Una visita inesperada

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Sonó el despertador de tu teléfono, habías tenido un agitado sueño, corrías sobre un enorme pasillo de una alfombra roja, había extraños retratos en las paredes, todos de cartas de poker, y al fondo una enorme puerta dorada con un picaporte en forma de diamante.

-Estúpidas noticias...- quizá fue algo que quedó en ti por el cateo de aquella noche en el bar de la televisión.

Era viernes, así que tenías permitido llevar pantalón de mezclilla y una vestimenta algo más informal a tu oficina.

Desayunaste pancakes y un café, un poco de fruta y estabas lista para salir, tomaste tus llaves y cerraste la puerta.
Mientras esperabas un taxi fuera de tu edificio viste una enorme camioneta del otro lado, no era de algún vecino conocido, no le diste importancia aunque el auto parecía totalmente de lujo.

Mientras subias al taxi, tu teléfono sonó, era Germán, desde aquella noche no quisiste hablar con él, una parte de ti estaba harta pero la costumbre te tomaba fuertemente. Pero decidiste ignorarlo por completo, necesitabas revisar algo importante y si contestabas su llamada, podía desconcentrarte por completo.

Entraste al edificio y subiste a tu piso.

-Hermosa corre...- tu compañera de área hizo señas, al llegar a tu lugar viste varias filas de documentos.

-¿Es lo que tenemos que revisar?- tu compañera asintió con la cabeza, al parecer el expediente de aquel hombre misterioso era pesado.

Pasaron varias horas en lo que leían y acomodaban documentos, el reloj marcó la hora de salida. Tu compañera y tú estaban dudando en sí tenían permiso de salir a su hora o no, pues no habían ni acomodado la mitad.

-¿Vas a guardar...?
-Si, hasta que me digan lo contrario...-
Sin haber terminado la frase, se escucho un golpeteo en el escritorio de al lado.

-Ninguna de las dos de irá, hasta que esto esté acomodado, como mínimo-
Ambas torcieron la boca, pero era una orden y debían obedecer, aquel despacho era uno de los más prometedores de la Ciudad, si soportabas un tiempo en ese lugar, se te abrirían las puertas en muchas empresas y otros despachos.

Ambas se miraron e hicieron un gesto, la ventaja era que no se quedarían solas, se podrían hacer compañía.

Pidieron una pizza y pusieron algo de música para acompañar la tarde, estaban solas excepto por el chico de cuentas por pagar, él cada viernes se quedaba a hacer cierres por la cantidad de dinero que entraba al despacho.

Ya habían pasado cinco horas, el reloj marcaba ya las 8:00 pm, un machote más y estaba listo.

-Vaya, pensé que jamás acabariamos-
-Lo sé, esta vez me gustaría que nos dieran algo adicional por todo el trabajo que tenemos que hacer-
-Hablamos con el licenciado el lunes por la mañana, ya vamonos, vino mi novia por mi, ¿Quieres que te vayamos a dejar a casa?-
-No hermosa, terminaré de hacer una relación y me voy, aparte creo que hablaré con Germán- tu amiga te abrazó y se fue.

Pasaron solo dos horas más y estabas lista para irte, y como por arte de magia, tu teléfono estaba recibiendo una llamada y era nada más que Germán.

-Déjame tomar mis cosas- pusiste su llamada en espera, y saliste del lugar, querías estar lista para arreglar las cosas, tu dependencia emocional aún no quería soltarlo.

-Escucha Ger...yo-
-Escúchame tu a mi, existen veces que no te entiendo, necesito saber si quieres seguir conmigo, estoy harto ¿Sabes? Llevamos años saliendo y jamás hemos tenido sexo, ¿Te gusta alguien más?-

Quedaste por completo helada, tu corazón latía fuerte, ¿De verdad había mencionado el sexo?

-Germán esto es real ¿Sexo? Todas las discusiones, peleas y diferencias, en tu mente son por no tener sexo, ¿Estas de joda verdad?-
-No, necesito que me demuestres que me amas, y necesito saber a donde va nuestra relación-

-Sabes que Germán, VETE AL CARAJO POR ESTA NOCHE-

Mientras colgabas el teléfono con un enorme nudo en tu garganta, una camioneta negra enorme freno de golpe a tu lado, cuatro sujetos bien vestidos en trajes que lucían caros bajaron, era la misma de la mañana.

- Bien, subanla-

Intentaste correr, pero un chico de pelo rosado te abrazó, uno más alto puso una cinta para rapar tu boca, una bolsa de tela en tu cabeza, te ataron de las muñecas y pies, por la fuerza te subieron.

Pensamientos recorrieron tu cabeza, no entendías más razón de tu secuestro, tu familia no tenía dinero, no eras alguien que se metiera en problemas, sentiste lo peor, inclusive habías perdido la noción del tiempo.

Incluso quisiste culpar a tu trabajo, quizá alguien de la contratarte quería usarte como rehén para un caso, tu cabeza armo mil historias para justificar lo que estaba pasando.

Cuando recobraste la cordura, sentiste  la camioneta detenerse, dos de los sujetos te tomaron para llevarte cargando, en ningún momento quitaron la bolsa de tu cabeza, ubicaste el sonido de un elevador. No pudiste contar los pisos, pero fueron demasiados por el tiempo que tardaron en llegar. El sonido de abrirse de las puertas fue el único ruido del lugar, sentiste tu corazón acelerarse.

-Oye Mikey.....digo jefe, ya esta aqui-

-De acuerdo déjennos solos, no quiero ni si quiera que estén cerca-

Se escucharon a los cuatro hombres salir, ¿Mikey? No conocías a nadie con ese nombre o apodo, excepto una persona, Manjiro Sano, el líder de Bonten.

Mientras escuchabas a aquellos hombres alejarse por alguna extraña razón pensaste en tu niñez.


En la semana estaré subiendo los que faltaron.
Bonita noche mis niñ@s,
Acabo de revisar y algunos capítulos pasados tenían faltas de ortografía, seré más cuidadosa.



Reina RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora