XXVI.

1.3K 159 83
                                    

Es bien sabido por toda la comunidad griega que Afrodita, la Diosa del amor y la nombrada más hermosa entre todas las mujeres del mundo, es un total manipuladora, mentirosa y amante del caos.
Pero para su desgracia, Kojiro no forma parte de la comunidad griega.

No sintió cuando el agarre de Poseidon se alejó de su mano, al despertar solo se encontró con un horrible dolor de cuello y una cama vacía, justo donde descansaba su cabeza.

Lo primero que se le ocurrió no fue preguntar a los sirvientes si sabían algo de él, no fue pedir la ayuda de los tiburones, no fue ir a consultarlo con Hades. No, su primer instinto fue ir a preguntarle a Afrodita qué sucede con el Dios.

Dicen que aquél que busca, encuentra, pero Kojiro era totalmente inconsciente de a lo que se dirigía cuando solicitó la ayuda de la más hermosa entre las Diosas.

"Lo lamento tanto, Kojiro, pero no tengo la menor idea de dónde está. ¿Por qué no me cuentas que pasó?"

Débil, con demasiado tiempo sin alguien en quien confiar, el humano habló, relatando cada detalle de los últimos días.

"Debió ser el celo, si, seguro fue eso... ¿cómo qué no sabes en qué consiste? ¿Poseidon no te lo explicó?"

Quizá Kojiro debió ver a través de la sonrisa de la Diosa, tal vez debió desconfiar de algo tan variable como una deidad, es probable que no debiera tragarse por completo las palabras en las que ponía especial empeño.

"En esa situación tan frustrante como excitante, lo que más desea el cuerpo es aliviar el calor, así signifique usar a otros para beneficio propio. No te tomes tan a pecho lo que suceda en su celo, casi no lo puede controlar."

¿Por qué Poseidon no se lo contó antes?

"Cómo dije antes, es tu trabajo estar ahí en su celo, ya sabes... para aliviarlo. Principalmente porque su cuerpo ya debe estar intentando concebir y si no eres tú, muy probablemente sea otro, y no queremos eso, ¿verdad?"

¿Otro?

"Lo que sí es que me sorprende que tuviera suficiente con sujetar tu mano, créeme, conozco la sensación y jamás es suficiente. Quizás salió en busca de alguien, no me sorprendería, después de todo así es él..."

Quizá no pidió más porqué se trata de Kojiro. Quizá si fuera otro, le habría contado desde un inicio. Quizá si fuera un Dios, habría sabido que hacer.
Quizá si no fuera precisamente él, no se sentiría como una herramienta poco útil.

Al regresar se aseguró de mantener una charla lo bastante fluida con los sirvientes para no pensar en el Dios que un rato después se asomó por la puerta.

Algún día deberá admitir que encontró una sorpresa al verse a sí mismo tratando un tanto frío a Poseidon, pero nada superará la sorpresa de sentirse besado por el tirano.

Le encantaría poder afirmar que fue una grata sorpresa, pero cualquier sentimiento de nerviosismo, ternura o incluso cariño, fueron totalmente opacados por la horrible sensación de saber que sólo está siendo usado.

Sería lo mismo si fueras otro, quizá hasta más cómodo para él.
No eres más que un medio para aliviar el celo.
Te está usando.

Conoce a la perfección que hace en ese palacio, cuál es su única función en el hogar de Poseidon y aún así dolió. Dolió en un lugar donde no sabía que podía doler tanto.

El nudo en la garganta es algo que siempre que se hace presente, se le ruega desaparecer para no volver jamás. Kojiro sabe que no le puede agradecer a ningún Dios por permitirle hablar aún cuando está ese obstáculo impidiéndole respirar.

Si eso es todo, estaré desayunando, búscame si necesitas algo más.

No le puede agradecer a ningún Dios porque el único en quien de verdad cree es aquel que tiene enfrente, y del cuál nunca sabrá en qué momento quedó tontamente enamorado.

Necesito un respiro. Piensa antes de desaparecer fuera del palacio.

...

Poseidon jamás se ha visto bajando del segundo piso sin antes arreglarse un poco. Pero tampoco se había visto enamorado, así que dejémoslo como un conjunto de cosas que no conoce.

Va directamente a la cocina, necesita saber que sigue ahí, que ahuyentarlo del estudio el día anterior y correr a esconderse no son razones suficientes para que se vaya de su vida.

Necesitas dejar el puto orgullo solo un poquito, Kojiro no es otra cosa que te puedas permitir perder.
Es la voz de su conciencia la que habla, voz que por cierto suena demasiado similar a Apolo.

Pero la única voz que desea escuchar no está en la cocina. El transcurso a la sala donde le encontró la última vez parece mucho más largo.
Reverencias, saludos sumamente respetuosos y una que otra mirada atemorizada le reciben.

—No son necesarias las reverencias. —agrega intentando que no se note lo hastiado que le tienen los excesos de formalidad. Si Kojiro jamás hubiera aparecido en su vida, con sus constantes faltas de respeto, nunca se habría percatado de lo molesto que es no poder dirigirse a alguien sin verlos paralizarse.

Aunque claro, al menos en esta ocasión tiene un efecto contraproducente al verlos entrar en un pánico peor al inicial.

No es necesario ser un genio para identificar lo que dicen sus intercambios de miradas.
¿El señor Poseidon acaba de pedirnos que dejemos de hacer reverencia?
¿Fue orden?
Oryza, ayúdanos.

—¿Alguno sabe dónde está Kojiro? —suelta después de un suspiro.

—Ko-... el señor Kojiro dijo que necesitaba ir unos días a Japón. —responde la mujer que, si mal no recuerda, tiene a dos hijos en un viaje al Atlántico que él bendijo.

—¿Sabes a dónde fueron, Marina? —podrá ser un tirano, pero aunque no los use, conoce el nombre de cada sirviente en su palacio.

—Pues... mencionó algo de un lago. En la prefectura de ¿Tocheni?

La mitad de los presentes se asegura de tomar una fotografía mental de la expresión sorprendida de Poseidon.

—Eh... muchas gracias. —dice antes de retirarse casi corriendo, dejando detrás un tsunami de sirvientes perplejos por la escena que acaban de presenciar.

Sin embargo, en la mente de Poseidon solo hay lugar para una cosa.
Prefectura de Tochigi, lago Chuzenji.

¿Cómo no se le ocurrió antes?

...

Cortito porque suputamadre, Dios nos escupe cada que tiene oportunidad, pero no podía dejar que siguieran odiando a Kojiro

Le tiraron machín hate jsjsjs
Tabueno, era la idea, pero mamesssss

Solo una cosa más, si quieren odiar a alguien, yo no soy nadie para impedirlo, solo les recuerdo una cosa
Humano o Dioses, todos tienen errores. Todos tienen algo de malas personas. Nadie es totalmente bueno
Esto va pa todo, historias y vida:
Ahorrense odiar, quita machín energía, mejor critiquen a todos en silencio, está requete chistoso

Si, eso fue por si se les ocurrió odiar a Afrodita

Eeen fin, gracias por leer
Espero les haya gustado.

Ancla [Sasaki x Poseidon] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora