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—☁️—




Había sido un día lleno de emociones para Beth; contarle a su madre sobre Dick y ella sobre la situación de su padre. Pasaron un tiempo en la nieve antes de ir a desayunar no muy lejos de allí y terminaron volviendo de pasear casi al atardecer. Sólo le bastó al niño cenar y darse un baño para caer rendido.




—Estoy seguro de que Dick no nos molestará por lo menos hasta las nueve de la mañana—dijo Bruce sentándose en la cama.





Beth cerró su revista estando en su lado con las piernas dobladas, él recién volvía de afuera y usaba una playera gris junto a pantalones de pijama, casi igual a su novia a excepción que usaba un short y se cubría con las sábanas.




—Interesante—respondió dejando "Todo sobre dinosaurios" en el buró para mirarle girando la cabeza—¿y exactamente qué tienes planeado hacer?




—Nada que tú no quieras.




—Dejas un límite muy amplio con eso, Brucie. Sabes que tengo una imaginación demasiado activa y...—se acercó a ella y poniendo la mano en su cintura le besó, lento pero dando a entender su intención—tan directo como siempre.




Sin perder tiempo, Bruce volvió a su lado de la cama para que Beth se sentase en su regazo y continuaran besándose. La joven podía sentir las caricias de su novio viajar de su cintura a la cadera y posteriormente a sus piernas descubiertas mientras ella sostenía el rostro de Bruce entre sus manos.




No tenían mucha experiencia en el tema así se dejaban llevar por el momento sin perder ese miedo de hacer algo mal. En cuanto se separaron, él tomó los bordes de la playera con estampado de su novia para poder quitársela y...





—Espera—dijo girando la cabeza hacia la puerta—creo que escuché algo.




—¿Cómo la vez que me hiciste salir porque estabas convencida de que había un asesino en el pasillo y sólo era Dory buscando sus lentes?





—En mi defensa, la lluvia distorsionaba sus pasos—aclaró mirándole por un segundo—y esto va en serio, escucha.





Ambos guardaron silencio y el dichoso ruido que tanto insistía se hizo notar. Unos pasitos se escuchaban cada vez más cerca de la puerta cerrada.





—¿Beth?—habló la voz infantil del otro lado.





Te lo dije—murmuró quitándose de encima suyo volviendo a donde estaba momentos antes—¿qué pasa?





La manija giró y consigo la puerta se abrió, dejando ver a Dick con una expresión no muy alegre como de costumbre.





—Tuve una pesadilla—con una de sus manos se frotaba el ojo derecho, se notaban las lágrimas que estaban por salir—¿puedo dormir con ustedes?





Beth miró a Bruce para asegurarse de que estuviera de acuerdo a lo que él asintió rindiéndose. Fue así que Dick entró cerrando la puerta detrás suyo y de un brinco subió a la cama posicionándose entre ambos, prácticamente empujando a Bruce para hacerse un lugar. Ella sonrió al notar el rostro de su novio no muy conforme con el niño separándoles. Esperó a que ambos entraran bajo las sábanas para apagar la luz desde su mesa de noche.





La cama era lo suficientemente grande para los tres y sobraba algo de espacio. No tardaba en amanecer y tanto Beth como Bruce no sabían qué decir o hacer para calmar los pequeños sollozos de Dick que interrumpían el silencio de vez en vez. Sin darse cuenta en cuestión de un par de minutos la respiración del pequeño se relajó y sus ojos se cerraron por fin. Beth se dio media vuelta para mirarlo descansar.





—No es justo—dijo él en voz baja—yo siempre duermo junto a ti.





—Estaba muy asustado—continuó con el mismo tono—y ve, de alguna forma se sintió protegido entre los dos. ¿No es eso lindo?





—Supongo...—al estar recortado de lado también, tuvo la oportunidad de observarle y sonreír a penas—recuerdo que hacía lo mismo con mis padres. Solía temerle a las sombras de los árboles cuando estábamos en la mansión.





Beth le prestó su total atención, mirándole directo a sus ojos claros iluminados por la tenue luz que se colaba por la ventana detrás suyo. Amaba escucharle hablar de esos años, era demasiado curioso cómo es que sentía que lo conocía desde ese entonces cuando sus vidas no se cruzaron directamente hasta hace poco.





—Debió haber sido agradable sentirse protegido en esos momentos. Yo tenía más miedo de que me regañaran por despertarlos que por los mismos truenos cuando llovía o al asesino imaginario esperando en mi ventana—suspiró negando con una pequeña sonrisa—entonces te tuve a ti. Digo, aún me dan miedo ese tipo de cosas pero por lo menos puedo abrazarte...y quiero que nuestro roomie sepa que puede hacer lo mismo.





—Alfred cree que debemos dejar de llamarle de esa manera.





—¿Entonces cómo? ¿Vecino? ¿Compañero de casa? ¿Nuestro Ewok personal?





—Estoy seguro de que el último le encantará—respondió divertido.





—Se me acaba de ocurrir una idea grandiosa—sonreía ampliamente de tan sólo pensarlo—el próximo Halloween seremos Han emo, Leia latina y un ewok hiperactivo. ¿Qué te parece?





—Seríamos encabezados de periódicos y revistas. Tu mamá de seguro los tendría enmarcados en la sala.





—Y se los mostrará a todas sus amigas. Sería tema de conversación en cada reunión.





—Bueno, no suena tan mal—ambos se sonrieron—¿sabes? No esperaba que tenerle aquí sería...así. Tan apegado a nosotros. Pero honestamente no desearía pasar por esto con nadie más que contigo. De verdad.





Beth sintió de nuevo esa sensación cálida en su pecho al escucharle. Había pasado gran parte de su vida buscando estabilidad y finalmente se daba cuenta que quizá sólo era cuestión de mirar a su alrededor. Mirar a Bruce Wayne. A Dick Grayson.





—Si, no sería tan divertido si estuvieras con Selina.





—O tú con ese reportero cuyo nombre ni siquiera me molesté en recordar.





—¿Hablas de Clarence?—preguntó actuando confundida.





—No, Clark Kent—entonces cerró los ojos un segundo dándose cuenta de lo que le hizo hacer—¡hey! eso fue trampa.





—Buenas noches, Bruce—dijo entre risas—te amo.





—Y yo a ti.

afterglow     ⸺     bruce wayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora