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                Y como si su reloj interno ya estuviera acostumbrado a la llegada de Bruce, abrió los ojos antes del amanecer. Giró la cabeza para encontrarse con el resto de la cama vacía y decidió salió de las cálidas sábanas para ir a buscarle.




Respiró hondo al verle desde lo más alto de las escaleras acomodándose en el sofá tras ponerse una manta que seguramente Alfred le dejó antes de irse a dormir. Casi nunca tenían esas diferencias entre ellos y cuando pasaba no duraban más de un rato, esto parecía no ser la excepción; apareció frente a él ganándose su atención y sin decir nada se metió bajo la manta apenas cabiendo, dándole la espalda. Bruce se quedó inmóvil sin saber qué hacer exactamente.




Tras pensarlo por lo que parecía una eternidad, levantó su brazo para rodearla como lo hacía cada noche al dormir. Ella también se movió un poco para entrelazar sus manos y posarlas cerca de su pecho, haciéndole saber que necesitaba ese contacto. Al estar seguro de aquello pudo finalmente atraerla más hacia él para brindárselo.




—Sé que eres un excelente detective y que Sherlock no te llega ni a los talones—Bruce sonrió, pero no por el comentario si no por escuchar su voz calmada—pero tengo que preguntar...




—En realidad no tiene mucho que ver con eso—respondió—los vi en la misma tienda que nosotros la vez que fuimos de compras. Luego vino a intentar de convencerme de que no te dijera nada. Y lo hice, pero no porqué él me lo pidió.




—Recuerdo esos días, actuabas raro—hizo una pausa digiriendo la información poco a poco—¿y quién es ella?




—Sasha Tanner—no tenía caso mentirle y decirle que no lo sabía porque lo investigó en su debido tiempo—lleva papeleo de vez en cuando a la empresa de tu papá por parte de un socio.




—La conozco. Eso explica porqué me da esa sonrisa rara cada vez que me veía—cerró los ojos por un segundo antes de continuar—Bruce, perdón por tratarte así anoche. No supe cómo reaccionar.




—No, yo me disculpo por no contarte antes. Creí que podía aligerar el golpe pero al parecer lo empeoré.




—Claro que no, tú tienes el efecto contrario sin importar la situación. Y no hay nada comparable a que me haya culpado a mí por su infidelidad.




—¿Se atrevió a hacer eso?—habló con esa sensación de coraje atorada en la garganta.




—Es mi padre del que estamos hablando, honestamente ya no me sorprende y sé que a ti tampoco. También sé que no fue mi culpa, que es un asunto entre él y mi mamá en que no debió meterme pero no pude evitar sentirme mal de todos modos, digo, tampoco se las he puesto muy fácil—suspiró—como sea, estoy agradecida de tenerte.




—Y siempre lo harás—añadió—siempre.




Beth sonrió acurrucándose en el limitado espacio preparándose para dormir con toda tranquilidad habiendo arreglado el asunto y teniéndole sano y salvo en casa.




Podían quedarse así el resto de la mañana y tomar el desayuno a la hora de la comida pero había alguien cuya rutina no encajaba con la suya. En punto de las nueve, Dick entró a la habitación donde sus actuales tutores debían estar pero en vez de eso se encontró con la cama vacía. Frunció el ceño pensando en dónde podrían estar, sonrió corriendo escaleras abajo pensando que le esperaban para desayunar pero tampoco.




afterglow     ⸺     bruce wayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora