Las culpables...

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Quizá la soledad es la culpable de que me sienta como me siento en estos momentos. Quizá eres tú... Quizá ambas. No puedo negar anhelaba conocer a alguien como tú, anhelaba conducirnos por un camino cuyo final fuera nuestra unión. Todo parecía circular a la perfección, pensé que eramos perfectas una para la otra, pero no. Todo se fue desvaneciendo lentamente y yo no me daba cuenta. Me dijiste tantas veces que no deseabas herirme y tal vez por eso le pusiste fin a todo de manera rápida. Tal vez para no herirme como decías, tal vez porque en el fondo no te importaba como me sentía. No lo sé, solo sé que me lastimó y causó que derramara lágrimas y callara mis sollozos en la noche para que nadie escuchara. Se repitió la historia. Nuevamente salgo herida y debo empezar ese proceso de superación y aceptación nuevamente. Estaré bien, lo sé. Te deseo suerte y te agradezco por el breve tiempo que compartimos. Fue breve pero me hiciste sentir bien, me hiciste sentir lo que hace mucho no sentía. Por esto siento que es tu culpa que de nuevo me sienta perdida y vacía pero también es culpa de la soledad. No la soledad que siento porque te marchaste sino la soledad que traigo conmigo hace mucho. Una soledad que tal vez siento porque yo misma lo causo. Ansío tanto tener a alguien a mi lado. Alguien que me haga sentir segura y completa, alguien que me muestre todo su cariño de las mejores maneras existentes, alguien que este ahí para mí incondicionalmente. Necesito a alguien que me entienda. Necesito a alguien con quien yo pueda ser quien soy sin problemas. Sé que debo ser paciente pero no lo logro y siento un vacío y sé que la única forma de llenarlo es con una persona. Así que estoy herida por dos razones principales: la maldita ilusión contigo, amor y la cruel soledad que me hace ansiar algo que llega cuando el universo decide conspirar a mi favor para que suceda.

Desnudándome en letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora