En una ciudad sin nombre, Rafael Matos vive su vida con tranquilidad junto a sus amigos más preciados. Sin embargo, la normalidad de su vida empieza a desmoronarse lentamente a causa de dilemas pasados y futuros por igual, así como por cierto poder...
Comienza a llover en El Centro, era una lluvia fría y fuerte. En menos de una hora el cielo pasó de estar completamente soleado a estar nublado y oscuro al punto de parecer casi de noche. El sonido de las miles de gotas de agua estrellándose contra el piso se hacía cada vez más fuerte, sin embargo no había ninguna corriente de aire de las que podrías esperar en una repentina tormenta.
Las calles quedaron despejadas a causa del repentino diluvio, salvo por dos personas.
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Rafa: ...
Carlos: ...
Ambos se encontraban de pie a 5 metros uno del otro, mirándose entre sí esperando algún movimiento del contrario.
Rafa: Vamos, "señor respeto", haz algo que me haga respetar cada célula de tu cuerpo.
Carlos: Jah. Cuando corría por las calles, no me limité solo a huir. —Se mete la mano en el bolsillo.
Rafa: ¿Qué quieres decir?
Carlos: ¡¡Atrapa!!
Él comenzó a arrojar piedras del tamaño de un puño. Rafa esquiva cuatro de ellas, hasta que dejaron de llegar.
Rafa: ¿Eso es todo...?
Un ladrillo cayó a centímetros de él.
Rafa: Ugh. —Ríe incómodamente. —P... Parece que las piedras solo eran una distracción. Ni me di cuenta cuando lo arrojaste.
Carlos: ¿Ya me respetas?
Rafa: ¡Ja ja! ¿En serio tengo que responder?
Carlos: Psh.
Rafa: Aún guardo algo de la tienda. —Le arroja un trozo de vidrio.
Carlos: ¡Hgh! —Usa su abrecartas para repeler el filoso vidrio. Pero recibe un corte en la mano de un segundo proyectil.
Rafa: Sabía que no lo esquivarías, por lo que arrojé otro tan pronto como te pusiste en posición para bloquear el primero.
Carlos: Hm.
Rafa: Así como se te pasó el segundo vidrio, se te está pasando por alto la realidad. El mundo no funciona como tú crees.
Carlos: Que tú no puedas verlo como yo, ¡es otra cosa! —Con su abrecartas en mano arremete contra su oponente.
Carlos lanzaba ataques constantemente, los cuales Rafa solo podía esquivar. Tras unos cinco erráticos ataques logra por fin darle a su objetivo, haciendo que Rafa reciba un corte en la mejilla.
Rafa: ¡Tch! —Se tambalea por el sorpresivo acierto del rival.
Carlos: Ahora viene la parte buena, mira detrás de ti.
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