Desaparece ya...

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Son las 12:52 a eme en un día incierto del mes de junio y estoy contemplando pausadamente las cicatrices que marcaste en mí, evocando el dolor. Eres una parte oscura de mi pasado. Eres una memoria dolorosa la cual ansío olvidar. Me heriste, nos herimos y siempre buscas la manera de regresar. Lo irónico de la situación es su rareza de conspiración universal. Apareces justo tres noches después que te sueño, un día después que tu nombre salta de manera inesperada en una conversación casual. No sé si es el universo que se empeña en que en algún momento nos volvamos a encontrar. Tal vez para aclarar malos entendidos o para lastimarme más. No puedo describir la forma en la que me siento cuando pasas por mi mente o cuando veo una foto tuya. Siento miedo, nervios, mi pulso se acelera y por unos instantes vuelvo a ser la chica que era completamente tuya. Es irónico que con la fuerza que te amé ahora deseé olvidarte por completo, no volver a verte jamás. Cuando fuimos aquella tormenta de emociones y conflictos sacaste una parte de mí que jamás había descubierto y que me tornaba en una persona totalmente diferente. Aún no sé si era diferente en un buen sentido o si lo era en un mal sentido. No sé si agradecerte por haber roto mi alma y haberme enseñado a ser fuerte y enfrentar la vida con una nueva visión... No sé si repudiar todo lo que sucedió contigo. De esta tormentosa situación solo estoy segura de algo y es que jamás alguien me hará sufrir como tú lo hiciste, es simplemente imposible. Solo deseo que desaparezcas por siempre de mi mente y de mi vida. Tu fantasma me hace daño y jamás sabrás cuánto.

Desnudándome en letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora