Capítulo 10: Es mío.

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Jina

Ahg, me hierve la sangre nadamás de ver al tipo diciendo su discurso. Es obvio que va dirigido a Minho, lo confirmo cuando él sonríe hacia MI NOVIO. MÍO. SUYO NO. Lo peor de todo es ver que mi novio le regresa la sonrisa llena de ¿Felicidad?

No lo sé, solo quiero que deje de hablar y ya está.

—...hubieron personas que se robaron mi corazón, realmente estoy impactado y enamorado. ¡Sigan dando todo de sí que llegarán muy lejos, chicos! Muchas gracias —sin duda eso fue indirecta para Minho. Han no es una persona emocional y es demasiado estricto. Dudo mucho que realmente se haya enamorado de todos.

—Bueno, así es como culminamos este maravilloso evento. Agradecemos a todos por venir.

Cuando termina me levanto y voy en dirección a Minho, pero algo se me adelanta, mejor dicho alguien. Cuando llego con él le tomo el brazo y le doy un beso en la mejilla.

—Estuvo genial, mi amor —hago énfasis en las últimas palabras para que le quede claro al roba novios . De igual aquel ni se inmuta o eso intenta demostrar—. Hola, tú vas en nuestro curso ¿Verdad? —Han me ve incrédulo, sé que actúo como una inmadura, más Minho no debería saber que ya le conocía aún antes del incidente con Seungmin.

—Sí, mi nombre es Han —me responde con un tremendo cinismo plasmado en su rostro—. Tú debes ser Jina ¿Cierto?

Minho tan ingenuo sin captar cómo nos tiramos veneno entre dientes sonríe y dice:

—En efecto, ella es Jina, la bailarina con las mejores expresiones dentro de toda la academia —nos toma de la muñeca a los dos y une nuestras manos—. Deberían conocerse, los dos son igual de dramáticos y malhumorados.

—Ni que lo digas —susurra Han y al estar a su lado soy la única que puede oírlo.

Yo solo me quedo hablando con ellos por mera cordialidad, hasta que Minho decide ir a cambiarse para ir a festejar junto a Félix él éxito de hoy.

—Te dije que te quería lejos de Minho.

—Y yo te dije que no tenía porqué obedecerte —toma asiento otra vez y yo le sigo solo para disimular una plática entre amigos—. ¿Sabes? —dice sonriente, tan sonriente que quiero soltarle un puñetazo—. Al principio creí que tenías una obsesión con Minho, es solo que después de lo de hoy me dí cuenta que solamente tienes tan poca autoestima que temes que te dejen por mí.

—Eres un...

—Perdona, cielito —me interrumpe acariciando mi cabello y levantándose—, tengo cosas que hacer.

Yo me quedo sopesando sus palabras.

Él no es el Han que tú conoces.

No, sin duda hubo cambios. Demasiados.

Changbin

Después de cambiarme me quedo esperando a que Félix salga, así puedo fingir que le lo encontré casualmente.

No todo va de acuerdo al plan porque mi moto justo hoy decidió fallar, pero igual le ofreceré ir a cenar como los buenos amigos que somos ¿No es cierto? Lo sé, soy genial y esto no se le habría ocurrido ni al mismísimo Einstein.

Cuando diviso su melena rubia entre los bailarines, hago como que voy saliendo también.

—Ay, holi. Perdón, venía distraído—me saluda cuando accidentalmente casi choca conmigo.

—Hola, no hay problema —respondo desinteresado, aunque el desinteresado es él porque me ignora para voltear a ver a su compañera que habla con Han— ¿Te gusta? —si responde que sí lloro, pero es que necesito saber porqué la mira con tanto ímpetu.

—¿Eh?

Le gusta.

—Olvídalo —muevo mi mano restando importancia—. Estuvo todo genial, deberíamos celebrar.

—Es cierto —al parecer recuerda y me da una sonrisa desganada— ¿Tú irás? Por lo que veo mis compañeros decidieron no ir.

Va, aquí vamos. No es tan difícil decirle que lo invitas.

—Yo... Yo no tengo con quien celebrar —de escucharme, Einstein me aventaría sus ecuaciones en la cabeza para ayudarme a espabilar después de mencionar que él no era tan listo.

—¿Vamos? Sería un desperdicio regresar a casa después de poner sudor y lágrimas durante las semanas de práctica.

¿Me invitó? ¿No estoy soñando? Me doy una cachetada mental por si acaso, pero no pasa nada. Debí limpiarme los oídos.

—¿Tú quieres que vaya? —pregunto antes de ilusionarme.

—¿Tú no quieres ir? Si no quieres, no importa.

Grito internamente después de cerciorarme de que efectivamente me ha invitado. ME HA INVITADO.

—No, no, no —muevo la cabeza y las manos en forma de negación, después frunzo el ceño cuando me doy cuenta que puede interpretar que no quiero ir—. O sea sí, sí quiero ir. Vamos.

Camino cerrando los ojos, deseando enterrarme vivo y rogándole a los dioses que por favor no se haya dado cuenta de mi nerviosismo.

—Entonces, ¿A dónde vamos? —pregunta Félix después de seguirme al menos durante dos cuadras.

¡Diooos! Soy un tonto. Me paro en seco y él choca conmigo. Mi cuerpo parece gelatina y solo volteo sin decir una palabra, para toparme con su tierna cara confundida.

—¿A dónde quieres ir?

—Creí que ya tenías un lugar.

Claro que lo tenía, pero es demasiado cursi y soy tan torpe que puedo arruinar todo. Más aún si me sigues hablando con esa vocesota.

—No. En realidad creí que tú tenías uno.

—Tú ibas adelante. Pensé que solo me llevabas. Igual vamos, yo conozco un lugar muy cool. —toma mi mano guiando mi andar porque yo estoy petrificado pensando en eso. ESTÁ TOMANDO MI MANO.

Necesito un médico urgente, moriré de un paro cardíaco.

Cisne Sin T De Te QuieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora