Reina de Bonten

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Pasaron unas cuantas horas, desde que los hermanos salieron en busca de la chica y Mikey habló contigo, cuando en un momento; las puertas del ascensor se abrieron y los hermanos Haitani hicieron su aparición.

-Tratenme con cuidado idiotas, no saben con quien están tratando, Mikey cariño, como siempre tan guapo......- el chico se dio la vuelta, tenía la mirada fría y sombría.

Frente a ti estaba la chica que pone de cabeza al líder de la pandilla más temida, solo que su cabellera ya no era rubia, se había teñido para poder disimular entre la multitud pero, los hermanos Haitani eran excelentes encontrando y si, como lo había descrito Manjiro, su cara era hermosa, sus facciones estaban en armonía, si no supieras la historia, podrías jurar que era una muñeca salida de un aparador de una distinguida familia con buen apellido.

-Larguense Ran y Rindo, Mikey y yo tenemos mucho que hablar, y siempre nos hemos entendido mejor en la cama, así que...Chao- los hermanos no hicieron caso, solo permitían ordenes de Mikey.

-Ran y Rindo, atenla a esa silla, después salgan de la habitación- Ayla quedo tan perpleja que no puso resistencia. Los hermanos obedecieron, salieron de la habitación y bajaron por el elevador sin mirar atrás.

-Cariño...no sabía que habías descubierto nuevos fetiches, estoy lista para que me....¿Quién es esa zorra?-

-Vamos Ayla, sabes quien es, Ryon te lo contó, ¿Cierto?- la chica se puso seria, te miraba de pies a cabeza, estaba completamente furiosa, si no estuviera amarrada, claramente ya te habría matado.

-Ese idiota, ¿No pudo conseguir un doble más decente?, ni de joda me llega a los talones. Miraste furiosa, siempre fuiste intolerante a los insultos.

Mikey lo noto inmediato y le pareció atractivo tu compostura.

-Supongo que Ryon no nos acompañará esta noche-
-Supones bien, ni esta noche ni nunca, bien Ayla, deberías ser más flexible, esta noche, ella será quien decida que haremos contigo- dijo mirando en dirección a ti, ambos lo hicieron.

Al sentir la mirada desafiante de la chica, tu sangre hervía de rabia, una especie de impulsos oscuros de apiadó de ti.

Con la seguridad del mundo, quitaste las sábanas sobre ti junto con la toalla, como si llevaras un vestido del más caro diseñador lucías tu precioso cuerpo, entendiste tu mano en dirección a Mikey, el chico te miro confundido pero lentamente camino hacia ti.

-Cogeme- dijiste mientras tocabas con la yema de tus dedos tus labios.

-¿Estas bromeando perra? Si te atreves a poner tus manos de puta en.....-
-¿Qué me harás? Cállate y disfruta el show-

Mikey se arrodillo ante ti y con ambas manos separo tus piernas, introdujo su cabeza en tu feminidad y comenzó a hacer su labor, por alguna razón lo estaba haciendo con más fervor que la primera vez, lo estabas disfrutando totalmente.

Con tus manos tomaste cabeza de Mikey acercándote más a ti, empezaste a gemir intensamente, estaba succionando tu clítoris y a la vez metía su lengua en tu entrada, era maravilloso con los orales, de reojo miraste a la chica atada, estaba más que furiosa, ni si quiera podía hablar.

El chico levantó la mirada, su boca estaba cubierta de tus fluidos, limpiaba el resto que quedó con su lengua.

Mikey se puso de pie y te acostaste al borde de la cama de manera horizontal, querías que la chica viera todo lo que harías.

El chico se puso en frente de ti, subió tus piernas a sus hombros y se una estocada entró en ti, sostenía tus piernas para que no se movieran y comenzó las embestidas, estas eran lentas y profundas, ambos estaban en un contacto visual, se estaban devorando con la mirada, frotarse tus senos para mayor placer, esto le excito por completo a Mikey.

El ritmo de sus embestidas subía, tus gemidos eran intensos. -Ahora arriba- cambiaron de posición, subiste en Mikey y metiste su miembro erecto en ti, comenzaste arriba abajo, el chico tomó de tus caderas y acompaño tus movimientos.

Quitaste sus manos para ponerlas sobre tus senos, en la habitación solo se escuchaban sus gemidos y el choque de su piel.

-Termina dentro de mi-
Mikey jamás había permitido que le dieran una orden, pero no refutó, unos segundos después pudiste sentir como se llenaba tu interior mientras el peliblanco jadeaba, tu también habías llegado a tu climax, arqueabas tu espalda soltando el último gemido que tu aliento permitía.

Ambos se voltearon a ver y se dedicaron una sonrisa. Te pusiste de pie y caminaste hacia donde Ayla se encontraba, su rostro era rojo, lágrimas de rabia recorrían su rostro.
Tomaste su barbilla con una mano y dijiste:

-Estas frente a la nueva reina de Bonten perra-

Mikey soltó una risa burlona, le gusto la seguridad que demostraste y lo firme que fuiste en tus palabras.

Reina RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora