Rosas Rojas

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El toque del sol entrando por la ventana atravesando las cortinas te despertó.

"Lollipop-Lollipooop" tu tono de llamada era el mismo desde que ibas en la universidad.

Al revisar tu teléfono, viste 12 llamadas perdidas; Germán, Sam tu amiga/compañera de la oficina y un número desconocido.

-¿Si? Bueno...- dijiste mientras te frotabas los ojos, miraste tu ropa y era la misma que llevabas el último día que fuiste a tu oficina.

-¡Carajo mujer! Es un milagro que contestes, todo el fin de semana no supe de ti, me preocupe más cuando no llegaste a la oficina, sin reportarte como enferma ni nada, con todo lo que ha pasado...-

-Espera...¿Qué?...- miraste la hora y eran las 10:00 am, del día lunes -Mierda Sam, por favor cubreme, di que fui a revisar una notificación o algo, llegaré lo antes posible.

Sabías que ella te cubriría, se hicieron buenas amigas desde que tu entraste a ese bufet. Te bañaste con las prisas y que más te hubiese gustado ponerte tus primeros harapos, pero no.

Planchaste tu camisa blanca y pusiste encima un pequeño chaleco negro de punto, pusiste tu pantalón de vestir y pusiste tus mocasines negros.

Secaste rápidamente tu cabellera e hiciste una cola alta. Te maquillaste rápidamente y saliste. No te dio ni tiempo de desayunar. Había algo que no dejaba de dar vueltas en tu mente, ¿Fue real?.

No encontraste algún indicio se haber pasado en fin de semana con Manjiro Sano. Ni si quiera tu ropa estaba rota, pero el cuerpo te dolía como si hubieras tenido tres clases de yoga el mismo día.

Llegaste a la oficina, y entraste con calma, la mejor manera de disimular algo es fingir que nada pasa.

Saludaste a tu amiga y ambas se pusieron a desahogar pendientes.

Pasaron ya más de 5 horas, y como desde la mañana no habías tomado bocado alguno, sugeriste salir a comer.

A la vuelta de su oficina había un restaurante de comida Italiana muy rico, pediste una pasta fusilli con salsa ragú, Sam tenía alma de niña y pidió una pizza margarita, decidieron acompañar sus alimentos con dos copas de vino, al dar el primer sorbo, tu cerebro y todos tus sentidos sintieron una alerta.

El sabor te era extrañamente familiar.

-Disculpe mesero, ¿Qué botella es?-

-Es de nuestra mejor selección señorita, es un Château Margaux de 1995.-

Sam y tú se vieron una a la otra, era un vino caro, y estaban seguras de pedir algo más accesible.

-Me da muchísima pena señor pero... nosotras pedimos una botella un poco más.. -

-Lo sé señorita, pero fueron cortesía de uno de nuestros más distinguidos clientes, de hecho, toda su cuenta esta pagada-

Ambas se quedaron boquiabiertas.
Tu corazón comenzaba a latir fuerte, miraste a tu al rededor para saber si había algún rastro de Manjiro.

-Bueno, no se quien sea pero, gracias por apiadarse de este par de asalariadas-

El mesero y tú se echaron a reír. Después disfrutaron de su comida, querías muchísimo a Sam, se habían convertido en más que amigas, reían por todo, ella era una chica muy bromista, extremadamente guapa, inteligente, y sumamente sarcástica.

-Ya es tarde, hicimos dos horas de comida-

-Una más y pasaremos de asalariadas a desempleadas-

Agradecieron al mesero la atención y corrieron a su oficina.

Entrando a su piso vieron una muchedumbre al rededor de su lugar y en un instante todos las miraron.

-Fue un placer trabajar contigo gorda-

-No digas eso Sam, disimula-

Al acercarse vieron la razón del alboroto, en tu escritorio había una enorme caja negra con rosas rojas, estaban envueltas con un enorme moño rojo, su interior era de terciopelo negro, era una caja sumamente elegante y hermosa.

-No puedo creer que Germán te diera esas rosas, creo que esta cambiando-

-Sammy, no fue Ger- dijiste mientras tomabas una pequeña tarjeta que había escondida entre las rosas. Temerosa pero emocionada, la abriste.

La caligrafía era delicada, era muy elegante.

"Lo siento"
          -M

No había sido imaginación tuya, si pasaste el fin de semana con aquel peliblanco. Pero tenías más preguntas que respuestas, querías verlo.

Por alguna razón no estabas molesta con él, tampoco sentías miedo pero la pregunta era:

-¿Dónde voy a encontrar al jefe de la pandilla más grande cuando ni la policía ha podido con él?.

Reina RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora