Luo Binghe quería empotrar ahí mismo a Shen Yuan, el suave toque de sus labios aumentaban su ya evidente libido. Los quedos gemidos que quedaban atrapados en ambas bocas provocaban un enorme placer, las mejillas sonrojadas del demonio. Daba una imagen de placer y excitación que el hibrido sentía que la debía enmarcar. Para recordar a cada segundo, minuto y hora de su vida las perfectas facciones que hacía Shen Yuan al morderle el labio inferior, acariciar con dulzura su cadera o 'tocar' por error esa blanca cola.
Sin embargo, una voz de la razón vino en la forma del demonio de la mente. Meng Mo no podía soportar ver como la pareja se daba sus toques de amor y dulzura, pero sentía que los toques de 'amor' iban a pasar algo más mayor si no detenía a tiempo a Luo Binghe. El libido de un demonio era más alto que un humano, pero para un hibrido su libido era peor. Era como tener una bestia del sexo amarrado a tu cama, esperando una dulce presencia que lo satisfaga toda una noche.
-- Muchacho estas en una zona de riesgo.-- Meng Mo trato de sonar sabio, digno de un maestro. Más en cambio la respuesta que recibió fue un fuerte gruñido, Binghe parecía una bestia desenfrenada cuando estaba con Shen Yuan. Una bestia que no razona sobre el lugar en donde se encontraban, solo quería satisfacer a su pareja y calmar su excitación. Cuando el demonio de la mente pensaba en intervenir una vez más, Shen Yuan trato de calmar a su pareja.
-- Binghe-e....e-espera, tenemos que ca-almarnos.-- Shen Yuan a penas podía controlar el leve tartamudeo que tenía su voz, los labios de Binghe lo dejaron en mal estado. Sentía que en cualquier momento las piernas no le responderían y podría caer en los encantos provocativos que tenía el hibrido.
-- Shen Yuan..-- un leve ronroneo salió de Binghe al momento de nombrar al demonio. Más este se resistió una vez más y en cambio puso ambas manos en los amplios hombros del hibrido, como una seña que pedía que le prestara atención. Binghe solo suspiro y dejo sus manos en el lugar en donde se encontraban más cómodas, en la cadera de Shen Yuan.
-- Binghe....debemos encontrar un lugar en donde....pasar la noche.-- hablo entre jadeos Shen Yuan, el beso que le daba Binghe le quitaba el aliento. Lo dejaba hambriento de probar esos exóticos y sexys labios, pero debía controlarse.
Tal vez fue obra del destino que de repente se empezaron a escuchar varios gruñidos que venían de distintas direcciones, algunos sonaban más graves que otros. Para Shen Yuan significaba una clara señal de peligro, miles de bestias se acercaban hasta donde se encontraban ellos; después de todo ya no hay una espada que marque un limite de peligro. Luo Binghe solo sonrió, una sonrisa cargada de arrogancia. A través de sus labios mostraba dientes perfectamente blancos y con la singularidad de un par de colmillos, no tan prominentes como un demonio de su sangre. Sino más bien tenían la forma de un felino, tan brillantes y filosos.
-- Al parecer tenemos compañía...-- la voz de Binghe sonó algo siniestra y también emocionada, era un momento perfecto para probar el largo alcance que tenía la espada. Experimentar todo ese poder recorriendo por sus venas, sentir esa adrenalina al combatir un enemigo poderoso. El poder de la espada pedía con ansias empapar su afilada hoja con sangre pero un fuerte agarre hizo que Binghe dirigiera la vista a la persona que tenía una solida afianza de su persona. Shen Yuan lucía una expresión de absoluto terror y miedo, al parecer este pequeño demonio tenía un fuerte miedo a las criaturas que se acercaban con rapidez.
Fue en ese momento que Luo Binghe se hizo una promesa así mismo, protegería a la persona que se aferraba con fervor sus ropas. No importaba si perdía la vida en el proceso o algún miembro de su cuerpo, mientras mantuviera con vida ese brillo alegre e inocente de esta hermosa persona lo demás le daba igual. Shen Yuan le enseño una dulzura que le fue negada desde que entro a esa maldita montaña, el mismo cariño que se comparaba al de su madre; tan cálido y gentil.
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ʟᴀ ᴇᴍᴘᴇʀᴀᴛʀɪᴢ ᴅᴇ ʟᴜᴏ ʙɪɴɢʜᴇ
FanfictionCaer dentro del abismo, pasar días enteros dentro de ese infierno hace que desconfíes de toda persona. Para Luo Binghe fue un duro golpe de realidad en la que aceptaba que su maestro jamás lo iba a ver como un discípulo más, si no como alguien quien...