II.

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Al laboratorio solo fue permitido el ingreso de Zeus, del presunto padre de la niña , y originalmente Poseidon, pero este último los abandonó en cuanto le perdieron de vista.

Kojiro, completamente ajeno a este entorno, observa cada espacio con mayor curiosidad que la pequeña.
Beelzebub no tarda en aceptar brindar su ayuda con exámenes sanguíneos en cuanto escucha la versión de Chuzenji. Le cree, no cabe duda de ello, y los adultos presentes no pueden evitar cuestionarse el porqué.

—Papi, no toques.

Susurra la niña cuando ve al adulto acercar su mano a un frasco con lo que parece ser un dedo dentro.

El dueño del lugar se acerca con dos agujas, sin alguna advertencia previa toma el brazo de la niña y clava la parte metálica en su antebrazo.
La rubia parece acostumbrada, pues no deja ver gran reacción. Incluso, con su manita libre, aleja el cabello que tapa un ojo del pelinegro y lo sostiene mientras termina de extraerle sangre.

Pasos silencian lo que sea que fuera a decir Beelzebub.
Por la puerta y con total confianza, entra Hades, observando a cada persona en la habitación y deteniendo su vista en la niña.
Detrás de él entra Poseidon, inmutable y sin detenerse hasta llegar donde Beelzebub se para justo detrás de él, esperando.

—¿Tío Hades?

Su boquita se abre sorprendida, viendo la aguja impaciente porque terminara.
Al ver libre su piel, suelta las hebras pelinegras y corre hacia el albino.
Mientras tanto, Beelzebub pasa a tomar la sangre del brazo del Dios rubio.

—Entonces tu eres la hija de Poseidon.

—Y de papi Kojiro, sí.

—Ya veo, te pareces bastante a Poseidon de pequeño.

—Ya me lo ha dicho, tío. Cada que puede...

—Seguro que si.

Aún lo observa admirada, reacción que es opacada por las palabras de Poseidon, quien regresa a estar detrás de Hades cuando la sangre necesaria ha abandonado su cuerpo.

—No es mi hija.

Pero nadie le hace caso a excepción de Kojiro, quien es el único al que le parecen dar gracia sus constantes negativas a tener una hija.
Brazos cruzados, ceño fruncido y una mirada que se niega rotundamente a ver a Chuzenji delatan por completo su postura al respecto.

Incluso la aludida parece no preocuparse por su reacción, pues sigue observando al albino, repasando los botones del abrigo con los ojos.

—Entonces es verdad...

En este ambiente la rubia no parece guardar la estricta compostura que tuvo frente al público. Inclusive parece ser que por momentos olvida el tiempo en el que está, justo como ahora, pues está tomando la tela de la gabardina de Hades y observa su traje de arriba a abajo.
Pero el rey del inframundo no parece molesto, solo la observa con curiosidad.

—¿Qué es verdad?

—El tío Beel siempre dice que se veía mejor de traje, pero que desde su boda anda como un vago.

Hades ríe y levanta la mirada de la niña para dirigirla al pelinegro. Beelzebub se encuentra sentado en un escritorio, separando en distintos recipientes muestras de sangre, tanto del Dios, como del humano y la niña.
Lo escuchó, claro que lo hizo, pero parece ser que le dió tan poca importancia que no le causó la más mínima reacción.

—¿Eso dijo el tío Beel?

—¡Si! Siempre lo dice. También dice que debería usar su cabello suelto más seguido.

Ancla [Sasaki x Poseidon] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora