Cap. 0: Por supuesto, esto es un Isekai.

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Desperté en una explanada, el suelo carecía de colores y la iluminación neutral y aséptica reforzaba esa sensación de vacío que se extendía hasta donde alcanzaba mi vista.

Una mujer desnuda de pelo largo y blanco que parecía estarme esperando me ayudó a levantarme con gentileza, como si supiera de mi desconcierto, como si fuera uno más de muchos:

—Bienvenido al Reino Original, querido. Estás aquí porque tu vida tal y como la conoces ha finalizado.

Debí de mostrar cara de incertidumbre, porque se apresuró a añadir:

—Sí, efectivamente, has muerto y es normal que no te acuerdes de tus últimos momentos.

—¿Qué es este lugar? ¿El cielo?

—Algo así, algo así —dijo haciendo aspavientos con la mano —. Cuando alguien muere se le trae aquí y se le explica qué va a ser de él: a dónde vayas a parar depende totalmente de ti, de tus vivencias y de tus intereses. De momento, serás puesto a prueba.

Mi mente era un hervidero, ¿puesto a prueba? En casi todas las culturas había algo similar: la pluma de Anubis, San Pedro en las puertas, la rueda del karma y la resurrección...

—Demos un paseo. —Echó a andar sin esperar respuesta y tuve que apretar el paso para ponerme a su nivel —. Nosotros somos lo que vosotros llamaríais Dioses, entes de gran poder, pero lo cierto es que carecemos de algo que se ha ido refinando más y más en vuestros corazones y en vuestras mentes: la imaginación. Somos capaces de mover de manera casi ilimitada lo que existe, pero no somos capaces de crear lo que no conocemos, mira a tu alrededor.

El mundo seguía igual de vacío que antes; en el horizonte se fusionaban el suelo y el cielo, ambos de un color blanco que si bien no dañaba a la vista, no ofrecía ningún estímulo. La luz parecía salir de todas partes y de ninguna, no había sol, nubes o viento.

Caminar parecía inútil, no había a dónde ir en ese mundo vacío, aunque seguimos haciéndolo.

—Con nuestras pequeñas diferencias, creamos un mundo, y creamos a su vez a pequeñas copias de nosotros, a los que quitamos partes distintas de nuestra fuerza.

Parecía estar emocionada con lo que estaba contando, me pareció horrible, y así se lo hice saber:

-ñ—¿Por qué crear a gente imperfecta? ¿Por qué...? ¿Por qué no dedicar ese tiempo a estudiaros a vosotros mismos?

—Para obligarlos a cooperar, a combatir, a crecer. A tener anhelos y la capacidad de imaginar lo que nosotros no podemos gracias a sus carencias. Te sonará cruel, aunque es lo mismo que hacéis vosotros cuando creáis historias en libros, videojuegos o soñáis.

—Es distinto, no son seres vivos de verdad.

—Eso sería como decir que los primeros seres que creamos tampoco lo fueron, ¿verdad?

Debí fruncir el ceño muy visiblemente, porque ella me sonrió con amabilidad como respuesta.

Implicar que no soy más real que el protagonista de un libro, por algún motivo me rompió varios esquemas. ¿Ellos estarían vivos o soy yo el que nunca ha existido como tal? ¿Qué significa existir y... existe ella?

—Aún así —dijo sentándose en la nada con gracia, invitándome con un gesto a que hiciera lo mismo —, como ya he dicho irás a parar a otro mundo, basado en tus experiencias y vivencias. Las actuales y las antiguas.

—¿Las antiguas?

Al hacer el movimiento para sentarme, el mundo cedió a mi deseo. Es cierto que parecía soporífero vivir así.

—Sí, querido. Tus vivencias como adulto son distintas de las que viviste en tu plenitud. Cuando eras un joven en tu pico de salud y antes de que la adultez de tu mundo corrompiera tu mente y dejases de soñar... Algo que pasa en más mundos de los que me gustaría reconocer, la verdad.

—Espera, espera... ¿Viajar a un mundo mezclado entre ideas de mi yo actual y mi yo adolescente?

—Correcto.

—¿Y no hay alternativa?

Un escalofrío recorrió mi espalda, tuve una adolescencia DEMASIADO otaku. «No quiero acabar en un maldito Isekai. No. Me niego».

—Akihiro, esto va a ser una experiencia enriquecedora —dijo mientras me agarraba la barbilla, su tacto era aséptico también. No transmitía frío, no transmitía calor, no tenía pulso —. Déjate llevar. Tú aprenderás sobre ti, sobre otro mundo y dentro de poco olvidarás la experiencia traumática que fue morir. Y a cambio de tu nueva vida, nosotros también aprenderemos y crearemos un mundo mejor.

Su voz se fue animando poco a poco y al acabar de hablar me empujó de la silla ficticia en la que estaba, haciéndome caer.

* * *

Lo que sucede cuando morimos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora