══════════
Ailen sentía rabia, llanto y confusión, necesitaba más respuestas, se odio por haber huido apenas Sam pronunció esas palabras, pero es que la verdad la golpeó tan de pronto que todo su mundo se sacudió.
Si se hubiera quedado, tal vez Sam hubiera podido explicarlo mejor, pero no soportó la vorágine que se remolinaba en su interior. La traición, la rabia, el deseo que sintió con aquel beso, el dolor, compasión por ver a Sam tan deshecha, confusión de saber si estaba siendo sincera por primera vez o seguía jugando a algo más. Sin contar el sentimiento más grande de todos, el miedo. Aún estaban en terreno peligroso, cerca de sus padres y no sé podía dar el lujo de quedarse lejos mucho tiempo por si su padre la buscaba y tampoco el de llorar descontroladamente para que sospecharan que algo había ocurrido.
Esa disputa entre los Carson y los Leray la estaba consumiendo, era la cereza de aquel pastel, a pesar de todo lo que ocurría con ella, aun tenía que lidiarlo sola porque sus familias no se toleraban. Pensó en que no le dio oportunidad a Sam de contarle nada, ya se había alejado y tenía ganas de regresar a donde estaba para hacerle mil preguntas. Estaba enamorada, okey, pero, ¿ella lo había sabido o era un secreto que Sam siempre mantuvo? De no ser así, entonces ¿era correspondido? ¿sus padres sabían?
Su madre algo debía saber, ese cuidado que tomaba siempre de que su padre no se enterara de Sam, algo le decía que no tenía mucho que ver con negocios, Sam no tendría la culpa de lo que fuera que hubiera hecho el señor Leray. Aunque de su padre se esperaba cualquier cosa, tampoco podía tomarse ese pensamiento muy enserio.
Estaba apretando sus manos al rededor del lavabo del baño. Había huido de Sam porque tenía que recomponerse. Primeramente no podía joder todo exponiéndose a su padre en aquel estado alterado. Su padre debía saber que el señor Leray estaría ahí y junto con su hija, no se había portado tan controlador durante la noche, pero Ailen no quería darle de que sospechar, porque a pesar de todo quería seguir teniendo oportunidad de hablar con ella, a pesar de todo.
Pensaba en todo y de todo en ese momento. Se obligó a tranquilizarse. Se anestesio así misma diciéndose que la dejaría explicarse en otro momento y probablemente eso bastaría. Bastaría y la perdonaría y probablemente la volvería a besar.
¿Por qué pensaba en el beso más que en la traición que había sufrido?
Si bien el beso era también prueba de su traición, lo había sentido tan intenso y sereno a la vez. Había sido algo que quería que pasara y que no estaba segura de querer hasta que realmente pasó. Y ahora estaba segura de que le había gustado, de que Sam le gustaba, de que quería otro, y de que probablemente la perdonaría. Por dios ¿qué había dicho Sam?
Estaba enamorada de ti
¿Estaba? Bueno a Ailen se le hincho el pecho, porque con ese beso estaba segura de que hablaba también en tiempo presente.
Y hablaba por las dos.
Necesitaba hablar con ella, pero no en ese momento. Por eso cuando alguien entró de súbito al cuarto de baño y Ailen giró para darse cuenta que era ella, volvió a huir.
— Ailen por favor... —. A la castaña le dolió oír la voz de Sam así, quebrada y triste, evitó verla a los ojos y pasó por un lado para salir de ahí.
— No, Sam, por favor tú... — Ailen se zafó bruscamente del agarre que pretendía la pelinegra en su brazo.— Solo... déjame.
Salió de nuevo corriendo, antes que las lágrimas que había secado brotaran de nuevo, antes que la expresión que se había esforzado por borrar de su rostro regresará. O antes de arrojarse a sus brazos y besarla de nuevo.
ESTÁS LEYENDO
En el corazón se pertenece
RomanceAilen despierta de un terrible accidente con la memoria afectada, no recuerda qué pasó, no recuerda ni a sus padres, se siente frustrada, agobiada y sobre todo, engañada, conforme pasan los días, siente que no le están diciendo toda la verdad, quier...