SOMOS UNO

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Pelear en mi forma de bestia siempre fue sencillo y aunque la mayoría de los lobos consideraban inservible aprender a hacerlo en forma humana parecía que Gaol no era una de ellos, se defendía muy bien y a mi me costaba acercarme a ella para asestar una mordida sin que me cortara, así que lo único que me quedaba era luchar en igualdad de condiciones, cambié mi forma llevándole la contraria a mi bestia, tomé una espada y empecé a pelear.

El filo de su espada me aterraba hasta que me di cuenta que si no corría ese riesgo jamás le ganaría, usé uno de los movimientos con los que Laidir siempre me ganaba y hundí mi espada en su vientre, ella me cortó en el brazo se la quité y la degollé con ella.

Ridire corrió hacia mí, creí que estaría dolido por lo que yo acababa de hacer y lo entendería porque al ver el cuerpo de mi hermano sin vida sobre el suelo la venganza fue lo único que logró calmar a mi bestia, pero cuando estuvo a solo unos pasos de mí se transformó y me sostuvo antes de que me cayera.

<<Te cortó>>

<<Lo siento>>

<<Fue mi culpa, nos juramos confiar solo en nosotros y no cumplí, no te escuché esa noche en el castillo, tu hermano estaría vivo, si tan solo yo...>>

<<Él era un detractor>>

<<Y también era tu hermano -Me cubrió con una manta y mientras la batalla seguía entre los detractores se puso algo de ropa y me subió a un caballo- estoy seguro de que jamás te haría daño, él te amaba>>

-A dónde vamos -Susurré enroscada contra su cuerpo.

-A ocultarnos, no puedo perder a mi Luna.

En lo profundo del bosque en nuestra forma lobuna pasamos dos días, él lamió mi herida constantemente hasta que finalmente se curó.

<<Debemos volver a cambiar, sabes que no podemos pasar tanto tiempo en forma lobuna o las bestias tomaran el control>>

<<No tenemos ropa mi Alfa, nos congelaremos>>

<<He visto una cabaña>>

<<Y ellos quizá también lo hicieron o es una trampa>>

<<Debemos averiguarlo>>

Llegamos a la cabaña sigilosamente, dentro había alguien y por el olor se trataba de un ser humano, anciano, yo no estaba dispuesta a que lo matáramos así que tome unas mantas de su tendero cubrí mi cuerpo con ellas y me presenté en su puerta mientras Ridire cuidaba mi espalda en forma lobuna.

Toque un par de veces hasta que el anciano finalmente abrió.

-¿Quién eres? -Preguntó con sorpresa.

-Mi nombre es Gealach -Me sentí extraña al decirlo.

-Soy Glic, qué haces perdida por los bosques, aquí es peligroso. -Carraspeo, pero no parecía temerme.

-Mi marido y yo -El anciano miró hacia el bosque- Nos hemos perdido, estamos cansados y nos gustaría pedirle refugio, pero no tenemos nada con que pagar.

-Me quedan muy pocos días de vida pequeña valoro la compañía más de lo que imaginas, tengo alguna ropa de mi esposa que podría quedarte, -Ridire se dejó ver detrás de mí en forma protectora- aunque pues a tu esposo no sé, pero dudo que le quede algo mío. -Sonrió con tranquilidad.

<<Ven aquí -Le pedí>>

-¿Es un Alfa? -Nos miró sorprendido e hizo una reverencia- Entonces usted debe ser su Luna.

La luna del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora