🥊CAPÍTULO 8 🥊

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Nota: recomiendo escuchar la canción de multimedia para una lectura óptima ;)

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Nota: recomiendo escuchar la canción de multimedia para una lectura óptima ;)

TRENTON

Todo iba bien hasta que empezaron a retransmitir ese maldito partido de béisbol ayer por la noche.

Sí, ya sé que suena absurdo de narices. Pero es lo que pasó.

El día fue sobre ruedas. Al principio le costó, pero enseguida Keisha se levantó cuando fui a llamar a su puerta a las seis en punto, no rechistó mientras corríamos por el bosque ni cuando le puse un circuito de ejercicios bastante complicado.

Tampoco con la nueva dieta, a la que parece estar adaptándose a base de fuerza de voluntad. Tengo que admitir que eso me enorgullece, porque se está esforzando.

Pero entonces, por la noche, encendió la tele y al hacer zapping vimos que estaban pasando un partido de los Yankees y su expresión afable se transformó por completo en algo que todavía me cuesta definir, pero que definitivamente no era bueno.

Me di cuenta de inmediato y le pregunté si quería que cambiara el canal, pero ni me miró al negar con la cabeza, como abstraída.

Se pasó todo el tiempo que duró el partido con la vista fija en el televisor y el cuerpo rígido. Era como si estuviera ahí pero al mismo tiempo su mente se encontrara muy lejos.

Y entendí que no era por lo que estaba viendo, sino por los recuerdos que le despertaba. La dejé en paz, tragándome las preguntas y la inquietud cuando se levantó con brusquedad, nada más terminó el encuentro, apagó la tele y subió a su cuarto, dando un tremendo portazo.

La seguí y me quedé parado delante de su puerta, inseguro acerca de qué hacer. No quería invadir su espacio, pero podía escucharla claramente sollozar y eso...no me gustaba. No me gusta que esté triste.

Así que pensé que solo debía descansar un poco y calmarse, que cuando se levantara al día siguiente estaría como nueva. Pero me equivoqué, porque lo que quiera que le despertara ese maldito partido ha sido lo bastante intenso como para que no quiera saber nada del entrenamiento.

He tratado de insistir, pero ha sido inútil. Está empecinada en quedarse encerrada ahí dentro hasta la próxima glaciación y, aunque me saca de quicio esa actitud, no quiero presionarla y acabar desencadenando algo peor.

Sin embargo, tampoco estoy dispuesto a quedarme de brazos cruzados. Es casi la hora de comer y no ha salido de ahí ni siquiera para ir al baño.

Si ella no quiere, seré yo quien entre.

Decidido, bajo a la cocina y rebusco en la despensa y el frigorífico para tratar de hacer una comida decente.

No es que cocinar sea precisamente mi fuerte, pero tantos años solo me han obligado a defenderme entre fogones lo justo para sobrevivir.

Trenton: Peligrosa adicción ✔ COMPLETA ©️ EN FÍSICO CON MATCHSTORIES EDITORIAL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora