🥊CAPÍTULO 11🥊

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TRENTON

La mañana de compras con Keisha me ha traído a la mente recuerdos de tantas otras veces en el pasado en que disfrutamos de algo tan cotidiano. Como cuando nos peleábamos por cuál era el mejor champú o ella negociaba conmigo para que la dejara echar más snacks y refrescos al carrito en los días libres de la estricta dieta que seguíamos.

He echado de menos todas esas pequeñas cosas y a juzgar por la mirada nostálgica de Keisha, ella también.

Dar con el regalo perfecto para Evie ha sido fácil, eso sí gracias a su ayuda porque a mí no se me habría ocurrido. Y eso que nos hemos recorrido prácticamente todo el centro comercial.

Tengo mucho que aprender todavía.

Tras pedirle a la dependienta que lo envolviera en papel de regalo color violeta – el favorito de mi hermana – hemos pasado por caja con algunas cosas más que llevaremos a la fiesta. Keisha ya tiene su regalo envuelto en casa y me muero por saber qué es, ya que no ha querido soltar prenda.

Ella se ha ido a casa y yo he decidido dar un paseo para despejarme. En esas estoy cuando recibo una llamada de Will.

Descuelgo enseguida, curioso.

— ¿Qué hay? Necesitas ayuda para ver qué te vas a poner esta tarde — me meto un poco con él. Aunque es verdad que a Will le encanta ir siempre de punta en blanco y es de esos que cuidan al máximo su apariencia.

— Ja, ja, muy gracioso. Pero no te llamo por eso — puntualiza y su voz suena turbada. Empieza a preocuparme.

— ¿Entonces qué pasa? — pregunto, sin rodeos.

— Keisha vino ayer a pagarme el alquiler y yo no puedo seguir así. Cada vez me siento peor al pensar que la estoy engañando, deberías decirle la verdad — expone, encontrándose entre la espada y la pared. Tiene razón.

— Lo sé y siento tener que ponerte en esta situación. Se lo diré pronto, de verdad, solo necesito un poco más de tiempo — le explico, esperando que lo entienda.

— ¿Tiempo para qué, Trent? — inquiere, extrañado.

— Para ver en qué punto estamos — me sincero.

— Está bien, tú verás. Solo digo que las mentiras no traen nada bueno.

Créeme amigo, lo sé muy bien.

— Tienes razón, te prometo que lo arreglaré. Nos vemos luego en la fiesta.

— Vale, hasta luego tío — nos despedimos y cuelgo, meditando acerca de qué hacer.

Sé que mi amigo tiene razón y que tarde o temprano tendré que contárselo a Keisha.

Pero ahora solo quiero disfrutar de un rato con ella, mis amigos y mi familia.

Lo demás tendrá que esperar.

...

No son ni las cinco todavía cuando llego a casa de mi hermana. Estaba impaciente y me he adelantado por si tengo que echar una mano.

Pero también con la esperanza de ver a Keisha un poco antes, con menos gente de por medio.

Disfruté como un enano el otro día con nuestra carrera por el bosque y Simba de compañía. Aunque echara a perder el momento.

Es curioso, porque Keisha no deja de repetirme que lo nuestro no puede ser, pero su lenguaje corporal habla un idioma bien distinto. Y mientras siga siendo así no pienso darme por vencido.

Trenton: Peligrosa adicción ✔ COMPLETA ©️ EN FÍSICO CON MATCHSTORIES EDITORIAL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora