Capítulo 17: No puedes

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Minho

Es de mañana y me siento agotado. Me acabo de despertar, sin embargo parece que las seis horas que dormí no fue ninguna.
Seis malditas horas. Tomando en cuenta que casi siempre duermo tres o cuatro, parece que mientras dormía practicaba porque me duele todo y mi cuerpo suplica por otras seis horas de sueño.

¿Algunas veces cuando despiertan no quisieran tirarlo todo por la borda y seguir durmiendo todo el día? Así me siento hoy. Realmente quisiera hacerlo, es solo que aquí acostado no llegaré a tener reconocimiento.

Mucha gente lo tiene fácil, pues nacen en familias con dinero o que por lo menos apoyan sus sueños; yo no tengo ninguna de las dos. Por lo mismo, debo salir a flote yo solo, es decir, sin siquiera el puto apoyo emocional de mi familia. No puedo resignarme solamente porque no tengo el suficiente dinero para pagar mis clases o porque mamá opina que lo mejor sería estudiar una ingeniería, cuando yo sé de electrónica lo mismo que de astrología, o sea nada. Me pide imposibles y cosas que yo no deseo para mi vida.

Algunas veces debemos aprender a separar nuestro amor por la familia y nuestro amor por nuestros propios intereses, al final sé que mamá solo quiere lo mejor para mí y yo también, por lo mismo estoy haciendo lo que me gusta. Para muchos es egoísta, yo le llamo objetividad. No soy egoísta por pensar en hacer con mi vida lo que yo quiera, son mis sueños y el dinero no será un impedimento si yo lo quiero. Muera o no en el intento.

Con esos pensamientos y con la energía renovada, me levanto de la cama, yendo hacia el baño para asearme. Al mirarme al espejo puedo notar en mi rostro unas ojeras mayor pronunciadas y mi piel algo pálida.

—Esta es la prueba de que podría morir en el intento, pero al menos no seré un tonto que no aprovechó su capacidad de soñar  —me digo aplicando un poco de corrector debajo de mis ojos.

Cuando vuelvo a la recámara, tomo mi teléfono para revisar mis horario y redes sociales. Ahora que ya no estoy con Jina suelo revisarlas en las mañanas porque ya no tengo en qué utilizar los veinte minutos de llamada matutina.

Al entrar a las tendencias de Twitter me doy cuenta de algo extraño relacionado con la vida amorosa de Jisung.

—NO PUEDE SER —suelto un grito, levantándome de la cama para poder calzar mis converse y salir de la casa rumbo a la empresa de Jisung.

Aunque no es necesario alejarme tanto del departamento porque me topo con Jisung en el elevador. Al principio me sorprendo al verle, creí que estaría molesto y quisiera aventarme algo por la cabeza. No obstante, es lo contrario. Parece que ha estado llorando; sus ojos y nariz están rojos. Además en su rostro viene plasmada una especie de tristeza y frustración, que al percatarse de mi presencia se rompe.

Él enrolla sus brazos en mi cuerpo dejándome aturdido por su llanto y la forma en la que aprieta mi cuerpo, como si no quisiera que me fuera.

Yo tampoco quiero que te vayas. Pienso. Más lo guardo en lo más profundo de mi mente para que nunca salga de ahí.

Nunca creí que un pequeño rumor le afectaría tanto. Quizás debería alejarme... Quizás debí traer a Pardito conmigo cuando todo era confuso. Sí, porque todo esto ha sido mi culpa.

Días después del alta de Pardito, conseguí un departamento más grande. Pude traerlo conmigo, pero llegar y ver a Jisung jugando con él, me hizo sentir tan extraño y confundido que nunca quise alejarlos. Ahora los dos están pagando las consecuencias de mis malas decisiones.

—Perdón, pediré que eliminen todo —escucho su voz amortiguada por mi camisa.

—Ya está, no pidas perdón —intento acariciar su cabeza, pero de inmediato me arrepiento y busco cómo consolarlo de otra forma—. Tú no tienes la culpa —digo finalmente.

Después, nos quedamos abrazados sin decir nada. Con un silencio para nada incómodo que me lleva a darme cuenta de algo:

Yo realmente quiero a este tipo.

Sorprendido ante el descubrimiento me alejo un poco para poder tomar su delicadas mejillas sonrojadas entre mis manos.

—Vamos, no queremos más inconvenientes —le tomo la mano y camino dentro del elevador.

—Yo... No creí que Jina haría tal cosa.

—No necesitas explicarme, sospechaba algo después de haberla visto esconderse detrás de una columna a observar nuestra pequeña conversación cuando nos conocimos.

Honestamente siempre me pregunté qué hacía ella ahí, creí que era fan o algo por el estilo. Después, cuando ví la publicación de hoy exponiendo a la empresa de Jisung y como plus unos clips donde yo entro una noche a su departamento y salgo hasta el siguiente día, con la descripción: “Si a ella le dijeron que era una mancha que debería limpiarse, también deberían hacerlo con la otra que se les escapó".

—¿Cuando nos conocimos? —pregunta sacándome de mis pensamientos.

—Ajá, cuando te ibas no sé a dónde. En el aeropuerto —explico.

—Oh... Creí que no lo recordabas.

—¿Cómo no hacerlo? Le salvaste el trasero a mí y a mi gato.

El sonríe ante el comentario y cuando llegamos al departamento abro la puerta haciéndolo pasar e indicando el único sillón que hay.

—Regresando con el tema de los clips... —rasca su cabeza con nerviosismo cuando yo tomo asiento a su lado—. Renuncié hoy y pienso demandar a la empresa por incumplimiento de contrato.

—¿QUÉ?

—Acordamos en una de las clausulas; no molestar a Jina por ninguna circunstancia y lo hicieron.

—No, no, no —niego con la cabeza—. Me refiero a cómo que renuncias.

—Renuncié —me corrige.

—No puedes, es tu sueño.

—Y por mis incompetentes sueños Jina hizo que tú y Pardito pagaran también. No la culpo, yo haría lo mismo.

—¿Tú crees que ELLA te dejaría salirte por algo así? Me refiero a que dejes de lado el problema y te preguntes si realmente lo vas a dejar por un inconveniente.

—No puedo dejar que les hagan dañ...

—Y dejando de lado a nosotros, ¿tú lo quieres? —lo interrumpo.

—Uh...

—Jisung, el día que estabas ebrio hablaste dormido y dijiste que te molestaba que intentaran manipular tu vida, pero que cuando recordabas que lo soportas porque lo amas, seguías insistiendo. Por favor, piénsalo.

Para este momento él ya estaba llorando de nuevo recostado sobre mi hombro. Yo me quedo pensando...

¿Debería decirle que también me confesó que le gustaba?

Cisne Sin T De Te QuieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora