Jugando Con Fuego

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Al terminar la convención Draco y Charlie se despidieron con una sensación de nostalgia extraña. Sabían que esto terminaría ese día, pero ambos querían continuar juntos un poco más. Pero la realidad de sus vidas los estaban esperando. Rumanía y los dragones esperaban por Charlie, mientras unas cartas de aceptación a convertirse en pocionista esperaban por Draco en Francia.

Cuando al llegar a la reserva de dragones y le preguntaron sobre la gran convención, Charlie solo pudo decir bien. Bien. Esa era su respuesta a cualquier cosa sobre la convención. ¿Cómo estuvieron las pláticas? Bien ¿Qué pláticas hubo? Bien ¿Cuál de los magizoologos fue? Bien ¿Quién dio la charla de cierre? Bien. Esto fue incluso raro para sus compañeros. Charlie no era bueno con las palabras, eso no significaba que fuera falto de ellas.

- ¿Pasó algo interesante durante tu estancia en Perú? Y antes que digas bien, quiero saber que te tiene así.

Charlie no contestó. ¿Así? Que significaba aquello. Él era el mismo, no había nada distinto en él. Nada distinto. Charlie sabía que se estaba mintiendo a sí mismo. Se mintió desde el día en que dijo adiós a Draco Malfoy. Se mintió el día que se dijo que aquello no era nada.

Cuando la realidad golpeó a Charlie, todos en la reserva tuvieron miedo. Ahí en medio de una  revisión a las incubadoras Charles Weasley empezó a reír como un loco. ¿Cómo iba a encontrar a Draco Malfoy? No podía ir y preguntar a su familia. No conocía a nadie que pudiera darle información del rubio. Al menos no que lo tuviera en estima. Debió decir algo cuando se despidieron. No debió despedirse.

Draco era un mar de nervios. Su madre no sabía que le estaba pasando. Le había preguntado varias veces pero Draco le decía que era por la academia de pocionistas. Ambos sabían que era mentira. Narcissa no presionó a su hijo. Draco quería tirarse por una ventana. ¿Cómo fue a enamorarse de él, de justamente el hermano mayor de su primer amor? ¿En qué estaba pensando? Ya había pasado por la misma desesperación antes, pero según era sólo algo momentáneo. Ahora tenía la necesidad de ir a los brazos de ese pelirrojo amante de los dragones. Quería verlo. Deseaba hacerlo. ¿En qué momento pasó aquello?

Pensándolo bien ¿en qué momento ocurrio? Aquello en Perú sólo fueron citas y conversaciones profundas con café. Algo parecido a lo que hacía con Luna. Café y platicar, platicar y café. Hubo intimidad, de eso hubo bastante. No hubo sexo, su contacto físico fue contado, Draco podría enumerar las veces que rozaron sus manos, que hubo algo parecido a un beso y le sobraría los dedos de la mano, de una mano. Por dios, que tuvo mayor contacto físico con Luna en una noche de fiesta y alcohol en 15 minutos de lo que tuvo con Charlie en casi dos semanas. Pero también hubo culpa y perdón.

- Ya lo decidí, me voy a Bulgaria

-¿Estás seguro, hijo?

- Claro - absolutamente no. Draco sabía que escoger una escuela por una persona no era lo más sensato. Vamos que era una estupidez. También sabía que una relación a largo plazo con Charlie no era posible. Sin embargo quería hacerlo. Tomar una decisión estúpida y arriesgarse. Escoger una de las academias más controversiales de pociones en el continente europeo y ver si podía mantener una relación con un Weasley, de nuevo. Esas eran las decisiones de Draco. Desiciones aprubtas por amor.

Primero tomar la marca por proteger a quienes amaba. Ahora estudiar en un lugar lejano y extraño por algo que no sabía si podía ser amor o capricho.

Charlie era fuego y Draco estaba dispuesto a quemarse con él.

Amores de una vida: amores distintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora