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Cuando pensaba en sí mismo, en lo que era su vida, cuando se detenía a pensar en lo que había sucedido en el último año y medio, oleadas de arcadas le impedían hablar, sus ojos se nublaban debido a las lágrimas y sus manos temblaban, no podía describirlo de otra manera que no fuera un infierno, uno que por mucho tiempo creyó que era lo correcto, pero ¿Cómo sería correcto vivir siendo lastimado? Toda su vida le habían instruido en lo que debería hacer, independientemente de sus sueños, tenía que ser un omega sumiso, que estuviera de acuerdo con todo lo que su alfa decía, tenía que ser el esposo perfecto y el padre ejemplar, tenía que ser un adorno más en el hogar, sin ilusiones de prosperar o deseos de crecimiento.

Ahora que estaba en un lugar diferente, alejado de sus creencias, de todo lo que una vez le lastimó, donde era libre, era que se daba cuenta que la vida no era tan gris, y que no debía ser dolorosa. Estaba experimentando el vivir por primera vez, como un niño que conoce el mundo.

Estaba lejos de todo aquello que pudiera lastimar a su hijo, pero no era fácil, estaba por cumplir diecinueve años, tenía un hijo de diez meses y estaba huyendo de su esposo. Aunque la operación de Yoongi había sido un éxito, tuvo complicaciones en su recuperación, fiebre y sus defensas estaban bajas porque el pequeño no quería comer la dieta blanda que le recetó el doctor, porque era demasiado insípida para sus papilas gustativas.

KyungSoo no podía dejar que Minseok cuidara de su hijo, no quería que fuera una carga, por eso tomó la decisión de dejar su empleo, Lay le había dicho que estaba bien, que cuando Yoongi estuviera por completo recuperado podía buscar algo nuevo. Pero, aunque tenía el apoyo, no dejaba de sentirse un fracaso.

—Yoonie—susurró acariciando su mejilla—. ¿Papá lo logrará?

No se dio cuenta que en la puerta se encontraba Lay con una sonrisa melancólica, por más que se esforzaba, realmente no podía hacer que KyungSoo dejara de preocuparse y de sentirse un estorbo, era mucha su inseguridad, lo adjudicaba al hecho de que había sido criado con un propósito erróneo y ahora tenía que reestructurar sus creencias, y también, pensaba que su esposo, le había hecho más daño del que había admitido, no sabía la historia completa, pero en sus ojos veía el dolor y no podía evitar odiar a ese desgraciado.

—Traje de cenar—aviso haciendo que Soo le mirara y sonriera, Lay entró a la habitación mirando al bebe dormir con los brazos y piernas abiertas—. Vaya que sabe cómo dormir. ¿Qué tal la herida?

—Mucho mejor, sigo poniéndole la gasa, los puntos se los quitaron apenas ayer, pero no quería arriesgarme.

—Está bien, lo importante es que se está recuperando—le sonrió—. Vamos a comer algo, te aseguro que no lo has hecho ¿Verdad?

—Realmente no tengo mucha hambre—suspiró, pero se levantó, siguiendo a Lay fuera de la habitación—. ¿Qué tal el trabajo?

—Cansado como siempre—chasqueo la lengua abriendo las bolsas de comida—. Pero, tengo el fin de semana libre—le sonrió—. Podré dormir hasta tarde...aunque pensaba en que podíamos cenar fuera.

—¿Qué? —le miró confundido.

—Desde que llegaste no hemos hecho nada interesante, también es bueno que conozcas la cuidad de noche.

—No estoy seguro de dejar a Yoongi y llevarlo tampoco.

—Podríamos pedirle a Misneok que nos ayude, no se negará y no será mucho tiempo, sólo unas tres horas. ¿Qué dices?

KyungSoo quería negarse, pero, al mismo tiempo sentía que realmente le hacía falta despejar su mente. —Suena bien—asintió sirviendo la cena.

Lay no podía evitar sentir que esa escena era tan doméstica, no podía evitar el jalón en su pecho, entre más tiempo pasaba al lado de KyungSoo sus sentimientos crecían, le gustaba su forma de ser, su rostro y la forma dulce en la que hablaba y se comportaba cuando estaba al lado de Yoongi, un pequeño risueño y lindo, que también había aprendido a querer y a preocuparse, en los días de mayor trabajo no dudaba en mandarle mensajes para saber cómo estaban, tal vez su corazón quería algo más, pero ¿Soo estaría listo para eso? 

El Tigre Que Rompió Sus Cadenas Por Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora