El amor y la fama [#1]

25. Nuevos Aliados

-Layla-

El plan de Lilith comenzó con nosotros tomando un rápido avión con destino a un pequeño pueblo costero lejos de la gran ciudad y aunque hace un largo tiempo me hice a la idea de que este momento ocurriría, nunca pensé que sería tan pronto, mucho menos paso por mi mente que lo haríamos por esta extraña situación.

Cuando mi hermana mayor me comento que tendríamos que realizar un viaje para cumplir el primer paso de su "Gran plan maestro" (como Leia decidió apodarlo) pensé que no íbamos a poder lograrlo, ¿Cómo lograrían sacarme del hospital cuando los doctores me habían repetido millones de veces que debía de quedarme en el? Bueno, aún no se la respuesta, solo sé que Lilith y Thomas lo hacen.

—¿Todo bien, amor? Te noto un poco tensa. —Me pregunta la voz ronca de Ezra, regresando sonriente de la cabina del avión.

Poso mis ojos sobre los suyos por un pequeño momento, el cual no dura demasiado a causa del gran nerviosismo que se apodera lentamente de mí. Al bajar mis ojos me doy cuenta de que mis dedos se encuentran jugando con uno de mis anillos dorados, algo que suelo hacer desde que tengo uso de razón, pero que no me había dado cuenta hasta que mi hermana mayor me lo hizo saber en una cena familiar.

—Estoy bien, es solo que... —Me detengo por unos pequeños segundos para pensar lentamente lo que voy a decir y aunque al final la frase que se forma en mi mente no me termina de convencer del todo, sé que debo de decirla si no quiero preocupar mucho más a mi novio. —¿Qué pasa si no le termino agradando a tu madre?

Odio el hecho de que mi voz sale de mi con un tono mucho más débil de lo que quería, pero no tengo demasiado tiempo para pensar en eso, porque mi mente comienza a preocuparse cuando ve que Ezra no contesta de inmediato.

—¡Rayos! Crees que puedo no llegar a agradarle. —Exclamo, levantándome de mi asiento para comenzar a caminar por el pasillo del avión.

Ezra rápidamente regresa de su extraño trance y comienza a caminar detrás de mí, hasta que logra detenerme con sus manos apoyadas en mis hombros.

—Amor, es imposible que no le agrades a mi madre. —Es lo primero que dice y me sorprendo al notar que su tono de voz es relajado y tranquilo, como si estuviera completamente seguro de su respuesta. —De hecho, creo que ella te quiere más a ti que a mí, pero no creo que llegue a aceptarlo nunca porque soy su hijo.

—¿Tú crees? —Le pregunto alzando mi vista y el me regala una pequeña sonrisa. —Quería regalarle algo cuando la conozca, en forma de intercambio.

—¿Intercambio? —Me pregunta, pestañeando varias veces.

—Ella te trajo al mundo, a mi mundo y pues...creo que merece recibir algo a cambio de eso.

Nunca pensé que llegaría a decir eso en voz alta, no solo porque suena demasiado ñoño y cursi, sino también porque nunca pensé que llegaría a sentirlo, nunca pensé nada de eso hasta que conocí a Ezra.

—¿Sabes que te quiero demasiado? —Me pregunta, bajando sus manos hacia mi cintura para atraerme a él. —Te quiero mucho, muchísimo.... Te quiero tanto que no podría ponerlo en palabras.

—¿Me querrías incluso si fuera una hormiguita chiquitita?

—Sin dudarlo. —Responde de inmediato y antes de que pueda acercarme para darle un beso, el agrega. —Aunque, creo que no sería demasiado diferente a quererte ahora.

—¡¿Qué está tratando de decir, señor Ortega?!

—¿Yo? Nada, nada.... —Responde, fallando por completo al intentar ocultar su sonrisa. —Solo digo que si tu fueras una hormiguita yo sería tu fan número uno.