Atada a tí: capítulo 8

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-¿Te gusta?

-Impone, para que mentir.

Amelia rodeo con sus manos los testículos, no tenía mucho vello en esa zona, parecía recortado. A continuación, deslizo sus dedos por el miembro erecto. Deslizó la mano arriba y abajo. Unas gotas del líquido preseminal adornaban su extremo. No había hecho muchas mamadas a lo largo de su vida, se contaban con los dedos de una mano y te sobraban dedos.

Introduje su miembro duro y erecto en la boca, chupe con fuerza mientras mi mano mueve su piel abajo y arriba. Me centro en la punta de mi miembro, juego con el frenillo, rodeo con mi lengua su glande, introduciéndola en mi boca una y otra vez, lubricándola bien.

La meto de golpe, rozando mi garganta, chupo y chupo mientras Leandro gime y sujeta mis cabellos alborotados, haciéndome chupársela a fondo.

Me atraganto, me cuesta respirar, apenas cojo aire, suenan las arcadas pero al muchacho no le importa, al contrario su miembro crece y se endurece aun más.

Ejerce fuerza sobre mi cabeza, controlando el movimiento de mi cuello, mientras intento respirar. Siento como circula el líquido dentro de su miembro, no le queda mucho para culminar. Me dejo guiar por el ritmo de las embestidas de Leandro por mi garganta mientras intento seguir trabajando con la lengua.

Con cada movimiento que me obliga a hacer, más abierto, húmedo y caliente esta mi sexo.

El joven acaricia mis pechos y juguetea con la humedad vaginal latente con los dedos mientras la boca de Amelia sigue trabajando para su placer ahora más motivada y explosiva.

Siento como su semen empieza a ascender entre gemidos y yo acelero el ritmo de succión mientras mis manos atadas intentan estimularlo.

-Voy a correrme, si no paras, lo haré en tu boca.

Saco el miembro de mi boca y agarro mis pechos con decisión y meto su miembro húmedo y caliente entre ellos y le sigo estimulando.

-La quiero en tu boca.

Leandro agarra mi rostro y me introduce el miembro con brusquedad.

Me obliga a chupársela un par de estacadas más y mi boca se inunda de una leche caliente y agria mientras Él arquea su espalda y llega al éxtasis.

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