!¿Çūltø?! - Eddie Munson.

Esperando lo peor.

- Yo... -

- Tu... - dijo mirándome.

- Lo haré. Voy a proteger a mis seres queridos. - dije decidida.

- Me alegro. Es una noche. - dijo y yo sonreí - Pero créeme, va a ser una de las noches más difíciles de tu vida. -

Yo me puse nerviosa. - Lo haré, me da igual lo que pase. - dije.

- Bien pues... Sígueme. - dijo poniéndose de pie.

Caminamos como veinte minutos. ¿Que tan grande es esto?

Llegamos a una habitación toda negra. Con un armario fuera.

- Ahí hay ropa para que te cambies. - dijo.

- ¿Me van a rapar? - pregunté y el negó.

- No, y luego te voy a explicar el porqué. - dijo y yo asentí.

- Bueno, te dejo para que te cambies. Dijo volteando se.

- Mm. Ok. - dije cambiándome lo más rápido posible.

- Quítate todo los pendientes, collares, pulseras... Etc. -

- Bueno. - dije sacandomelos. - Listo.

- Ahora, recoge tu pelo en una coleta baja. -

Yo hacía todo lo que el me ordenara.

- Bien. Entra a la habitación. Yo iré a la habitación de chequeo. - dijo. - Tu espera de sentada en el suelo. En el centro de la habitación.

Simplemente asentí e hice lo que me ordenó. Un minuto después me dijo por los micrófonos.

- Hola. Ve. - pausa. - ¿Estás lista?

Suspiré y asentí. Estaba nerviosa, muy nerviosa.

- Bien, ahora haz lo que te diga. - dijo. - Inhala, exhala.

Y eso hice.

- Inhala, exhala. - dijo y lo volví a hacer.

Se repitió por unos cuantos minutos, hasta que me dormí.

- Dentro. -

Me desperté en una habitación, miré mis manos, eran manitas pequeñas.

Ya recordé. Estaba en mi habitación mucho antes de que me secuestran los del laboratorio.

- Vamos pequeña. Despierta. - una mujer me habló.

Esa es mi ¿Mamá?

- Mamá. - dije.

- Si, aquí estoy.- dijo levantándome le la cama.

- ¡Mamá! - grité abrazándola.

- Bueno querida. Hoy vamos a visitar a tu abuelo.

- Al abuelo... ¿Por qué? - pregunté.

- ¿Como que por qué tontita? Es su cumpleaños. - dijo don una sonrisa.

Me cara de felicidad se vió interrumpida por la realidad.

¿Así que este era el reto que tenía? Ver el mayor de mis traumas.

El día en el que vi a mi madre ser descuartizada.

- ¿Que te pasa mi amor? - dijo esta acariciando mi mejilla.

- Nada, madre. - respondí.

- Bueno, vístete. Que nos tenemos que ir pronto. - dijo y eso hice.

La ropa era muy fea. Para mí parecer. Así que agarré lo que más me gustó.