Día 7: De compras

427 38 13
                                    

Shun empujaba el carrito del super mientras miraba curiosamente los productos de los estantes, Hyoga iba tras él, no era de mucha ayuda, pero había insistido en acompañarlo.

-Sabes que los sirvientes de la mansión pueden hacer las compras ¿verdad?- le comentó el rubio, abrazándolo por detrás, a la vez que Shun tomaba un frasco de jengibre molido y lo observaba con detenimiento.

-Lo sé, pero esto no es asunto de la casa.- explicó el peliverde, dejando el frasco en su lugar. -Esto es más personal. ¡Para nosotros!- exclamó, con una adorable sonrisa en los labios.

Retomaron su camino por el supermercado, llegando  a la sección de frutas y verduras.

-¿Y que es esta cosa "personal" a la que te refieres?- inquirió Hyoga, quien buscaba entretenerse con cualquier cosa.

-Navidad está cerca, y quisiera hacer unas galletas de jengibre.- respondió Shun mientras tomaba una de las raíces mencionadas. -Vi una receta en una de las revistas de Tatsumi y quiero intentarlo.

-¿Hurgaste en las cosas del pelón?

-Fue Ikki nii-san, quería jugarle una broma o algo así; y escondió algunas de sus cosas en mi habitación.

-Ah...

-En fin, no quiero arruinar la Navidad, así que pensé que sería bueno practicar primero ¿no lo crees?- Shun puso en el carrito algunas raíces de jengibre. -¿Quieres algo de aquí, patito?- preguntó a su novio antes de continuar su camino.

Hyoga miró a su alrededor, no sabía que podría necesitar o querer de la sección de frutas y verduras, estaba por decir que no cuando sus ojos se posaron sobre un verdadero tesoro para el rubio.

-De hecho, sí...- Hyoga corrió en dirección a su presa y volvió, no con una, sino con dos sandías enormes, una debajo de cada brazo.

-¿Qué piensas hacer con tanta sandía?- inquirió Shun, quien veía en completa admiración como Hyoga depositaba las gigantescas frutas dentro del carrito.

-¡Pues comerlas! ¿Qué más, amor?- Shun rió ante la respuesta de su novio. -Te convido un cachito, si quieres.

Los Caballeros continuaron su camino hacia la sección de lácteos, ahí Shun tomó mantequilla y un frasco de leche. Luego fueron a buscar harina, polvo para hornear, vainilla, miel de maple, huevos y un montón de especias que Hyoga no conocía.

-Amor ¿vas a meter todo el lugar en el carrito, acaso?- se quejó el Cisne, pues a su parecer llevaban una eternidad ahí y no parecía que Shun tuviera todo lo necesario, pese a tener el carrito casi lleno.

-¡Claro que no, Hyoga! Ya casi tengo todo.

-Pues tendrá que ser así, porque no creo que al carrito le quepan muchas coas más ¿sabes?

-¡No son tantas! Además lo que hace bulto son tus sandías...

-Hey... respeta las sandías. ¿Qué más necesitas?

-Mmmmm... lo necesario para la decoración y... bicarbonato de sodio

-Jaja ¿para la indigestión que nos provocarán las galletas?- la broma del ruso le costó un codazo en el costado. -¡Ouch!

-¿Jamás has cocinado en tu vida, cierto? Si te comportas te dejaré elegir la decoración.

Hyoga rió, y mientras Shun buscaba el bicarbonato, se paró junto a él y lo rodeó con un brazo, jalándolo hacia él.

-Hyoga...- el Cisne comenzó a besar la sien de su novio, lo puso de frente y continuó besando sus mejillas y labios.

-Hyoga... aquí no...

-¿Por qué?- la voz seductora del rubio hizo que Shun se estremeciera.

-Hay mucha gente...

-¿Y?- el ruso continuó besando los labios de su novio, no dejándolo hablar con claridad.

-N-No... no quiero incomodar a las personas...- Shun era reservado por naturaleza, y aunque Hyoga también lo era, su lado salvaje y seductor podían más cuando se trataba del Santo de Andrómeda.

-Qué miren...

-Hy-Hyoga...

-Dime que me aleje...- lo retó. Shun lo miró a los ojos por un momento antes de entregarse por completo.

No le tomó mucho a Andrómeda darse por vencido, y correspondió los besos de su novio, rodeando inconscientemente el cuello del Cisne con sus brazos. Estaban completamente inmersos en los labios del otro, ni siquiera notaron que las personas que pasaban se les quedaban viendo. Algunos desviaban la mirada, avergonzados; otros reían nerviosamente; unos cuantos más se escandalizaban y se iban indignados. Pero no tenían oídos para ellos, para Hyoga sólo existía Shun y viceversa.

Cuando se separaron, cacharon algunas miradas extrañas de la gente que los rodeaba. Ambos rieron.

-Te amo tanto, Hyoga-chan...

-Y yo a ti, любимый.*




——————————————————————————
* Любимый (lyuBEEmiy) : Mi amor, cariño; en ruso.

Reto 30 Días PatonejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora