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*Advertencia: Momento +18.

El separador avisa donde termina↓










—¿No hay alguna forma de poder hacerlo?

—La hay, pero te dolerá, mejor no.

—¿Cómo sabes que me va a doler? Además, puedo soportarlo.

—No, no debes. Mira, Katsuki, es cierto que ya no eres un niño, pero sigues estando en desarrollo, o eso supongo ya que no dejas de crecer. -dice inconforme lo último. —Si me convirtiera en la causa de algún problema en tu cuerpo, nunca me lo perdonaría. -abraza al cenizo fingiendo dormir.

Los dos estaban acostados en el futón, donde no hay espacio suficiente para ambos a la vez, pero se las arreglan acercando sus cuerpos al punto de parecer fundirse con el otro.

—¿Y cómo estás tan seguro de que duele? -vuelve a preguntar.

—No tienes que comprobarlo, por tan solo el hecho de decir que algo tiene que entrar por un lugar donde las cosas salen, creo que es más que obvio. -puede sentir el aroma del más bajo entrando por su nariz, sus sueños podrían ser agradables gracias a esto. —Si aún no he sido lo suficientemente claro, entonces tendré que decirte a detalle la información que conseguí.

—¿Dónde? -le pregunta intrigado.

—Con la mujer del barrio rojo.

—¿Para eso ibas a verla? Creí que le preguntabas sobre tu padre.

—... Bueno, también por eso.

Katsuki se gira hacia Izuku para esconder su rostro en el pecho de este, el peliverde lo sostiene más contra su propio cuerpo como si tuviera miedo a que se fuera. Ninguno de los dos saben expresar bien lo que sienten con palabras, por lo que buscan la manera de decírselo mediante el contacto físico.

—De verdad quiero hacer algo contigo, Izuku...

Al peliverde le gustaba el como se comportaba Katsuki en momentos así, parecía diferente a lo de siempre, como si le gritara que lo quiere, o al menos esa es su manera de interpretarlo.

—Está bien. -cedió sin más. —¿Quieres que te toque? ¿... O tal vez quieres que use mi boca? -alcanzó el rostro del cenizo entre sus manos, levantandolo a una altura suficiente donde pudo besarlo.

Disfrutando de la boca del otro con ansias, el ruido de la saliva y sus labios chocando era erótico.
Bakugo empezaba a tener una erección mientras se aferraba al cuerpo del mayor, movió sus caderas frotándose contra este.
Izuku interrumpió el apasionado beso, poniendo su dedo índice en los labios del cenizo tocando la saliva que este había dejado salir, lo miraba con un deseo intenso; una pequeña sonrisa se asomó en su rostro y llamó “lindo” al ojirubí excitado que se movía contra él.
Volvió a besarlo aún más salvaje que antes.
En el pequeño futón, le dio la vuelta para tenerlo debajo suyo, apoyó su miembro en el de este moviéndose para hacer fricción entre ambos, Katsuki soltaba cortos gemidos que ponían a Izuku más caliente de lo que ya estaba. Este último se separó del beso y se reincorporo, abrió la yukata del menor dejando ver su cuerpo desnudo al sacarle la ropa interior, tomó entre su mano el pene de Katsuki, masturbando prinero despacio, haciéndolo gemir más.
Se inclinó hacia el pecho del cenizo lamiendo el pezón izquierdo y tocando el derecho con su mano libre.

Katsuki enterró sus uñas en la espalda del mayor, gimiendo fuerte sin contenerse, no había nadie a los alrededores que pudiera escucharlo.

Sentía que estaba por venirse ante el increíble toque de Izuku, le avisa en un gimoteo, mismo que el ojiverde ignora llevando su mano que estaba ocupada en el pecho del cenizo, hasta los testículos de este para estimularlo más.

Dekubaku En Edo - [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora