13. Las invencibles Layla y Lilith

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-Layla-

Dios ya me cansé de ser tu guerrera más fuerte. 

Termino la última foto y salgo corriendo como una niña pequeña hacia Lilith, quien ya tiene en su mano una botella de agua y una toallita para limpiarme mi rostro todo sudado, el cual es la consecuencia a haber estado más de 6 horas seguidas tomando fotos en un desierto.

—Me voy a morir y va a ser tu culpa. —La culpo, tomando toda la botella de agua de un solo sorbo.

—No te quejes que al final del día gracias a tu trabajo tienes algo de comer. —Se coloca sus gafas en la cabeza y entrecierra los ojos para intentar acostumbrarse a la luz del día. —Un coche nos vendrá a ver en unos minutos para dejarnos en el aeropuerto.

Observo a las personas a mi alrededor y cuando veo a una de las modelos con las que me tocó tomar algunas fotos para la campaña publicitaria no puedo evitar ponerme en puntillas para saludarla.

—¿No vamos a visitar un poco el lugar? —Le pregunto a mi hermana luego de saludar a la modelo. —Pensé que podríamos ir a dar una vuelta al faro que queda cerca.

En una de las conversaciones que tuve a lo largo del día una de las maquillistas me recomendó ir a visitar un poco el lugar al terminar la sesión cuando le comenté que nunca antes había venido a Uruguay, pero que había quedado fascinada con lo deliciosa que estuvo la comida que nos brindaron en el break.

—¿Enserio quieres ir al faro? —Me pregunta y yo rápidamente empiezo a asentir con una sonrisa. —Tal vez podamos ir un rato, pero no podemos tardarnos demasiado.

Me mira atentamente, dándome a entender que lo decía en serio y que por ninguna razón podía quedarme más tiempo de lo necesario.

—Prometo no demorarnos, es que realmente quiero conocer un poco más de este lugar.

—Bueno, pero solo por esta ocasión.  —Comenta y yo tengo que contener mis ganas de soltar un pequeño gritito de felicidad. —Mete todas tus cosas en tu bolso y acompáñame al coche antes de que decida cambiar de idea.

Hago Justo lo que ella me pide, mientras agradezco internamente al universo por ponerla de un buen humor a mi hermana mayor.

Espera, ahora que lo pienso....últimamente siempre parece estar de buen humor.

Intento idear un plan en mi cabeza para preguntarle por Thomas, no es que realmente haya pasado algo demasiado importante entre ellos, por lo menos no ha sucedido algo tan importante como para que ella decida hablar de él conmigo, pero no soy tan tonta como para no notar los regalos y flores frescas que llegan todas las mañanas a la entrada de su oficina.

¿Cómo le pregunto si se comió al representante de mi novio falso sin preguntarle directamente si se comió al representante de mi novio falso?

—¿Últimamente has comido comida azul y rizada? 

—No me gusta la pasta de colores, siento que es para niños pequeños o para personas adultas sin personalidad.

—¿Qué? Tú no tienes personalidad, idiota. —Gruño completamente indignada por su comentario, ya que justo la noche pasada había merendado fideos de arcoíris.

—Tengo más personalidad que todo el maldito mundo unido, pero tu estupidez te tiene cegada. —Toma su bolso negro y saca un labial rojo potente para llevárselo a sus labios. —¿Qué me quieres preguntar realmente, Layla?

Ahí se va al caño toda mi carrera como detective.

Giro mi rostro hacia la ventana, ganándome el mayor tiempo posible para evitar decir algo demasiado  idiota.

El amor y la fama [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora