19. Conversaciones con las almohadas

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-Layla-

Es mi última noche en la gran ciudad antes de partir de camino a mi pasarela en Paris y lo único en lo que puedo pensar es en lo enamorada que estoy del hombre que en estos momentos se encuentra enfrente de mí.

¿Cómo no estarlo cuando literalmente ha pasado todo el día a mi lado para tranquilizar mis nervios?

—Creo que con eso ya tenemos todo listo para comenzar a cocinar. —Me comenta Ezra, observando atentamente mi mesón el cual está lleno de distintos ingredientes. —El queso de mi madre hará que todo salga perfecto, o por lo menos eso espero.

Me acerco a su lado y tomo entre mis manos el queso del que me habla para mirarlo con atención. Ezra me contó que tuvo que pedirle a su madre que le enviara unos cuantos productos de su negocio para que salga todo exactamente como en la receta que ella le explicó y no sé el porqué, pero eso se me hace un gesto demasiado tierno.

Literalmente él está haciendo todo lo posible para que yo pueda cocinar algo decentemente bueno.

—¿Puedo probarlo? —Le pregunto y observo cómo sus ojos se iluminan ante mi pregunta, cómo si hubiera estado esperando con ansias a que esta salga de mi boca.

—Por supuesto, necesito saber qué tal te parece. —Me dice, sacando con cuidado uno de los cuchillos de mi cocina para comenzar a partirme un pequeño pedazo. —Mi familia es muy conocida en el pueblo por sus distintos tipos de queso y este en particular está preparado especialmente por mi madre.

Tomo el pequeño pedazo de sus manos y me lo llevo rápidamente a la boca, dejando que los deliciosos sabores se apoderen de ella.

—Wow... —Es lo único que puedo decirle cuando abro mis ojos, ya que me encuentro cortando otro pedazo de inmediato.

—¿Te gustó? —Me pregunta con una pequeña sonrisita y yo corro hacia él como una niña pequeña, alzando un poco mi cabeza para poder dejarle un beso en sus labios.

Sus manos se posan en mis caderas y antes de que me dé cuenta ya me está cargando a través de todo mi departamento hacia mi habitación.

En ningún momento del trayecto su boca deja la mía, ni siquiera cuando se inclina levemente para dejarme con cuidado en mi cama.

—¿Qué estás haciendo? —Le pregunto luego de separarme unos centímetros de él. —Debemos de preparar la cena.

Ezra inclina su cabeza hacia la izquierda y luego simplemente se encoge de hombros, como si el alimentarnos no fuera demasiado importante en estos momentos.

—Podemos prepararla luego, aún es temprano. —Murmura y ohh dios no puedo con lo atractiva que es su voz en estos momentos.

—Entonces... ¿Qué vamos a hacer? —Le pregunto inocentemente y veo como su boca se curva en una sonrisa.

El cuerpo de Ezra sigue estando sobre mí, pero en esta ocasión él se separa un poco más para poder tomar entre sus dedos la tela de mi blusa blanca.

—¿Puedo? —Sus ojos están fijos en los míos y en ellos puedo ver un extraño brillo de deseo y lujuria.

Mis pensamientos en estos momentos no se pueden organizar para pronunciar alguna palabra, por lo que simplemente termino asintiendo sin decir nada más, dándole el permiso que necesitaba para dejarme solamente en mi sujetador blanco de encaje.

Observo atentamente su expresión, esperando encontrar algún tipo de negativa hacia mi cuerpo, ya que la primera vez que Ryan me vio solamente en sujetador me dijo: "¿Alguna vez pensaste en operarte los senos? Tal vez eso ayudaría a que tu carrera incremente." y nadie lo sabe, pero esa noche estuve contactándome con diferentes médicos para considerar la idea.

El amor y la fama [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora