04

913 222 26
                                    

Las cosas estaban sumamente tranquilas desde aquel día, JongIn se sentía ahogado, durante días, encerrado en su propio mundo, podía ver a través de una nublosa realidad a su esposo, quien debía ser la persona con la que pasaría el resto de sus días, no lo quería cerca, el simple hecho de oler su aroma dulce le causaba nauseas y su alfa desconfiaba de él, no podía mirarlo a la cara sin sentir un poco de remordimiento, sus ojos estaban apagados, su piel más pálida de lo que estaba cuando llegó y sus labios amoratados, por sus besos feroces y porque este no dejaba de morderlos lleno de ansiedad.

Él carecía de cualquier entrenamiento y educación sobre cómo se debe tratar a un omega, lo que sabía era porque su padre y sus hermanos se lo habían enseñado, justo antes de casarse, sus conquistas nunca se habían quejado de su ferocidad en la cama, al contrario lo disfrutaban mucho, pero KyungSoo no respondía de la misma forma en que ellas lo hacían, aún sabiendo que como omega tigre de bengala, él tenía que estar preparado física y mentalmente para recibir de esa manera a su alfa, esa era su cultura, lo que por años les habían inculcado.

No podía hablar del estado de su omega con su familia, estos estaban muy molestos porque aún no lo había marcado, la marca en la primera noche de bodas era muy importante, pero él no quería enlazarse con una persona por el resto de su vida, más cuando sabía que no había forma que el cariño o la compañía y comprensión crecieran entre ellos. Eran dos desconocidos hartos de su suerte.

—Está noche tenemos que asistir a una cena elegante en un salón, arreglate muy bien, mandaré a alguien que te ayude, no te quites por nada del mundo el Sari ¿Entendiste?

KyungSoo asintió. —Entiendo, lo haré.

JongIn no dijo nada más, simplemente asintió y regresó a su lectura, ambos tenían tardes largas donde no se hablaban, él sabía que el silencio no era por deseo del menor, quien parecía hacer lo imposible para agradarle, pero simplemente, no quería, no le gustaba, era lindo y su cuerpo también, pero no era su tipo.

Los negocios, el respeto y el poder eran cosas esenciales en su familia, vivían por ello, no les importaba nada más, ni sus parejas, ni sus hijos. En su familia estaba claro cuáles eran las prioridades y ser un esposo abnegado o un padre amoroso no lo eran. La dos únicas razones por la que su padre estaba molesto con él, era que sin la marca no había nudo y entonces las posibilidades de tener un hijo varón y alfa eran escasas y la segunda era que la familia de Soo estaba enterada y eso los ponía en vergüenza.

Pero, por esa vez no iba a ceder, no quería una marca, menos con alguien que acaba de conocer y parecía no poder adaptarse a él. Estaba cansado y asqueado.

La noche llegó, se puso un traje negro y peinó bien sus cabello, estaba cansado, la noche anterior había salido con sus amigos y aquella omega que últimamente pasaba mucho tiempo a su lado, Crystal, era hermosa, fogosa y muy inteligente, siempre sabía qué decir y cómo actuar, era interesante y atractiva, a él le gustaba mucho, porque era muy diferente a su esposo.

Esperaba en la sala, hasta que KyungSoo apareció, con un traje gris y camisa de cuello blanca, además de un sari del mismo color, no irían vestidos de forma tradicional, porque era una cena de negocios, sin embargo, KyungSoo no dejó de usar su gran collar de oro, el que decía que estaba casado con él. No quería admitirlo, pero se veía bien.

—Has tardado, vamos.

KyungSoo asintió bajando la mirada, le siguió de cerca, iban a ir en auto, esta vez, con su chófer, tenía que dar una buena impresión a aquellas personas poderosas que llegaban de diferentes partes del mundo.

—Sube—dijo abriendo la puerta.

KyungSoo acató la orden, y subió de manera sumisa, JongIn suspiró, era la primera vez que ambos se presentaban juntos como esposos, no le traía ninguna gracia.

El Tigre Que Rompió Sus Cadenas Por Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora