25. Esto ya no es divertido

11 1 0
                                    

Valerie

El dolor de cabeza era insoportable, mi cuerpo se sentía cansado, como si no hubiera dormido en horas, quizás porque no había dormido horas y estaba mirando el techo como estúpida. El silencio era mi asesino, lo cayada de mi celda, se sentía raro, algo estaba por pasar. Desde que tenía memoria cada que no lograba conciliar rápidamente el sueño era por que algo pasaría, presentía las cosas, o eso era lo que creía, en realidad podía ser el insomnio por mi manera de sobre pensar las cosas, ya ni si quiera recordaba cual había sido el detonante de todos mis pensamientos, era difícil pensar en el detonante cuando mi mente ahora no podía parar de creer que algo sucedería. Desde que me habían asignado una celda medica...todo era raro, no había podido ver a Camil, hablar con ella, explicarle por qué no le habíamos mencionado nada, porque no habíamos decidido contarles. Recuerdo aquella charla con Jeyron, al inicio lo dudo, pues no solo era mentirle a mi mejor amiga, era mi cuñada, mi alma gemela, la hermana de Jeyron y tía del bebe. Se lo había sugerido a Jeyron, el acepto luego de tanto, pues era lo mejor. Ambos habíamos decidido mantener el embarazo hasta el tercer mes donde posiblemente empezara a notarse el cambio de mi cuerpo, el cambio de humor, el cambio en general. ¿Qué lo había arruinado? Era más que obvio que Eleanore se enteraría, pues ella manejaba todo, lo debía saber todo para seguir controlándolo todo, entre esas cosas ahora mi embarazo.

Negué nuevamente, era extraño todo ¿Qué necesidad de aislarme de mi propia familia? Camil y Sidney ni eran peligrosas —no para nosotros— en realidad sé que estarían cuidándome, estarían velando por mí. A pesar de que Camil se enojara al inicio estaría encantada con la idea...si salíamos vivos de aquella prisión, posiblemente hasta nos pediría pintar la habitación del bebe, sería algo lindo. La calma me perturbaba más que el caos, seguramente estaba tan acostumbrada a estar siempre acompañada que esa soledad tan callada me estaba enloqueciendo. Algo que me podría caracterizar era la poca calma qué llevaba mi vida, sin duda siempre estaba de un lado a otra, la mafia, los chicos, mi tiempo con Jey, mi propio tiempo, las cosas no resultaban tan fáciles como sonaban, dirigir algo siempre era más tedioso de lo que te mostraban. Tal silencio ensordecedor acabo cuando sus pasos a mi dirección me ilusionaron, toda esperanza se desvaneció al verla.

—Supongo que tú y él bebe están bien — pregunto la rubia.

—Claro, estamos de maravilla, estaríamos mejor si nos dejaras ir con la tía Camil y la tía Sidney —murmure con sarcasmo.

—Qué pena, pero, ambas deben estar vigiladas de que no les ocurra nada

—¿Desde cuándo te importo?

—Desde que llevas al siguiente heredero de Bratva

—¿Perdón?

Por un instante creí escuchar mal, su sonrisa me corroboro que era verdad, que sus palabras eran ciertas. Tomé mi abdomen por un instante, sentí un dolor formarse en mi pecho, rodear mi corazón.

—¿Creíste que cuidaría de ti?

—Jamás

—Imaginaba que eras más ingenua

—Tu...un real demonio, no te permitiría tocar a mi hijo

—No te lo pediré como un favor, lo tomare cuándo quiera —se acercó al cristal, cortando un tanto la distancia— me encargare que esa criatura termine siendo lo que yo quiero, lo que yo siempre he deseado

—¿el muñeco perfecto?

—Exacto

La convicción en sus ojos era tal que llegaba a sentirse terrorífica, al parecer se creía dueña hasta de mi propio hijo, que pena.

Phycothic Teens 2: The New GameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora