lo que amo, has matado a mi manada lobos y Cein por igual, nos pusiste unos contra otros y obligaste a los tuyos a seguirte por esta senda de maldad -Me voz sonaba tenebrosa casi como si emergiera de la oscuridad más profunda.

El valor de Freid se debilitaba a cada paso que yo me acercaba, salió corriendo por el agujero llamando a sus arqueros, yo lo seguí y apenas salí me dispararon, todas y cada una de las flechas quedaron suspendidas en el aire y con una mano yo las dirigía hacia él cerrando su paso.

-Están a tiempo de arrojar sus armas y rendirse -Seguía hablando- Quién se rinda lo dejaré ir con vida y a quien ose retarme le mostraré la misma piedad que ustedes le dieron a mi manada.

Un hombre levantó su arco para dispararme por la espalda, detuve su flecha y lo encendí en llamas, al ver eso el resto soltaron todo lo que llevaban y se rindieron.

-Entonces a mi también me perdonarás si me rindo -Se mofó Freid.

-No a ti no.

Le lancé mi espada que rebano su cuello en dos y luego me dejé caer en el suelo para aullar y llorar soltando todo mi dolor, de repente la Luna de sangre apareció en el cielo y yo fui envuelta en una gran llamarada.

-Gealach -Una dulce voz me llamaba al tiempo que sentía que mi ira disminuía poco a poco.

-¿Quién es? -Pregunté limpiando mis lágrimas.

-Soy tu madre Luna.

La silueta de una hembra rodeada de una fuerte luz apareció frente a mí cegándome tuve que llevarme una mano al rostro para proteger mi vista y lentamente se fue haciendo visible, primero fue su largo cabello del mismo color que el mío, poco a poco otras facciones aparecieron y finalmente era como verme en un espejo.

-Te pareces a mucho a mí.

-No tengo forma corpórea -Rio con dulzura- y he asumido la tuya para que puedas verme.

-¿Dónde estoy y por qué me has traído?

-Tú me has llamado a mí.

-¿Yo?

-Sí, tu eres quien completa el ciclo y ahora quiero preguntarte algo. -Hizo un alto y acarició mi cabello- Si te diera a elegir entre la posibilidad de ser una Alfa o perder ese don y regresarle la vida a Ridiere...

-Devuélvelo a la vida -Rogué de rodillas interrumpiéndola.

-¿Estas segura? nunca ha existido una hembra Alfa, podrías liderar con buen juicio y coraje trayendo la paz a tu manada.

-Puedo hacer lo mismo junto a Ridire.

-Pero serías solo su Luna, si te vuelves una Alfa no necesitarás de él para vivir.

-Nunca he sido solo su Luna, soy la Luna del Alfa.

-Sabes que es tu presencia lo que lo hace fuerte.

-La suya me mantiene cuerda.

-Tu valor le da energías.

-Y su amor me da felicidad.

-¿Entonces lo amas?, crees que si no fuera tu mate destinado aún así lo amarías.

-Antes de estar juntos no sé que hubiera contestado a eso, pero después de conocerlo no puedo dejar de amarlo y aunque digas que no necesitaré de él para vivir creo que mi bestia y yo perderemos poco a poco la cordura ahora que él no esta.

Me deje caer al suelo abatida, sin Ridire en mi vida seguramente yo no podría seguir adelante.

-Me hace feliz saber que finalmente ustedes entendieron que elegirse el uno al otro es lo que le da fortaleza al lazo que se genera con su mate.

La madre Luna miró hacia un lado y Ridire apareció ante mí, corrí a sus brazos y nos besamos con desesperación.

-Le he preguntado a él algo similar, le ofrecido volver a cambio de que tu pierdas tu capacidad de ser Alfa, ni siquiera me faltó terminar mi oferta porque él la denegó.

-¿Por qué? -Le di un golpe en el pecho- Yo lo sacrificaría todo por ti.

-Lo sé, pero tu naciste para ser Alfa, no puedo permitir que pierdas nada de tu esencia, sacrifique mi vida por ti una vez y lo haría mil veces más.

-Pues es mi decisión -Miré a la madre Luna y me arroje al suelo para implorarle- Devuélvelo a la vida y a cambio te daré o que pidas.

-Acepto -Fue lo último que dijo sonriendo antes de desaparecer.

Cuando el torbellino de fuego desapareció Ridire camino hacia mí ante la mirada atónita de todos los presentes, nos abrazamos con fuerza y de repente de nuestras bocas salió a la par una nueva profecía.

Los hijos e hijas de la Luna son idénticos ante su madre, Alfa y Luna son uno y así guiarán juntos en armonía, ellas serán ahora Alfas en igualdad.

Escuchamos lo que dijimos, pero salió de nuestra mente sin pensarlo y en ella quedó también un mensaje: Les pido que sean mi conducto para transmitir este mensaje y cambió de la vida de Ridire, aprovechen el tiempo que tienen juntos.






La luna del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora