Capítulo 12: EXtrañamente inusual

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Minho

Ahg, ya no lo aguanto.

Estoy subiendo las escaleras del edificio donde vive Han. A decir verdad la bolsa de croquetas no pesa tanto, más mis brazos duelen gracias al esfuerzo de las últimas semanas y de la práctica de hoy, donde nuestro coreógrafo vivió corrigiendo cada una de nuestras fallas en la presentación anterior. Para mi horrenda suerte tuve que caminar una cuadra a pie porque hay mucho tráfico y además tuve que subir como seis pisos porque el ascensor está en reparación.

Lo hago por mi gato. Sí, por mi gato. Por eso me centro en tocar la puerta. Puerta que jamás se habre porque Han tiene la música muy alta y no me escucha. Después de unas cuantas canciones donde canta hasta ¿una canción de Marisela?, se apaga la música y aprovecho a tocar como loco el timbre. Mis brazos no aguantan más, aunque olvido el dolor cuando Han abre la puerta recibiéndome con un rostro sonrojado intentando tapar su abdomen desnudo.

-Para ya, te la pasas de exhibicionista en los conciertos. No es algo que no se haya visto antes -digo para tranquilizarlo o quizás muy en el fondo, para hacerme la idea que no me gusta lo que veo. Después, un calambre en el dedo me recuerda que aún tengo la bolsa de croquetas en mano, así que lo empujó para abrirme paso y ponerla en el primer lugar disponible que encuentro.

-Yo... -lleva una mano a su cabello, más no le dejo terminar.

-¿Estuvo bien? -le interrumpo sentándome en uno de los sofás, viendo hacia otro lado que no sea él semidesnudo.

-¿Qué cosa?

-La presentación. ¿Estuvo bien?

-Ajá, te lo dije ayer -me responde de una forma fría, intentando escabullirse. Entre tanto, la toalla envuelta en su cintura comienza a ceder, él la toma con fuerza y desaparece por detrás mío-, estuvo fascinante.

-Eso no me sirve -digo haciendo un puchero.

-Me reclamas cuando me vista. Ya vengo.

Para pasar el rato, me pongo a recorrer con la vista cada rincón del departamento. Sí, sin duda aquí vive un gato junto a una gran persona que piensa más en el gato que en sí mismo. El departamento está lleno de juguetes y una amplia y acolchada cama que él se ofreció a comprar cuando hicimos el contrato de adopción. Además, hay un montón de pelitos por doquier añadiendo un poco de desorden al aburrido cajón que Han tiene como casa.

No hay nada interesante que ver después de eso; un anaquel con varios libros ordenados por color, y algunos adornos extraños que dudo mucho sean del tipo aquel.

De la cama que antes mencioné, se levanta Pardito y comienza a maullar. Me levanto para revisar su plato vacío, lo tomo junto al tazón de agua para ir a lavarlo a la cocina. O al menos intento hacerlo, porque soy muy torpe y dejo caer uno de los tazones vacío.

De repente escucho que alguien entra corriendo a la cocina y le escucho suspirar a mis espaldas.

-Perdón por no pedirte permiso, pero estabas matando de hambre y sed a mi bebé -comento por si acaso, batallando con el tazón de agua. Una vez en su lugar, yo vuelvo a tomar asiento.

-Gracias, hiciste una de mis tareas nocturnas.

-Si me das algo de beber ya no me debes nada -respondo. Estoy sediento después de subir como mil pisos.

Cisne Sin T De Te QuieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora