Trenton Sawyer ha luchado con sudor y sangre para salir de una vida de violencia y autodestrucción. Años y años de entrenamiento le han llevado a convertirse en uno de los mejores luchadores de la MMA en las últimas décadas.
Sin embargo todo ese sac...
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Acordaos que falta el epílogo, mañana lo estaré subiendo <3 estoy muy emocionada por haber escrito el final del primer libro y deseando conocer vuestras impresiones, son muy importantes para mí ❤❤
KEISHA
Con la partida de Trenton, se ha roto todo lo bueno que quedaba de mí. Yo me he encargado de matarlo.
He llorado hasta quedarme sin lágrimas, he gritado hasta quedarme sin voz, he arrasado todo cuanto se me ha atravesado y ahora me estoy ventilando una botella a palo seco de ron.
Vincent todavía no ha hecho acto de presencia y sé por qué.
Todo es parte de su juego, del gran espectáculo.
Me quiere desesperada, hundida y anímicamente destrozada. Pero eso no va a pasar.
No me someteré, nunca más seré su puta marioneta.
Esta noche voy a todo o nada, a matar o morir.
Harta de esperar a que ese canalla decida que ya me ha torturado lo suficiente con esta incertidumbre y se digne a dar la cara, encamino mis pasos tambaleantes escaleras abajo.
¿Mi objetivo? El cuchillo más grande que haya en la cocina.
Esta vez no me va a pillar desprevenida.
Con lo que no ha contado esa rata, es con que sé cómo piensa y actúa y todo este tiempo que pretende convertir en un suplicio es, en realidad, una ventaja para mí.
Irremediablemente, pienso en Trenton.
¿Cómo le estará yendo el combate? ¿Estará bien?
Apuesto a que me odia en estos momentos. Y con razón.
Yo también me odiaría.
Pero esto lo hago tanto por él como por mí.
— ¿¡Dónde estás bastardo!? Da la cara y deja de esconderte. Ya me tienes a tu merced como querías, ¡es tu oportunidad! — chillo como una demente, blandiendo el cuchillo en todas direcciones.
La paranoia se apodera de mí y espero encontrármelo en cualquier rincón, listo para saltar sobre mí.
— ¡¡No me vas a tomar desprevenida, cabrón!! — bramo. He perdido la cordura por completo, pero no me importa.
Algo suena en el salón.
Aguzo el oído.
Música.
Respiro aliviada al darme cuenta de que es el tono de llamada de mi móvil.
