Extra 2 [Sento].

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—No parece que vaya a venir nadie más. -comenta Katsuki, tallando su cuerpo con jabón que ha comprado el mayor para ambos.

—Será porque ya es tarde. -le responde Izuku. —Y me alegra que sea así, de otra manera no hubiera podido disfrutar del baño.

Katsuki se levanta del pequeño asiento en donde estuvo lavando su cuerpo, para una vez limpio, poder entrar a la gran bañera.

—No sabía que este sento no cerraba en todo el día. -volvió a hablar, ya estando en el agua.

—Todos la tienen difícil. Ganarán más dinero si no cierran, aunque debe ser cansado.

–Supongo... Como pensaba, no estoy cómodo sin mi arma. -se quejó moviéndose en la bañera con incomodidad.

—Estaba pensando lo mismo.

—¿Cómo puedes cargar ese tipo de arma todo el tiempo y no lastimarte ni siquiera una vez? -cuestionó Katsuki con verdadera intriga.

—Bueno, es lo mismo que con la tuya, ¿Te has cortado alguna vez con ella? -voltea a verlo por fin. Anteriormente tenía su mirada fija en sus ropas y armas que estaban cerca de la entrada.

—No es lo mismo. -tapó su rostro con la pequeña toalla relajándose, vaya que le hacía falta un baño como ese.

—Entonces digamos que es suerte. Nunca he pensado en que podría lastimarme con ella en ningún momento.

—Mm.

Se quedaron en el cómodo silencio por varios minutos, descansando tanto sus cuerpos como sus mentes.

Izuku fue quien hizo ruido en medio de la calma, se movió en el agua para acercarse al cenizo, que estaba casi en la otra esquina de la bañera. Este pudo sentirlo por lo que no hizo falta comprobarlo con la mirada.

—¿Qué pasa? ¿Te sientes solo? -bromeó.

—Sí.

Katsuki quitó la toalla de su rostro para mirar al mayor, aún no podía acostumbrarse a tanta sinceridad.

Solo quería burlarse un poco de Izuku como este con él, más nunca le resultaba bien.

—Alguien podría entrar... Estamos en un baño público, ¿Me escuchas? -decía alejándose un poco, era inútil pues el ojiverde parecía querer apretarlo contra él.

—Nadie vendrá.

—¡El hombre de la entrada nos va a escuchar! -susurró alto, tomando las manos de Izuku que ya estaban en su cintura.

—¿Y qué?

—Izuku... -gimotea sin soltar las manos que lo sostienen.

El mencionado besa su cuello, solo está jugando con él. Por supuesto que no haría nada en un lugar así.

Lo suelta antes de que el cuerpo de ambos tenga algún tipo de reacción.

—Creo que es suficiente, ya estamos limpios. -se separa del cenizo, poniéndose de pie y saliendo del agua.

—Maldito...

Izuku trata de no reírse ante el “insulto” del menor.

—¿Qué? No dije que te haría nada. -justifica. —Tú mismo empezaste a decir cosas raras.

Katsuki toma la toalla que dejó en el piso segundos antes, lanzándola hacia el rostro del ojiverde, quien la atrapa con mucha facilidad.

Lo que no esperaba Izuku, era que el cenizo saliera del agua al mismo tiempo que hizo su movimiento, así dejándolo a él indefenso por concentrarse solo en la toalla.
Ya era tarde cuando las manos de este se encontraban tomando su más preciada posesión.

—Una palabra más sobre esto y te dejaré sin herencia. -amenazó con una sonrisa asesina.

—Ka-Kac-chan, pe-pero si yo pienso casarme co-contigo.

El ojirubí tuvo una respuesta involuntaria en la mano que sujetaba la parte baja del mayor por lo que este mismo dijo, causándole leve daño de verdad.

—¡Auch, auch! ¡Kacchan! -se quejó tomando con su mano libre aquella que lo sujetaba fuerte. —¡No lo volveré a hacer, lo siento!

Katsuki reaccionó, seguía en trance imaginándose lo que Izuku le había dicho antes.

“Maldito bastardo hablador, sabe muy bien que decir siempre.” piensa.

Soltandolo, finge no haberse ilusionado y camina hasta su propia ropa.

—¡De nada sirvió confesarme así! ¡Me terminaste rompiendo los -!

—No estás hablando en serio. -interrumpió el menor.

Izuku se dejó de juegos, el momento de diversión entre ellos ya había pasado, ahora tenía que hablar desde el fondo de su corazón.

—Lo estoy. -confirma desde su lugar. —Se lo prometimos a la abuela. Además, desde antes que lo estuve pensando. -amarró en su cintura la toalla que Katsuki le había lanzado y se acercó a él. —Si tengo que pelear con el shogun para que nos acepte, entonces lo haré, Kacchan, voy en serio con esto.

—Hasta donde yo recuerdo eres un hombre pacifista, ¿No? -dijo de espaldas, con su nuevo kimono en mano, recordando a la adorable señora que se lo obsequió.

—Podría convertirme en un rebelde por ti. -declaró sincero.

Katsuki solo giró a verlo con esos ojos brillando de alegría, pero sin admitirlo en voz alta.


.

.


Ya les hacía falta un baño a los enamorados.

nota:

Los rebeldes eran personas que iban en contra del shogun, estos en la vida real se hacían llamar Sonnō jōi, y era un movimiento político (pueden investigar de esto si les da curiosidad).

Dekubaku En Edo - [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora