ʟᴀ ᴇᴍᴘᴇʀᴀᴛʀɪᴢ ᴅᴇ ʟᴜᴏ ʙɪɴɢʜᴇ

sʜᴀɴɢ ǫɪɴɢʜᴜᴀ

El reinado del 'demonio celestial' empezó con la invasión de demonios 'sembradores' en los territorios del palacio Huan Hua. A simple vista parecía un problema simple que los cultivadores del lugar podían resolver por su propia cuenta pero a medida que avanzaba el caos, los comercios de la zona empezó a perder fuerza y con ello el cierre de la ruta comercial. Causando así miles de muertes sean provocadas por un envenenamiento clasificado como enfermedad, ya que la falta de comercio y medicamentos disminuyo la población dentro y fuera del palacio. Por lo que el territorio del palacio de Huan Hua quedo completamente desconectado del mundo, causando que miles de rumores empezaran a circular entre las personas llegando así a oídos de sectas vecinas.

Los rumores empezaban que un mal había azotado al territorio de Huan Hua, que la codicia y la avaricia eran los principales factores que causo tal enfermedad. Pero eran simples palabras que las personas utilizaban para dar miedo a los viajeros que se detenían en posadas para tomar un descanso, cerca de la montaña Cang Qiong. Entre el apogeo del comercio unas túnicas azules destacaban a simple vista, el hombre tenía una apariencia débil pero en la cintura llevaba una espada de mango azul atada a su cintura. Indicando que el hombre es un cultivador de renombre.

Shang Qinghua es el nombre del cultivador y él adoraba pasear por el mercado durante las mañanas. El bullicio de las personas lo ayudaba para mantener la mente ocupada en algo que hacer y no estar vagando por sus pensamientos, Qinghua veía este mundo como algo surrealista. Estar en el viejo mundo donde la cultivación es un tema de cada día, provocaba una sensación en el hombre de no pertenecer ahí.

La prueba de la sensación es que Qinghua es un transmigrado y no uno cualquiera, si no el mismo creador del mundo. Este mundo nació bajo la inspiración de una noche viendo series junto con miles de envases vacíos de fideos instantáneos, pero transmigrar a él no fue una de sus ideas si no por que murió de la forma más ridícula. Dejando eso a un lado, ver a la gente paseando por las calles empedradas comprando suministros o alimentos que necesiten para ese día hace que su inspiración llegue por momentos.

Sin embargo la tranquilidad que disfruta ahora es un claro incisivo que el caos no tardara en empezar. El protagonista de este mundo se debe encontrar en estos momentos por salir del abismo o ya estar fuera de ello, los rumores empezaron por algo y él siendo un digno observador (notase el sarcasmo) cree que el villano se encuentra una vez más pisando la tierra de los mortales para después convertirla en su propio patio de juguetes.

Un suspiro tan lastimero salió de Qinghua pero un suave toque en su hombro interrumpió todos los pensamientos lastimeros que tenía en contra suya. AL voltear a ver a la persona que había interrumpido su paseo de esa mañana, se fijo que es una de sus tantos 'discípulos'. Su discípulo se inclino ante él cortésmente y con voz clara hablo.

-- Shizun, le llego una carta esta mañana.-- hablo su pequeña aprendiz mientras le entregaba la mencionada carta.

Qinghua al ver quien era el remitente no pudo dejar pasar que por su cuerpo paso una horrible sensación de escalofríos. Doblo la carta a la mitad y empezó su camino de regreso a la montaña de Cang Qiong, mientras caminaba por las calles transitadas se empezó a concentrar en los miles de pensamientos que pasaban por su cabeza de una manera alarmante. Ser llamado por el único rey demonio del norte, le traía unas sensaciones que ocasionaba que se ponga alerta en cualquier momento.

Sus pensamientos fueron tan profundos que tarde mente se dio cuenta que ya había llegado a las escaleras para ir directo a las doce montañas. Hechas del cuarzo más blanco, las escaleras daban la bienvenida a diferentes entradas todas con diferentes maestros y discípulos. Shang Qinghua empezó a subir por los escalones y atrás de el los pequeños discípulos que fueron en su búsqueda, las escaleras eran algo empinadas pero son perfectas para admirar el paisaje que las rodea.