🥊CAPÍTULO 13🥊

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KEISHA

La rutina está resultando tan agotadora últimamente para Trenton y para mí que apenas nos hemos visto desde que se quedó a dormir en casa y me abrazó para consolarme después de aquella horrible pesadilla. Y de eso han pasado ya semanas.

Él se pasa el día entrenando y viendo reposiciones de combates de Andrey para estudiarlo y conocer sus debilidades – supongo que el ruso estará haciendo lo mismo con él – mientras que yo me dedico a mis clases todos los días, acudo de vez en cuando a consulta y cuido de Simba y de la casa, que no se limpia sola.

Además, me las arreglo para pasar algo de tiempo con Evie – y Trent, ya que uno de los pocos momentos en los que coincidimos – para que se distraiga. Kamilla todavía sigue con el susto en el cuerpo (pese a que le aseguramos que después de la advertencia de Trenton, juró mantenerse alejado de ellas) y apenas sale de casa excepto para ir al trabajo, donde pasa la mayor parte del tiempo.

Hoy, sin embargo, llego antes a dar mi clase matutina y me encuentro con Trenton, que está levantando una cantidad casi obscena de peso sin mostrar apenas signos de cansancio.

Lo suyo es de otro mundo.

Andrey está en la banca de enfrente, levantando un poco menos – pero aun así sigue siendo una salvajada, en mi opinión – y los dos se lanzan miradas cargadas de inquina de vez en cuando.

Por lo visto, el pique que tienen cada vez es más intenso ahora que se va aproximando la fecha del combate.

— Eh, te sangra la nariz. ¿Estás bien? — oigo que le dice Trent y me quedo mirándolos desde lejos, sin poder reprimir mi curiosidad.

El ruso deja las pesas con brusquedad y se pasa una mano por la zona para comprobar que, efectivamente, esta se empapa del fluido carmesí. Madre mía, no me había dado cuenta.

¿Me lo parece a mí o le tiemblan las manos?

— No finjas ahora que te preocupas por mí, Sawyer. Estarías contento si me quitara de en medio, ¿o me vas a decir que no? — espeta, con tono algo agresivo.

Me quedo un poco sorprendida por su arrebato de mal genio, tan acostumbrada como estoy a verlo de buen humor.

Hasta Pétrovik ha dejado de supervisar a los demás para ir a ver qué pasa.

Trenton tuerce el gesto.

— No digas gilipolleces. Yo que tú bajaría el ritmo, solo eso digo — le replica, conciliador.

Parece que Andrey no está teniendo una buena mañana y se revuelve, dejando las pesas a un lado y levantándose para encararlo.

— ¿Quién coño te crees que eres para decirme lo que tengo que hacer? — gruñe, con tanta rabia que me quedo helada.

Trenton resopla y lo imita. Los dos se acercan peligrosamente y temo que puedan llegar a los golpes aquí mismo.

— ¿Qué problema tienes conmigo? Suéltalo de una vez.

Trenton no se amilana y el ambiente se caldea por momentos. Estoy a punto de intervenir, pero Pétrovik se me adelanta, poniéndose en medio de ambos para separarlos.

— Eh, eh, tranquilos los dos. No quiero este tipo de malos rollos en mi gimnasio, ¿está claro? — clama, con su vozarrón. Está entre dos líneas de fuego y le pone una mano en el pecho a cada uno, porque parecen a punto de saltar. Sobre todo Andrey —. Id a daros una ducha fría a ver si os calmáis un poco — ordena, con una expresión que indica que más vale que no lo tenga que volver a repetir.

Trenton: Peligrosa adicción ✔ COMPLETA ©️ EN FÍSICO CON MATCHSTORIES EDITORIAL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora