Casa Creel.

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*Narra Ve*

Después de ese loco momento. Nos trasladamos a casa de Putimike, más concretamente a su sótano.

Steve me había traído una manta y con chocolate caliente que me preparó a señora Wheeler.

Dustin se sentó a mi lado ye agarró la mano.

- Me alegra que estés bien. - me dijo.

Yo apreté su mano. - Me alegra estarlo.  Y que ella también lo esté. - dije señalando a Max con la cabeza.

- Ve, no sabes la admiración que siento por tí. Desearía ser como tú. Desearía ser más valiente... - dijo y bajó su cabeza.

- Si fueras más valiente, serías un demogorgon. - dije y el soltó una pequeñita risa.

Sentí que ponían una mano en mi hombro.

- Gracias por seguir viva. - me dijo Steve.

Puse mi mano sobre la suya.

- No se iban a deshacer de mí tan fácil. - dije con una sonrisa.

Sus ojos se iluminaron.

Escuché como la puerta se abría de un portazo y una Nancy bajaba histérica.

Cuando me vió se lanzó a abrazarme. Apretando lo más fuerte que podía.

Por suerte ya me había terminado mi chocolate.

- ¡No sabes lo preocupada que estaba por tí! No sabes el pesar que sentí cuando dijeron que estabas apunto de morir... - dijo, y mi hombro se humedeció.

- Nancy, aquí estoy, ¿Si? Y es gracias a tí que estoy viva... Y ahora deja de llorar que me estás haciendo llorar a mí también. - dije conmocionada.

- Fue gracias a Robin. Ella lo descifró. - dijo Nancy.

Alzé mi mirada para ver a Robin. Ella me miraba con miedo, como si la fuera a agarrar del pelo y estrellar su cabeza contra la mesa.

- Gracias, Robin. Gracias. - dije cuando las lágrimas me caían. Pero con una sonrisa.

Ella me correspondió la sonrisa. - No fue nada, Ve. -

- Eddie... ¡Tengo que contactar con Eddie! - dije de repente. 

- Tranquila, fiera. - dijo Max. - Ahora tienes que descansar.

- Si, Max tiene razón. - dijo Dustin. - Pero... Tengo una pregunta para tí.

- Si... Dime. - dije.

- Ehh, bueno. Ve... ¿Te gusta Eddie? - soltó de repente.

Eso me tomó desprevenida.

De un momento a otro todos en la habitación estaban esperando mi respuesta.

- Eh... Si digo que no... ¿Me creerían? - pregunté.

- No, la verdad es que no. - dijo Steve.

- Entiendo, entonces si, me gusta. - dije.

- No puede ser... ¡No puede ser! - exclamó Robin, llevándose las manos a la cabeza. - ¿¡Ha habido algún acercamiento!? - Preguntó tirándose al lado mío en el sofá.

- ¿Tu y Eddie? - preguntó Dustin. - Serían mis padres soñados.

Yo me sonrojé y bajé la cabeza.

- Bueno... Si hubo varios acercamientos. - dije.

- ¡No jodas! ¿¡Cuáles!? - preguntó Nancy.

- Bueno, pues. Fue... Ayer en la noche. Yo ofrecí que se hospedara en mi casa. Y- Ya el aceptó. La mierda es que le dije lo de la maldición y nos pusimos a bailar lento, y... Si, se sintió bien. La cosa es que nos íbamos a besar ¡Pum! Un trueno sonó y nos separamos. Y después me preguntó si me dada igual mojarme y yo no entendí hasta que me sacó al techo y nos sentamos en la orilla de este a ver la tormenta. Y, el me dijo cosas y me regaló este anillo. - dije mostrándolo.

!¿Çūltø?! - Eddie Munson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora