❝𝐇𝐎𝐔𝐒𝐄 𝐎𝐅 𝐌𝐄𝐌𝐎𝐑𝐈𝐄𝐒❞ 🔞 [𝐁𝐀𝐉𝐈𝐓𝐎𝐑𝐀𝐅𝐔𝐘𝐔]

Un viaje en el tiempo

El de mechas rubias ahora caminaba por un enorme y muy conocido puente de Tokyo, el llamado "puente arcoiris", ahora deslumbrando azulado en la oscuridad de la noche. El viento movía con fuerza sus cabellos, a veces no permitiéndole ver y teniendo que apartarlo con su manos, estas volviendo a esconderse en los bolsillos de su abrigo blanco, detalles de líneas rojas en las puntas lo adornaban.

Los autos pasaban a gran velocidad por su lado, él sintiendo los vancos de aire que dejaban atrás.

Su mirada viajó hacia el borde, el agua cristalina reflejando las luces de aquel puente se veía tan tranquila, y se detuvo, mirando allí con tranquilidad, sus ojos color miel viéndose tan opacos, sin un rastro de luz, pareciendo un cadáver que caminaba sin más, porque ni alma le quedaba, se había esfumado junto con su Chifuyu, ya eran dos veces las que el destino le destrozaba llevándose cruelmente a sus amores, era demasiado para él que nunca se había interesado en nadie más que aquellos dos, y solo pedía un minuto más, anhelaba poder volver a verles, sentirles a su lado, ¿volver al pasado?, tal vez sería una buena idea, pero para su desgracia, él no era Takemichi.

El chico abandonó el borde de la carretera y se acercó a aquellas barras de hierro, pensándolo un poco, luego agachándose, la punta de sus pies quedando fuera, era una gran caída, y para su desgracia, él no sabía nadar, aunque eso diría cualquiera, porque cuando lo pensó dos veces, ahora era una bendición.

—Chifuyu, Baji... —dejó escapar sus pensamientos en voz alta, un susurro ahogado por el ruido del tránsito detrás de él, su corazón comenzando a latir fuerte ante la idea que se le pasó por la cabeza, y en esos momentos y circunstancias, no era tan mala, porque ya no tenía a su amado Baji, tampoco a su queridísimo Chifuyu, todo era un inmenso vacío en su interior, sin contar el dolor que sentía, porque si no, estaría repleto.

Y el único que siempre los salvaba una y otra vez, sin descanso, perseverando sin importarle su beneficio propio, ya no estaba, Takemichi ahora había hecho lo que nunca nadie esperó.

Se había rendido.

Tantas desgracias vió, tanto sufrió, tanto intentó, que no pudo soportarlo más, y tomó el camino más fácil, la oscuridad, ¿y quién más oscuro que Mikey?

Se fue con su amado Manjiro, ahora siendo líder de Bonten junto a él, y ya no era el mismo, el brillo en sus ojos era distinto, su forma de actuar, su sonrisa también había cambiado, y ya no derramaría ni una lágrima más por nadie.

Su héroe llorón ya no estaba.

¿Qué más tenía para que le quitasen?

Nada.

Perdió a las únicas personas que amó, perdió su esperanza de salvación, perdió a Mikey tras cometer el asesinato de Shinichiro, y no lo recuperaría, porque aquel peliblanco no le daría perdón, había perdido a Draken, Emma, y muchos más.